• Nusret Gökçe, más conocido como Salt Bae, ha explotado al máximo la viralidad de su meme echando sal a la carne,
  • Se convirtió en todo un reclamo de la gente que visita sus restaurantes.
  • Pero no todo era bueno, algunos exempleados denuncian que la empresa les quitaba propinas y los discriminaba por razón de género o nacionalidad.
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Nada más entrar en un restaurante Nusr-Et, comienza el despliegue del lujo. 

Fuera, te reciben porteros con traje. Dentro, tras las pesadas puertas de latón, hay refrigeradores iluminados con gruesos trozos de carne en ganchos metálicos. Un cartel de neón dice «Sin sal no hay amor». El anfitrión te lleva a la mesa, y unos meseros vestidos con guantes de látex negro te rodean como halcones.

La sala parece una discoteca por la baja iluminación y la música house. Pero solo tiene una atracción estrella: Nusret Gökçe, conocido en todo el mundo como Salt Bae.

Gökçe, cuyo imperio culinario se extiende por tres continentes, viaja a menudo de restaurante en restaurante, haciéndose selfies con los clientes y mostrando su extravagante técnica para echar sal durante toda la noche. 

«Cuando entraba, parecía que habían entrado los Backstreet Boys», cuenta un exencargado que trabajó estrechamente con el célebre cocinero en sus restaurantes de Miami y Nueva York. «Todos se ponían a gritar».

Dado que todos miran a Gökçe, la persona que lo acompaña pasa desapercibida: el llamado chico de la sal. Su trabajo principal es seguir a Gökçe con un cuenco de sal para poder realizar la maniobra de salado al instante.

Según el encargado, el chico de la sal cobra lo mismo que cualquier otro empleado. «No es un mal trabajo andar a su alrededor con un plato de sal. Cobra lo mismo que el resto de los encargados, que se matan trabajando», explica.

«Es decir, para mí es un poco denigrante», añade. «No me gustaría hacerlo».

El meme de Gökçe apareció en 2017, cuando publicó un vídeo ahora famoso en el que aparecía echando sal a un trozo de carne.
El meme de Gökçe apareció en 2017, cuando publicó un video ahora famoso en el que aparecía echando sal a un trozo de carne|Ozan Kose/AFP/Getty Images

El chico de la sal es un clásico de Gökçe: un espectáculo ridículo al servicio de la imagen del maestro de la carne. La ostentación y el espectáculo son la savia de su imperio.

En internet, proyecta una imagen de lujo y riqueza: publica fotos en un jet privado y en una lancha. Ahora está vestido de traje, con un puro en la boca y un reloj reluciente en la muñeca. En su restaurante de Nueva York, los clientes llegan a pagar 300 dólares por una Golden Burger.

Solo su restaurante de Londres facturó 7 millones de libras —cerca de 8 millones de dólares (mdd)— en sus tres primeros meses, según muestran documentos financieros públicos.

Con los años, su riqueza, personalidad y presencia —ha abierto 22 de sus carísimos restaurantes de carne en algunas de las ciudades más grandes del mundo— lo han convertido en una caricatura, la encarnación de un meme. Sus últimas bromas (entrar a escondidas en el campo del Mundial tras la victoria de Argentina sobre Francia) fueron muy criticadas

Pero las siete demandas interpuestas en dos ciudades y las entrevistas realizadas a nueve exempleados de seis restaurantes muestran otra cara de Gökçe: un tirano mezquino cuya obsesión por la riqueza y los excesos solo se circunscribe a sí mismo.

Su imagen de payaso camufla un perfil más oscuro, según las demandas y entrevistas: acusaciones de robo de salarios, discriminación, infracciones laborales y una cultura del miedo saturada de testosterona. Y mientras fuma puros y exhibe sus caros relojes, sus restaurantes ofrecen una falsa promesa de lujo, dicen los antiguos empleados.  

Los exempleados —cuyos puestos van desde camarero, barman y anfitrión hasta gerente y somellier jefe— explican a Business Insider que el icono de internet era propenso al favoritismo y a los despidos frecuentes e impredecibles. 

«Por fuera parece oro, pero por dentro es una mierda», afirma un exmesero del Nusr-Et London.

