• El comercio de aguacates en México está valuado en millones, lo que lo hace atractivo para el crimen organizado, que roba terrenos y extorsiona a los agricultores.
  • Para defenderse, civiles se han armado y conformado grupos de vigilancia para cuidar sus plantaciones.
  • Todo empezó en 1993, cuando Estados Unidos firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

La mayoría de los aguacates Hass que se venden en Estados Unidos se cultivan en Michoacán. Pero ahora, donde hay aguacate también hay armas y cárteles de droga.

Fuimos a Michoacán a investigar el verdadero costo de nuestra obsesión por esta fruta. Allá, uno de cada cinco habitantes trabaja en el campo, pero muchos lo dejaron de lado para ayudar a proteger este medio de vida.

En agosto de 2020 los agricultores locales organizaron un movimiento de autodefensa llamado Pueblos Unidos. Esto para proteger sus tierras de los cárteles de droga que secuestraron y mataron a decenas de lugareños el año pasado.

Los miembros de Pueblos Unidos no tienen un entrenamiento formal y la mayoría de sus armas no están registradas —que es ilegal en México. Pero dicen que lo hacen porque no hay otra solución para lo que enfrentan. Y nos pidieron no revelar sus nombres por miedo a ser secuestrados o algo peor.

En verano, organizaron una manifestación para pedir ayuda al gobierno local y cientos de personas firmaron una petición exigiendo más seguridad.

Mientras la multitud esperaba afuera, Pueblos Unidos entregó la petición a la alcaldía. Allí, la alcaldesa accedió a hablar con la multitud pero no hizo ninguna promesa.

El gobierno proporcionó ayuda, pero los pobladores creen que no es suficiente.

Así se protegen algunos productores de aguacate de los cárteles de droga

Pueblos Unidos instaló más de 50 retenes cerca de cuatro ciudades de Michoacán. En los puestos de control, registran los coches en busca de armas y patrullan diferentes áreas para mantener alejados a los cárteles.

La mayoría de los trabajadores ni siquiera sabía disparar para protegerse antes de unirse. Ahora dedican su tiempo a practicar tiro al blanco en lugar de cultivar.

Por otro lado, las ciudades más grandes pagan a policías privados para mantener alejados a los cárteles. Aún así, estos encuentran el modo de entrar en todos los rincones del comercio del aguacate.

Por ejemplo, una instalación en Tancítaro se ha librado de ser atacada porque los habitantes de la zona pagan a fuerzas de seguridad privadas para mantener la seguridad de la ciudad y de la planta de empaquetado, según un gerente.

Otro caso es el de Eduardo Montero y sus socios, que cultivan aguacates en la ladera de una montaña rocosa y expuesta. Pero saben bien cómo enfrentarse a los cárteles.

Si Eduardo logra hacerla funcionar, su finca de 30 hectáreas podría conseguirle más de 4 millones de pesos en ingresos por cada cosecha. Y entonces, si los cárteles le cobran las tarifas locales, podría pagarles poco más de un millón de pesos en lo que llaman “derecho de piso», o dinero de protección.

Los aguacates podrían ser «la próxima mercancía conflictiva»

Un informe de 2019 cuestionó si los aguacates serían «la próxima mercancía conflictiva», pues la cadena de suministro de aguacates de México está impregnada de violencia y corrupción.

El informe también reveló que los grupos criminales roban cuatro camiones al día; han atacado y extorsionado instalaciones de envío y embalaje; e incluso empezaron a cultivar aguacates ellos mismos.

Michoacán procesó 1.7 millones de toneladas en 2020 y México exportó 1.3 millones de toneladas, principalmente a Estados Unidos. Y cerca de 400 trabajadores procesan más de un millón de aguacates al día.

A pesar de la violencia en la industria del aguacate cada vez más gente quiere unirse

Todo empezó en 1993, cuando Estados Unidos firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

«Creo que tomamos una decisión que nos permitirá tener un orden económico mundial que promoverá más crecimiento, más igualdad; una mejor preservación del medio ambiente y una mayor posibilidad de paz mundial», dijo el expresidente de Estados Unidos Bill Clinton tras la firma del tratado, en 1993.

Este acto levantó una prohibición de 83 años sobre las importaciones de aguacate desde México. Cada estadounidense pasó de comer casi 500 gramos de aguacate al año en 1994 a más de tres kilos en 2018.

Las importaciones desde México se dispararon en este periodo y el negocio es tan lucrativo que ni siquiera los actos violentos han impedido que otros intenten introducirse, aunque las mejores tierras estén ocupadas.

Y mientras tanto en el mundo, el amor por los aguacates sigue creciendo cada vez más..

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