• Aunque se tiende a pensar que Albert Einstein era vegetariano, lo cierto es que solo adoptó esta dieta poco tiempo antes de morir.
  • No obstante, entre los alimentos que solía comer gran genio del siglo XX se incluyen varios que pueden hacer mucho por la salud de tu cerebro.
  • Esto es lo que puedes hacer para ayudar a tu cuerpo.
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Seguir la dieta de Albert Einstein posiblemente no te convierta en uno de los grandes genios del siglo, ni te haga entender de la noche a la mañana una de las teorías más revolucionarias de la ciencia actual, pero puede darte una idea de cómo una mente maravillosa cuidaba su cerebro. 

Ello al menos a través de los alimentos porque el famoso científico tenía el hábito poco recomendable de fumar. Y el tabaco es poco amigo de la salud, incluyendo la cognitiva.

Volviendo a la alimentación de Einstein, la imagen del popular físico suele vincularse al vegetarianismo.

Entre sus muchas frases conocidas está aquella en la que afirma: «Nada beneficiará tanto la salud humana ni aumentará las posibilidades de supervivencia de la vida en la Tierra como la evolución hacia una dieta vegetariana». 

Si bien el célebre físico fue un gran defensor del vegetarianismo, no adoptó el estilo de vida voluntariamente y solo lo practicó un breve tiempo antes de su muerte.

Durante la gran mayoría de su vida, Einstein fue omnívoro. Solo dejó de comer animales un año antes de su fallecimiento en 1955, por consejo médico. Aún así todo apunta a que aceptó este cambio con buen grado.

 “Vivo sin grasas, sin carne, sin pescado, pero me siento muy bien así”, escribió en 1944 en una carta al físico Hans Meuhsan recogida por Inverse.

Precisamente este medio indagó cómo era la dieta que seguía Einstein para cuidarse y procurar su cerebro.

Aunque es complejo saber lo que una persona comía en cada momento, el artículo da algunas pistas para hacerse una idea general sobre cómo se alimentaba este gran genio.

El desayuno de Einstein

Si el desayuno es o no la comida más importante del día todavía es algo que la ciencia no tiene claro. Pero en lo que aquí se refiere, Einstein parecía partidario de comenzar el día dando al cerebro energía comiendo algo contundente que formase parte de su dieta.

Según declaraciones de su ama de llaves, Herta Waldow, recogidas en el libro «Einstein at Home», «‘Herr Professor’ siempre comía huevos fritos, al menos dos», casi todas las mañanas. Además, añade que le encantaban los champiñones tanto como la miel. «Probablemente los habría comido tres veces al día», aseguró.

El pan tostado también puede haber sido parte del desayuno de Einstein, supone el medio. Para ello se basa en la biografía escrita por Walter Isaacson.

En ella se describe que su primera esposa, Elsa, disfrutaba mucho buscando la comida que el genio encontraba reconfortante.

«Ella era lo suficientemente ingeniosa y rica como para apoderarse de los huevos, la mantequilla y el pan que le gustaban, a pesar de que la guerra hizo que esos alimentos básicos fueran difíciles de conseguir”, destaca.

Sencillo y despistado para comer y cenar

Lo poco que se conoce sobre la dieta de Einstein apunta a que este cerebro prodigioso no se preocupaba demasiado por la comida.

“A menudo estoy tan absorto en mi trabajo que me olvido de almorzar”, escribió a su segundo hijo en 1915.

Entre las anécdotas recogidas en el libro de Isaacson, una de ellas refiere a la llegada de unas jóvenes a casa del físico, quien las ofreció un almuerzo.

“Movió un montón de papeles de la mesa, abrió cuatro latas de alubias con un abrelatas y los calentó en una estufa Sterno una por una, metió una cuchara en cada bote y ese fue nuestro almuerzo. No nos dio nada de beber’”, expuso.

Entre otros fragmentos de la biografía recogidos por el medio, se cuenta cómo los amigos científicos de Einstein se reunían habitualmente para hablar sobre física y otras actividades académicas.

Estas cenas, escribe Isaacson, “eran refrigerios frugales de salchichas, queso Gruyere, fruta y té”.

Una alimentación para el cerebro

Como todo en tu cuerpo, tu cerebro también necesita de determinados nutrientes para mantenerse en forma. 

Mientras que unos alimentos ayudan a combatir enfermedades neurodegenerativas, hay otros que fomentan la memoria y la concentración.

Y algunos de los incluidos en la dieta de Einstein se enmarcan en estos dos grupos que ayudan a tu cebrero.

Por ejemplo, los huevos son un excelente ingrediente para beneficiar a tu cerebro. Son ricos en proteína de alto valor biológico, vitamina B12, luteína, colina y selenio, nutrientes esenciales para la memoria, el rendimiento motor, la salud neurológica y la atención.

Mientras que las legumbres, como las alubias, tienen una enorme cantidad de vitaminas, fibra, hierro y potasio. Por lo que se han asociado con la mejora de la capacidad cognitiva. 

Por su parte, entre los muchos beneficios de los champiñones y en general la setas, está cuidar de la memoria y el cerebro.

Según un estudio publicado en el Journal of Alzheimer’s Disease, las personas adultas que comían dos porciones de hongos cada semana reducían a la mitad su riesgo de deterioro cognitivo leve.

Por lo que si bien comer los mismos alimentos que Einstein no te hará igual de brillante, todos ellos tienen potentes beneficiosos para tu mente y tu salud en general.

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