Todos los exempleados han querido permanecer en el anonimato por temor a repercusiones profesionales. Business Insider ha comprobado sus identidades e historiales laborales. 

Gökçe no respondió a las solicitudes de entrevista.

En respuesta a una lista detallada de preguntas, Christy Reuter, abogada que representa a Gökçe y sus empresas, emitió un comunicado que dice lo siguiente: «Las acusaciones no son más que una mezcla de viejas demandas en las que las reclamaciones fueron impugnadas y hace tiempo que se resolvieron». 

«Desgraciadamente, los restaurantes de alto nivel y los chefs populares suelen ser blanco de demandas sin fundamento. Nusret no es diferente. Emplea a más de 1,000 trabajadores en todo el mundo. Es una pena que unas viejas demandas y algunos comentarios eclipsen el tremendo esfuerzo que supone mantener a la plantilla, especialmente tras el COVID, o las contribuciones realizadas por el Chef Nusret en la creación de una cocina móvil para proporcionar más de 6,000 comidas calientes a las víctimas de los trágicos terremotos».

Gökçe estaba trabajando en su restaurante de Dubái en enero de 2017 en ese video. Ya sabes cuál.

En el clip de 36 segundos de Instagram, lleva gafas de sol pequeñas y redondas y una camiseta blanca con escote. El pelo negro recogido y la perilla y las cejas inmaculadas. Se agacha, cuchillo en mano, antes de trinchar un filete en finas lonchas. Cuando termina, levanta el antebrazo, dobla la muñeca y espolvorea sal sobre el filete. 

La estrella del pop Bruno Mars compartió en Twitter una captura de pantalla de la técnica de salado de Gökçe, junto a la leyenda «Annndddd I’m out» («Y me voy»). Así nació el meme Salt Bae.

Gökçe realiza su pose característica durante un partido de fútbol entre el AC Milan y el Nápoles en 2022.
Gökçe realiza su pose característica durante un partido de fútbol entre el AC Milan y el Nápoles en 2022|Miguel Medina/AFP/Getty Images

De repente, todo el mundo quería probar la carne del misterioso carnicero turco: el presentador James Corden se refirió a él como «el Christian Grey de la carne roja». Un sketch de Saturday Night Live lo parodió como «el chef más importante del mundo» y celebridades de primera fila como Leonardo DiCaprio y David Beckham acudieron en masa a sus restaurantes. 

Mientras tanto, Gökçe publicó en Instagram videos en los que aparecía echando sal desde un helicópterobebiendo un capuchino dorado bajo el cartel de Hollywood y esparciendo pétalos de rosa sobre carne dispuesta en forma de corazón para el Día de San Valentín. También aprovechó su nueva fama para abrir más restaurantes. 

Al parecer, cuando no está haciendo ejercicio o publicando fotos en Instagram, Gökçe visita sus restaurantes para ver cómo están sus equipos e interactuar con los clientes, según cuentan algunos exempleados a Business Insider. Allí, su principal trabajo es ser un meme, hasta con el mismo atuendo característico.

Su fama le ha permitido asistir a eventos como el Festival de Cannes.
Su fama le ha permitido asistir a eventos como el Festival de Cannes|Matt Winkelmeyer/Getty Images

«Su mundo no es más que Instagram y la fama. Se ha convertido en una sensación y ha ido adquiriendo ese complejo de dios», cuenta un exencargado. Para algunos empleados, su presencia creó una atmósfera de miedo, en la que cualquier paso en falso podía meterles en problemas con sus jefes o, peor aún, con el propio Gökçe. 

5 exmeseros del Nusr-Et de Nueva York interpusieron una demanda en agosto de 2021 en la que denunciaban su «estilo de dirección agresivo». Cuentan que Gökçe insultaba con frecuencia a los empleados y les culpaba de los errores de sus compañeros. 

Un excamarero del restaurante Mykonos de Gökçe comparó a su jefe con un dictador. Otro, del asador londinense, afirmaba que el ambiente era como en los Juegos del Hambre, señalando que los empleados nunca sabían si iban a ser despedidos antes de terminar su turno.

La página web del restaurante presume de un ambiente de trabajo positivo.
La página web del restaurante presume de un ambiente de trabajo positivo.Nusr-Et’s website

Cuando una exencargada de sala del Nusr-Et London aceptó el trabajo por primera vez, una amiga del sector de la hostelería le advirtió que no lo hiciera, según cuenta a Business Insider. «Es una mala idea», recuerda que le dijo su amiga.

