Cristian Huertas

Cristian Huertas

Los bancos ostentan una enorme ventaja a la hora de prestar dinero respecto a las compañías fintech: pueden realizar préstamos con el dinero que captan de sus usuarios. Su negocio fundamental de captar clientes y prestar con altos intereses se ha perpetuado en México a pesar de que la cartera vencida es similar a las de otras jurisdicciones que tienen legislaciones mucho más estrictas.

El mantener una baja cartera vencida ha sido a costa de reducir de manera importante el acceso a crédito a la mayoría de la población y pidiendo una tonelada de requisitos, que funcionan como barreras de acceso a crédito.

Por otro lado, las fintech se han tenido que enfrentar a un ambiente adverso, se financian tomando deuda de prestamistas institucionales o ceden parte de su patrimonio a cambio de dinero para prestar. Las tasas a las que financian no solo son varias veces más altas que a las que acceden los bancos en México, sino que tienen costos más altos para poder dispersar o recolectar sus créditos.

Las fintech tienen la presión de sus inversionistas, no solo de crecer en número de créditos, sino también de disminuir su cartera vencida, para alcanzar en algunos años el punto de equilibrio. No se tiene un gran acceso a la información de los usuarios como las nóminas de las personas (o las que pagan las empresas), y aun así otorgan préstamos a asalariados o independientes o a un mayor riesgo.

Innovación para enfrentar adversidades

Estas desventajas las han obligado a innovar en cada uno de los procesos del ciclo de crédito del cliente, de manera que se puedan originar, aprobar, dispersar y recolectar créditos de una manera más eficiente.

Los algoritmos de riesgo de algunas compañías fintech tienen en cuenta el perfil de redes sociales, la velocidad con la que se escribe en la computadora, o incluso las páginas que más visitan sus prospectos. Dependiendo de los montos, para personas, la aprobación de un crédito puede ser inmediata, y para las empresas, una vez dada toda la documentación, tarda menos de 48 horas.

Las fintech han vivido en la adversidad en vez de la opulencia; han navegado los nichos de clientes más riesgosos, perdiendo muchas veces dinero para probar alguna hipótesis, pero mejorando sus modelos de riesgo. Aunque algunas veces se ven obligadas a prestar a tasas más altas que los bancos (debido a que las tasas de financiamiento son altas) muchas personas y empresas prefieren sus servicios por la agilidad o, simplemente, porque en el banco no les prestan, pero las fintech sí.

A continuación, te presentaré dos casos de la vida real para demostrar cómo hay personas que no encuentran en la banca una solución a sus necesidades.

Levantar dinero tan rápido es complicado

Synapbox es una startup que a través de inteligencia artificial mejora los contenidos digitales de grandes marcas. Tiene 15 empleados y ha recibido en dos rondas de financiamiento 1.2 millones de dólares. Además, tiene un par de años de haber sido creada; y aunque ha cerrado varios clientes muy renombrados y va en crecimiento, necesita capital de trabajo para contratar algunas personas adicionales para atender un gran contrato que cerró.

Levantar dinero tan rápido es complicado, así que acuden a su banco por un préstamo de algo menos de dos millones de pesos. El banco les dice que ni siquiera los puede evaluar, pues no tienen la antigüedad, ni la facturación necesaria. Además, les informan que, aunque tuvieran todo en regla, el proceso de aprobación puede tardar varias semanas.

El equipo de Synapbox se da cuenta que en la banca no hay manera de que consigan un préstamo y recurren a Creze, una reconocida fintech de préstamos para Pymes. Después de hacer todo el trámite en línea (sin pisar una sucursal), en 24 horas les aprueban el crédito y lo depositan en su cuenta. 6 meses después Synapbox ya había pagado la totalidad del crédito.

Sin muchas opciones por parte del banco

Con 28 años, Roberto trabaja en una pequeña compañía de consultoría. Acaba de rentar un departamento junto con su novia, quien trabaja en un discreto despacho de abogados y tienen un bulldog francés muy simpático.

Ambos venían ahorrando desde hace varios meses para poder amueblar el departamento que querían rentar. Siguieron las ofertas para comprar los electrodomésticos y una sala que querían; una vez que encontraron el lugar que les convenció, hicieron el depósito de dos meses de renta (más el mes corriente) que les pedían y compraron todo lo que habían planeado.

Decidieron pagar con sus tarjetas de crédito y las usaron hasta el límite, pues esos plásticos les daban puntos y les daba más días para ahorrar y pagar. No se querían endeudar porque tenían el dinero justo para poder comprar todas las cosas, e iban a pagar las tarjetas completamente en la fecha de corte que era un par de días antes de final de mes.

Sin embargo, el perro de Roberto se enfermó, sin pensarlo lo llevó al veterinario que le tuvo que hacer varios exámenes y le recetó varios medicamentos. Cuando llegó la hora de pagar Roberto no tenía como hacerlo, sus tarjetas estaban topadas y si usaba el dinero que tenía para pagarlas no le iba alcanzar para cubrir la deuda. Necesitaba 2,500 pesos por un par de días, mientras llegaba la próxima quincena.

Diferir las compras de la tarjeta implicaba pagar mucho dinero de intereses; demorarse un par de días sin pagar, no sólo le generaría mayores intereses, sino que además disminuiría su calificación de crédito y tendría que aguantar por al menos una semana y diversas llamadas al día del banco cobrando la tarjeta. Una vez olvidó pagar su tarjeta, y a pesar de que la pagó al día siguiente, lo llamaron por 6 días seguidos para cobrarle, aunque ya había cubierto la deuda.

Por otro lado, pedir un crédito al banco era imposible y muy tardado. Roberto, tampoco  quería pedirle dinero a sus papás porque acababa de independizarse; y nunca había pedido prestado a sus amigos y le daba mucha pena tener que hacerlo.

Buscó en internet y encontró una compañía fintech llamada Kueski que otorgaba créditos, en 5 minutos. Llenó los datos y ya tenía el dinero que pagó por transferencia al momento que le llegó su quincena.

En estos dos casos, las fintech resolvieron los problemas que empresas y personas de la vida real afrontan todos los días.

Los bancos intentan vender productos, en vez de soluciones, ven desde tan alto en sus edificios que no entienden a sus clientes, y cuando lo hacen tardan meses en salir con un producto que muchas veces ya es obsoleto o que el equipo de cumplimiento y de riesgo desvirtuó completamente.

Por eso las fintech están mejor preparadas para sortear esta crisis.

Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

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