• La industria automotriz enfrentó vario retos en 2022, y al parecer los problemas no desaparecerán en 2023
  • La escasez de coches fabricados durante 2022 provocó un aumento en los precios y una caída en la demanda de coches.
  • Aunque ahora ese problema parece estar solucionado, los analistas temen que la demanda no remonte a pesar de que tiene margen de crecimiento.
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2023 se presenta complicado para la industria automotriz.

Este año se ha distinguido por la crisis de semiconductores, iniciada en 2021; la escasez de materiales para producir coches, y el retraso en las entregas que ha provocado una baja en la demanda caiga.

Parece ser que estos problemas no se resolverán en 2023.

Poca demanda en la industria automotriz

Uno de los principales temores es que  la escasez de oferta de este año se convierta rápidamente en un escenario de baja demanda; y justo cuando la producción automovilística por fin se está reactivando.

«Hay una destrucción activa de la demanda en el sector, dada la inflación, los tipos de interés y el coste de la energía, pero hasta ahora ha afectado sobre todo a la cartera de pedidos», afirma Daniel Roeska, analista de Bernstein, y que recoge CNBC.

A diferencia de lo que ha pasado en otras crisis económicas, en esta ocasión los analistas esperan que la venta de coches en todo el mundo aumente a lo largo de 2023. Esto se debe principalmente a que las ventas de vehículos ya estaban en o cerca de niveles mínimos de crecimiento desde el inicio de la pandemia de covid-19.

Escasez de coches

De hecho, la pandemia supuso un gran problema para los fabricantes. Los cierres en las fábricas debido a los contagios y de las fronteras hizo que tuvieran que reducir drásticamente su producción. La consiguiente escasez de coches, camiones y todoterrenos nuevos hizo que los fabricantes y los concesionarios exigieran -y obtuvieran- precios más altos por los vehículos que pudieron entregar.

Algo que no ha cambiado en estos 2 años. De hecho, el primer trimestre de este año ha sido en el que menos coches se han producido de todas las marcas. Algo que no ha mejorado con el paso de los meses, que ha marcado niveles mínimos de fabricación y venta.

«La oferta de vehículos nuevos está mejorando por fin, pero el sector está cambiando un problema de oferta por un problema de demanda, y eso no es un buen augurio para los ingresos y los beneficios del año que viene», afirma el economista jefe de Cox Automotive, Jonathan Smoke.

Recesión y problemas en las cadenas de suministro

Por su parte, S&P Global Mobility espera que las ventas mundiales de vehículos nuevos alcancen casi los 83,6 millones de unidades en 2023, un 5,6% más que el año anterior.

Charlie Chesbrough, economista senior de Cox Automotive y director senior de perspectivas de la industria, detalla que el aumento esperado se debe a que muchos clientes de bajos ingresos y de alto riesgo, que normalmente abandonarían el segmento de vehículos nuevos durante una recesión, ya lo han hecho debido a los escasos coches y a los precios récord.

«Los retos a los que se enfrenta la cadena de suministro y los temores a una recesión provocarán una recuperación prudente del mercado. Los consumidores se están retrayendo y la recuperación de los niveles de demanda de vehículos anterior a la pandemia parece difícil de conseguir. El inventario y las ayudas serán barómetros clave para calibrar la posible caída de la demanda», explica Chris Hopson, responsable de previsión de ventas de vehículos ligeros en Norteamérica de S&P Global Mobility.

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