Ninguno de estos restaurantes Nusr-Et ha respondido a las preguntas de Business Insider.

Al principio, la joven desoyó el consejo. Llevaba años trabajando en hostelería y estaba acostumbrada al ambiente estresante de un restaurante. Pero enseguida se dio cuenta de que trabajar en Nusr-Et era diferente. «Cuando estás dentro, lo entiendes. No estás relajada. Estás preparada para que te despidan». 

«No sabes si te está mirando», añade, refiriéndose a sus características lentes de sol. «Es muy incómodo estar cerca de él».

Exterior del Nusr-Et London en 2021.
Exterior del Nusr-Et London en 2021.Leon Neal/Getty Images

La encargada fue una de las primeras contrataciones del restaurante londinense en 2021. Sin embargo, dos meses después, solo la mitad de las docenas de empleados contratados seguían trabajando allí. Muchos otros, incluida ella, habían sido despedidos, según cuenta a Business Insider. Una de sus compañeras fue despedida en el acto después de romper accidentalmente un vaso delante del famoso carnicero, según explica; a otro camarero no lo contrataron porque a Gökçe «no le gustaba su camisa». 

«Si no le cae bien alguien, se acabó, sin plazo de preaviso ni nada», explica a Business Insider. «Te dicen que te vayas directamente».

También se disgustaba cuando el restaurante no estaba lleno. Durante un turno especialmente tranquilo a la hora de comer, ordenó a varios empleados que hicieran cola fuera del restaurante para que pareciera concurrido.

«Es el dueño y tienes que hacer lo que a él le gusta. No puedes discutir con él», explica la joven.

Al parecer, Gökçe también utilizaba sus restaurantes como si fueran su casa. Dos exempleados de los restaurantes Mykonos y Dubai cuentan que fueron testigos de cómo le pedía masajes a una empleada del restaurante. 

Cuando se sentía particularmente cansado, se quedaba dormido en el restaurante. «Unas cuantas veces se quedó dormido sobre los manteles de las mesas», explica otra fuente, añadiendo que no sabían si podían marcharse hasta que se despertara.

Para el Día Internacional de la Mujer en 2020, el imperio de los asadores presumió de recibir a «40,766 mujeres gratuitamente» en todos los restaurantes Nusr-Et del mundo.

Pero tres exempleadas señalan que su malestar por trabajar en los restaurantes de Gökçe estaba ligado a una cultura hipermasculina. «Sientes que te tratan mucho peor, que no te respetan», explica una exencargada de las reservas del Nusr-Et Miami. Aunque esta agente de reservas llevaba un uniforme normal, afirma que a algunas compañeras les hacían llevar vestidos que parecían de «ir a la discoteca».

Una demanda de noviembre de 2021 describe un entorno similar. En ella, Elizabeth Cruz, exmesera del Nusr-Et Nueva York, alega que un encargado le pidió que se pusiera una «falda corta, tacones altos y un top sugerente» en su primer día de trabajo. Al darse cuenta de que era dominicana, dice Cruz en su denuncia, el gerente le dijo: «Mi mujer es dominicana. Sé cómo sois las mujeres», lo que ella interpretó como una referencia a la promiscuidad sexual.

Uno de los restaurantes neoyorquinos de Gökçe en 2020.
Uno de los restaurantes neoyorquinos de Gökçe en 2020.Alexi Rosenfeld/Getty Images

Aunque se sintió humillada, Cruz accedió a la petición del encargado. Según la denuncia, sus compañeros empezaron a acosarla. Un empleado le dijo que debería trabajar como stripper. Otro la siguió hasta su casa una noche y la presionó para que saliera con él, a pesar de sus súplicas para que dejara de hacerlo. 

Dos semanas después de empezar a trabajar, Cruz pidió llevar el uniforme convencional compuesto de pantalones y camisa abotonada, pero el encargado se lo denegó. Varios días después, fue despedida. En su demanda, Cruz alega que fue una represalia por sus quejas. (La demanda sigue en curso). 

