• Las personas dejan su país de origen por diversas razones, entre ellas, la violencia.
  • Sin embargo, los motivos son la razón que las diferencia.
  • Te contamos por qué ser persona refugiada o migrante no es lo mismo.
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Ante los conflictos en regiones como Ucrania y Centroamérica, hay dos conceptos que hemos escuchado como sinónimos, aunque tienen diferencias: personas refugiadas y migrantes.

Si bien ambas comparten un hecho, que es el dejar el país donde nacieron, cuentan con un marco legal particular.

Para que no te confundas, te explicamos a continuación qué repercusiones tienen ambos términos, así como la manera idónea para emplearlos.

¿Quién es persona refugiada y quién es migrante?

El concepto de personas refugiadas está delimitado en la Convención sobre el estatuto de los refugiados (1951) y las Declaraciones de Cartagena sobre refugiados (1984).

La primera menciona que son aquellas que abandonan su país por razones de raza, religión, cuestiones políticas, o grupo social.

«O, a causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protección de tal país; o que, careciendo de nacionalidad y hallándose, a consecuencia de tales acontecimientos, fuera del país donde antes tuviera su residencia habitual, no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera regresar a él», refiere la Convención en el artículo uno.

En las Declaraciones de Cartagena, en el tercer apartado de conclusiones, agrega que son personas refugiadas quienes «han huido de sus países porque su vida, seguridad o libertad han sido amenazadas por la violencia generalizada, la agresión extranjera, los conflictos internos, la violación masiva de los derechos humanos u otras circunstancias que hayan perturbado gravemente el orden público».

Mientras tanto, migrantes son quienes que dejan su país por motivos que no son amenazas contra su vida o violencia.

«Toda persona que se traslada fuera de su lugar de residencia habitual, ya sea dentro de un país o a través de una frontera internacional, de manera temporal o permanente, y por diversas razones. Este término comprende una serie de categorías jurídicas bien definidas de personas, como los trabajadores migrantes; migrantes objeto de tráfico, así como las personas cuya situación o medio de traslado no estén expresamente definidos en el derecho internacional, como los estudiantes internacionales», según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

El marco legal de las personas refugiadas y migrantes

Una de las diferencias más profundas entre personas refugiadas y migrantes es el marco legal.

En el primer caso, las naciones que acogen personas refugiadas deben encargarse de su protección y de otorgarles las facilidades para vivir en dicho territorio.

Sin embargo, hay una serie de lineamientos que se encuentran en la Convención sobre el estatuto de los refugiados y que los Estados que la ratificaron deben seguir:

  • No devolver a personas refugiadas a sus países de origen: este es el único punto que las naciones, aún las que no firmaron el documento, están obligadas a cumplir.
  • Evitar la discriminación hacia ese grupo.
  • No imponer sanciones a las personas refugiadas que no tengan documentos legales para ingresar a la nación.
  • Las naciones deben apoyar a la gente en esta situación a contar con documentación de identidad y viaje.
  • La gente en esta situación puede elegir su lugar de residencia en el país donde pida apoyo.
  • La expulsión de la nación solo ocurre por motivos de orden público o seguridad nacional.
  • Tienen obligaciones, como acatar las leyes del territorio en el que están.

Estos son complementados por los estipulados en las Declaraciones de Cartagena, donde se trata el tema de la repatriación, que será solo cuando la persona refugiada lo manifieste de manera voluntaria, y buscar la reunificación de las familias separadas en el proceso de huir de su país.

En estas tareas, se suma la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que acompaña a las personas en esta situación; les ayuda a tener acceso a servicios básicos, conseguir vivienda y empleo. Si quieres conocer más sobre sus proyectos en México, haz clic aquí.

En el caso de la población migrante, esta no cuenta con la misma protección que la refugiada, por lo que cada país realiza leyes para apoyarles.

Por ejemplo, en el caso de México, existe la Ley de Migración (2011) y el Reglamento de la Ley de Migración (2012). En ambos se estipulan los lineamientos para las personas que llegan a territorio mexicano, tanto en materia de derechos como de obligaciones.

Los movimientos mixtos

Aunque existen diferencias entre las personas refugiadas y migrantes, hay un grupo cada vez más común al estudiar por qué razones la población deja su país: los movimientos migratorios mixtos.

Según ACNUR, en este grupo se conjuntan tanto refugiadas como migrantes.

«Tienen diferentes necesidades y perfiles y pueden incluir a personas solicitantes de la condición de refugiado; refugiadas; apátridas; quienes son objeto de trata; menores no acompañados o separados, y migrantes en situación irregular», refiere en su sitio web.

Este es un fenómeno complejo no solo para Naciones Unidas, sino para los países, debido a que deben diseñar políticas para apoyar cada caso, dependiendo las necesidades de la gente.

En un esfuerzo para delimitar el tema, ACNUR publicó en 2016 el Plan de los 10 puntos en acción: La protección de los refugiados y la migración mixta.

Para ello, recaban datos a nivel mundial que permiten definir qué tipo de ayuda requiere cada persona que deja su país natal.

Con información de Digitallpost.

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