- Los refugiados tienen derecho a un empleo; se estipula en legislaciones internacionales.
- En México, las personas en esta situación son canalizadas a puestos de trabajo a través del Programa de Reubicación e Integración Local.
- Silvia Garduño, oficial de Comunicación de ACNUR en México, detalla este tema.
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Uno de los derechos con los que cuentan los refugiados al establecerse en países como México es al trabajo.
Ello está estipulado en el capítulo III: Actividades lucrativas, de la Convención sobre el estatuto de los refugiados, que data de 1951.
En él, se establecen los lineamientos para brindar apoyo en materia laboral, tanto a personas que cuentan con un empleo fijo como a quienes trabajan de manera independiente.
Pero, ¿conoces cuál es la iniciativa que más impulsa el acceso de los refugiados en México al campo laboral? Te contamos.
Programa de Reubicación e Integración Local
En 2016, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), en colaboración con la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), presentó el Programa de Reubicación e Integración Local.
Las acciones están respaldadas por el Marco Integral Regional para la Protección y Soluciones (MIRPS), donde México es un agente esencial para apoyar a la población desplazada de manera forzada.
«Pensamos (diversas estrategias) y, con base en estudios de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y más (…), lo que vimos es que había estados y ciudades más hacia el centro y norte (del país) con muchas vacantes. ¡No nos imaginábamos que había tantas en Coahuila, Nuevo León o Jalisco! Cuando los refugiados tienen empleo formal, pueden contar con IMSS e Infonavit; les da más certezas», detalla en entrevista Silvia Garduño, oficial de comunicación de ACNUR en México.
Es por ello que, agrega, las personas refugiadas no «arrebatan» el mercado laboral a los mexicanos.
«Ellos no le quitan el trabajo a los mexicanos porque no hay (connacionales) ahí; son tantas las ofertas que las personas locales no logran llenarlas. Así se derrumba el mito de que vienen a (quedarse con los puestos laborales)», precisa.
En el último informe sobre el proyecto, se dio a conocer que, desde el año que inició a mayo 2022, se reubicaron a más de 20,000 personas refugiadas a lo largo del país.
Las entidades donde se les canaliza principalmente son Aguascalientes; Chiapas; Coahuila; Guanajuato; Jalisco; Nuevo León; Puebla; Querétaro; San Luis Potosí, Tabasco y Veracruz.
Aportaciones laborales y económicas de los refugiados en México
Los refugiados que llegan a México y otras naciones tienen diversas habilidades y conocimientos para enriquecer el entorno.
«De acuerdo con una encuesta aplicada a integrantes del programa, 37% cuenta con experiencia en servicios, 12% en construcción y 10% en agricultura, trayectoria que les ayuda a insertarse en la economía mexicana», expone ACNUR en el informe más reciente sobre el Programa de Reubicación e Integración Local.
Las más de 20,000 personas en esta situación tienen, en promedio, un salario bruto mensual de 6,728 pesos.
Ellas aportan anualmente al país 117 millones de pesos en impuestos y contribuciones en las entidades donde viven y laboran.
Según un análisis realizado en marzo de este año por la agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), basándose en recibos de nómina, cálculo de las aportaciones obreras al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y la miscelánea fiscal vigente, las personas refugiadas pagan:
- 458 pesos de Impuesto Sobre la Renta (ISR)
- 491 pesos en Impuesto al Valor Agregado (IVA)
- 160 pesos de cuotas obrera para el IMSS
Acceso al empleo
Garduño explica que los refugiados cuentan con lo necesario para tener trabajo en México.
«Las personas refugiadas tienen derecho al empleo. Hay algunos mitos entre los empleadores de que, posiblemente, algo no esté en regla y que no pueden contratar a una persona. Ellas cuenta con CURP, tarjeta de residente permanente, (entre otros documentos)», señala.
Si bien algunos salen de sus países sin documentos, brindan a las naciones sus conocimientos y más.
«Las personas refugiadas aportan y en mucho (…). Aportan económicamente; contribuyen (en impuestos). Puede que no vengan con mucho físicamente; no traerán todo el dinero ni sus cosas, pero no significa que vengan (con las «manos vacías»). (Viajan) con su cultura, su comida (…)», dice.
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