En otra demanda, presentada en enero de 2020, Melissa Compere, una extrabajadora del Nusr-Et Miami, afirma que fue contratada como ayudante y más tarde pasó a ser barman. La demanda alega que no fue ascendida a pesar de tener una década de experiencia debido a su género. 

La denuncia afirma que Compere «estaba más cualificada que muchos de los meseros varones, especialmente uno que fue contratado como camarero sin experiencia previa». También alega que Gökçe fue personalmente responsable de la decisión de negarle el puesto. Aunque finalmente fue ascendida, Compere afirma en la denuncia que se veía obligada a renunciar a su turno o a volver al puesto de camarera de cócteles cada vez que Gökçe estaba en la ciudad para que él no la «viera».

En noviembre de 2018, fue despedida cuando un comensal se quejó de haber encontrado un trozo de cristal en su mesa, según la demanda. Aunque hubo al menos siete empleados implicados, según la denuncia, las dos únicas despedidas fueron mujeres. 

Compere y el restaurante llegaron a un acuerdo de conciliación confidencial en 2021. El Nusr-Et Miami no ha respondido a la solicitud de comentarios, como tampoco lo hizo el abogado de Compere. En un documento judicial, los abogados de Gökçe niegan esas afirmaciones. 

Compere también fue la principal demandante en una demanda colectiva presentada contra el restaurante por el reparto ilegal de propinas; los abogados de Gökçe negaron las acusaciones y la demanda se resolvió a favor del restaurante.

(En su declaración, Reuter, abogada de Gökçe, señaló que «Nusret luchó, y ganó, un pleito federal en Miami en el que los empleados alegaban que no se les pagaba correctamente». El abogado de Compere ha declinado hacer comentarios).  

Las acusaciones de discriminación aparecen en múltiples demandas contra Gökçe y sus restaurantes; también han sido habituales en las entrevistas de Business Insider. En la demanda de Cruz, señalaba que otras empleadas (muchas de ellas turcas como Gökçe) no vestían igual que ella. 

En una denuncia presentada en noviembre de 2021, Angelo Maher, un mesero del Nusr-Et Nueva York, afirma que fue despedido alrededor de marzo de 2020 después de que quejarse de «discriminación laboral basada en la nacionalidad.» A pesar de su «buen rendimiento anterior», dice la demanda, no fue contratado de nuevo después de que se levantaran las restricciones del COVID-19, a pesar de que los empleados turcos sí lo fueron. La demanda también afirma que los empleados turcos no recibieron las mismas reprimendas por sus errores, una afirmación de la que se hizo eco otro exempleado que ha hablado con Business Insider.

Maher, que se identifica como latino, dice en su demanda que un compañero le llamó «español de mierda» y que sufrió «angustia mental y física» después de que el entorno de trabajo se convirtiera en un lugar de «intimidación física y discriminación contra los empleados no turcos». La demanda sigue su curso; ambas partes acordaron una mediación formal el año pasado. El abogado de Maher, que también representa a Elizabeth Cruz en su demanda, no ha querido hacer comentarios sobre ninguno de los procesos.

La mala situación económica de su familia obligó a Gökçe a abandonar los estudios, según ha declarado, y acabó encontrando trabajo como aprendiz de carnicero, donde aprendió a trinchar, ahumar y curar una gran variedad de carnes. En 2009, viajó a Buenos Aires y Nueva York para evaluar a la competencia. 

No quedó impresionado. En una entrevista de 2017 declaró a The Wall Street Journal que a los asadores estadounidenses les faltaba un toque dramático, que él creía crucial para una comida inolvidable. «Tienes el mismo plato caliente, la misma mantequilla, el mismo servicio», subrayó entonces.

Durante una reciente visita al Nusr-Et London, los toques dramáticos de Gökçe estaban por todas partes. Los comensales de una mesa pidieron el «Nusret Special Sushi», compuesto de filetes de lomo crudos cortados en finas lonchas, y vieron cómo el camarero preparaba todo el plato desde cero. 

Para el final, el camarero sacó un soplete de debajo de la mesa y sostuvo la llama para que todos la vieran. Luego, hizo una breve pausa, esperando a que los emocionados comensales sacaran sus iPhones y vieran, a través de sus pantallas, cómo quemaba la carne. 

