- Sentí amor por mi recién nacido, pero no el vínculo del que todos hablan inmediatamente después del nacimiento.
- La falta de vínculo que sentía con mi recién nacido a veces me hacía sentir insensible.
- El vínculo con tu hijo se construye gradualmente, lo que es fácil de olvidar una vez que pasan los días de recién nacido.
Cuando estaba embarazada de mi primer bebé, solía imaginar qué tipo de madre sería: divertida y culta, llevaría a mi bebé a todas partes, nunca pediría del menú infantil —era un poco ingenua. Lo más importante es que sentiría un vínculo con mi recién nacido fácilmente.
Me sentía animada por otras madres, con sus rostros llenos de nostalgia, que hablaban del vínculo sobrenatural que tendría con mi bebé.
Por fin llegó el día. Tuve una niña. Y fue surrealista. Estaba en labor de parto y de repente una nueva cara entró en la habitación. Parecía a la vez familiar y extraña, hermosa y extranjera. Se aferró a mí y buscó comida, esperando impotente que la ayudara en este nuevo y desconcertante entorno. Estaba enamorada, agotada, llena de adrenalina y la mimaba con la oxitocina que fluía a través de mi cuerpo y me abrumaba con amor.
Era un nuevo tipo de amor, un amor aterrador y no correspondido. Para mi cuarta noche de insomnio consecutiva, el vínculo se sentía como una hazaña descomunal e inalcanzable. Me sentía resentida con mi cuerpo cansado, descuidada y deforme.
Tal vez sea olvido o vergüenza, pero la experiencia de vinculación no se discute como un proceso que puede llevar tiempo. Pero sería útil para otras nuevas mamás delirantes y emocionalmente angustiadas escuchar de vez en cuando: «Al principio, realmente no lo sentía».
Dado que se ha demostrado que el apoyo de familiares y amigos es un factor crucial en la salud mental de las madres en el periodo posparto, un poco de vulnerabilidad de otras madres ayudaría enormemente. No me diagnosticaron depresión posparto, pero la falta de apego que sentía a veces me dejaba entumecida y temerosa de no disfrutar de ser madre como había esperado.
No es de extrañar que haya batallado
Como persona social con amigos sin hijos, el grado en que mi vida cambió de la noche a la mañana fue impactante. Nunca había conocido la obligación de cuidar. No anticipé el continuo sacrificio de mi cuerpo, el borrado inmediato de mi antigua vida y las consecuencias emocionales.
Mi libertad fue tomada como rehén por un humano de 2400 gramos que tenía una inclinación por alimentarse y gritar, pero no mucho más. Yo era un fraude, la madre de un pequeño extraño al que cuidaba pero que no conocía.
Los estudios demuestran que la vinculación es crucial para el desarrollo a largo plazo de un niño. Así que me sentí culpable, como si solo me estuviera dejando llevar. Mirando hacia atrás, desearía haber sido más amable conmigo misma, haber aceptado que era un cambio importante y que requería ajustarme.
Y los estudios demostraron que muchos padres primerizos, casi un tercio de ellos, tienen dificultades para crear lazos afectivos con sus bebés en esos primeros meses.
Tu cerebro se pondrá al día con tu cuerpo
Creo que la razón por la que las primeras dificultades para conectarse a veces no se reconocen es porque, francamente, son fáciles de olvidar.
El vínculo se construye gradualmente con el tiempo y se construye con momentos de asombro: la forma en que se aferra a ti en busca de comodidad, la primera vez que te mira a los ojos y sonríe, cuando te busca en el momento en que entras a la habitación. A medida que se construye esa relación, lo que sucedió antes se vuelve borroso y desenfocado.
Entonces, de repente, la relación con tu hijo y tu identidad como madre elevan tu vida, e incluso tu sentido de ti misma, de formas que no podrías imaginar.
Es fácil recordar con optimismo esa época en la que se iban conociendo tú y tu bebé. Y tal vez sea porque el bebé te ayuda, como un alma vieja y sabia, y te presenta a la madre en la que te convertirás.
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