Los invitados pagaron unos 30 dólares, por tres trozos de sushi. Por lo demás, un bistec gigante cuesta más de 750 dólares y una guarnición de maíz 14.

Pero los extrabajadores dicen que el lujo es una farsa. 

Todo, desde las servilletas hasta la cristalería, es «baratísimo», según una fuente que trabajó en el Nusr-Et London. Los uniformes eran «los más horribles con los que he trabajado nunca», explica. (En su demanda por presunto robo de propinas, Melissa Compere afirma que ella misma tuvo que pagar y mantenerse su uniforme).

«Eran de papel fino», cuenta el camarero londinense, describiendo cómo se le rasgó la chaqueta del uniforme tras una semana de uso. 

Y hay más. Si los clientes dejaban vino en una botella que habían comprado, se decía a los camareros que lo revendieran en copas. Cuando los proveedores llevaban muestras de vino, normalmente gratuitas, se pedía a los camareros que las vendieran a los clientes. 

Los exempleados afirman que también les hacían pagar por sus errores, literalmente.

En una ocasión, una empleada de Dubai que se encargaba de la comida, entregó accidentalmente una bolsa con restos de filete a la mesa equivocada. El error le supuso un recorte de 500 dirhams, unos 126 euros o 130 dólares, de sus propinas, y la joven de 19 años se sintió angustiada. También ha contado a Business Insider que vio a una compañera obligada a pagar 270 euros —333 dólares— porque su mesa se fue sin pagar.

Gökçe haciéndose un selfie con Sean Combs, Usher y DJ Khaled.
Gökçe haciéndose un selfie con Sean Combs, Usher y DJ Khaled.Jerritt Clark/Getty Images for Ciroc

«Y obviamente no fue un error suyo. No creo que sea justo. El restaurante gana mucho», opina la extrabajadora. 

Dos exempleadas dicen que se sentían incómodas porque tenían que mentir sobre lo que servían para aumentar las ventas. Una camarera de Dubai explica que le exigieron que dijera a los clientes que un filete cientos de euros más caro que otro, era de mejor calidad, aunque fuera de la misma pieza de carne. 

En su demanda, Maher también alega que tuvo que decir a los clientes que la carne de los asadores neoyorquinos era halal (alimento permitido por el Islam) «a pesar de que esta afirmación no era cierta».

Incluso en la decoración se ahorraba dinero. Según una demanda de 5 mdd presentada en abril de 2021, el artista William Logan Hicks, afincado en Brooklyn, afirmó que Gökçe utilizó sus obras de arte en restaurantes de todo el mundo sin su permiso. 

Hicks afirma que se le encargó la creación de varios murales de Gökçe en su «característica pose rociando sal» que fueron autorizados para su uso en varios locales Nusr-Et. Pero la estrella de Instagram utilizó el gráfico de Hicks para otras cosas: en menús, saleros, toallitas húmedas y señales de estacionamiento.

La demanda de William Hicks incluye ejemplos de lo que él dice que fueron usos sin licencia de su obra de arte.
La demanda de William Hicks incluye ejemplos de lo que él dice que fueron usos sin licencia de su obra de arte|Hicks lawsuit

Cuando Hicks y sus abogados enviaron una carta advirtiendo a Gökçe de que no volviera a utilizar sus obras originales, el cocinero turco «redobló la apuesta» y siguió imprimiendo las ilustraciones para más restaurantes suyos, según la demanda. (El abogado ha afirmado que se había llegado a un acuerdo, pero no ha especificado por cuánto. En un documento, los abogados de Gökçe argumentan que la obra de arte se basaba en una fotografía original perteneciente a Gökçe).

Muchos exempleados describen la agresiva cultura de ventas de los restaurantes, con cuentas de cuatro y cinco cifras.

«Se trataba de intentar sacar el máximo dinero a la gente que entraba por la puerta», afirma el antiguo sumiller jefe del establecimiento londinense, que vendía habitualmente alcohol por valor de miles de euros. Otra fuente explica que este afán era extremo, incluso en comparación con otros restaurantes de lujo en los que había trabajado.

«Era como una máquina», explica el exsumiller.

Sin embargo, según las demandas y otros documentos revisados por Business Insider, esos ingresos no siempre llegaban a los empleados de Gökçe.

 En octubre de 2019, el cocinero llegó a un acuerdo con 4 extrabajasdores de uno de sus restaurantes de Nueva York por 208,000 euros. Alegaron en una queja ante la Junta Nacional de Relaciones Laborales que el restaurante les estafó las propinas y los despidió cuando se quejaron. En respuesta a las preguntas sobre las denuncias, Reuter, el abogado, dijo: «Al igual que los otros casos de su investigación inicial, estos también se resolvieron hace varios años.»

Maher dijo en su demanda que no se le permitía recibir propinas cuando servía a famosos, como el rapero French Montana, en el restaurante de Nueva York.

En una demanda diferente de 2019, otro excamarero de Nueva York, Mustafa Fteja, alega que Gökçe quitó el 3% de las propinas antes de distribuirlas a los empleados. La demanda colectiva afirma que la gerencia «despidió sistemáticamente a cada camarero que se quejó de no recibir propinas», incluido Fteja. El excamarero llegó a un acuerdo con Gökçe en julio de 2020 por 270.000 euros. Los abogados de Fteja no han respondido a la solicitud de comentarios. Los abogados de Gökçe califican las reclamaciones de «infundadas».

En 2018 y 2019, mientras Gökçe expandía su imperio cárnico en Estados Unidos, pidió a 5 de sus parrilleros en Estambul que se trasladaran a Nueva York, según la demanda de agosto de 2021. Gökçe presentó documentos para obtener visados para ellos, que decían que tendrían trabajos muy bien pagados y oportunidades de gestión, según la demanda. Pero la realidad era muy distinta. A pesar de haber sido contratados como «parrilleros», los empleados afirman que tuvieron que realizar tareas no relacionadas, como limpiar aseos y preparar «comidas especiales para los directivos y Gökçe cuando estaba presente».

Durante la pandemia y los momentos de malestar social en Nueva York, los parrilleros también tuvieron que realizar «labores de seguridad», entre ellas «pasar la noche en los restaurantes para asegurarse de que los edificios no fueran objeto de actos vandálicos», afirma la demanda. También afirman que tuvieron que trabajar muchas horas y que no se les pagaron las horas extraordinarias que exige la legislación neoyorquina. (La demanda fue desestimada voluntariamente; un abogado de los parrilleros ha afirmado a Business Insider que el caso se había «resuelto amistosamente»).

El gerente que ayudó a Gökçe a abrir sus restaurantes en Miami y Nueva York dice que gran parte del negocio del carnicero de Instagram se había hecho «a la manera de Estambul», sin tener apenas en cuenta el cumplimiento de las leyes locales. 

«Los restaurantes estaban gestionados por otras personas cercanas a él y que le informaban, pero él estaba tan metido en la fama de Internet que, la verdad, no creo que le prestara la atención suficiente, opina.

Los restaurantes de Gökçe solo se llenan cuando está él, a la espera de hacerse fotos y verlo realizar su movimiento característico, según cuentan algunas fuentes. En los últimos 6 años, Gökçe ha hecho todo lo posible por mantener viva su fama. 

Recientemente, entró en el campo tras la histórica victoria de Argentina sobre Francia en el Mundial, se hizo selfies con los jugadores e incluso les arrebató el trofeo de oro, lo que desencadenó una investigación de la FIFA. (En una declaración facilitada a Business Insider, un representante de la FIFA explicó que «la investigación era interna y no haremos más comentarios al respecto»).

Gökçe intentó hacerse un selfie con Lionel Messi tras el último partido del Mundial 2022.
Gökçe intentó hacerse un selfie con Lionel Messi tras el último partido del Mundial 2022.Matthias Hangst/Getty Images

Una persona bromeó en Twitter diciendo que Gökçe era un ejemplo de «lo que ocurre si no se desarrolla un plan de contención de memes eficaz».

Suponiendo que toda fama en Internet es buena fama en Internet, Gökçe publicó seis fotos —dos de ellas con su movimiento característico— sosteniendo el trofeo y posando con las estrellas argentinas. 

En las fotos, Gökçe, ataviado con sus características gafas de sol, se sitúa detrás del superdelantero Lionel Messi. Como todo un showman, intenta agarrar el brazo del famoso atleta. 

Pero Messi, que estaba celebrando con sus compañeros de equipo, se lo quita de encima y le da la espalda.

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