• Varios expertos debaten cómo los datos que se extraen de los satélites pueden contribuir a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de 2030.
  • Entre ellos estaba Bruno Sánchez, doctor Astrofísica y responsable científico de un proyecto de Microsoft, AI for Earth.
  • En el debate se remarcaron algunos ejemplos con los que los satélites han contribuido a evitar enfermedad o evitar plantas invasoras en zonas de África.

Las antiguas civilizaciones miraban al cielo para prosperar. La astronomía ya ayudaba a los primitivos agricultores a marcar los ciclos de siembra o cosecha. Ahora la humanidad tiene el privilegio de poder ver la Tierra desde el cielo con satélites.

La Secure World Foundation y un equipo de investigación del MIT, el Instituto Tecnológico de Massachusetts, están celebrando este verano una serie de webinars en los que se explora cómo la ciencia de los datos y la observación terrestre desde el espacio pueden ayudar a que se cumplan los Objetivos de Desarrollo Sostenible que ha fijado Naciones Unidas para 2030.

En una sesión que tuvo lugar este miércoles participaron expertos de distintas partes del mundo

Geneviève Yehounme es la jefa de ventas de Green Keeper Africa, una startup de Benín especializada en el desarrollo de soluciones para frenar la contaminación, controlar fugas de hidrocarburos y restaurar suelos.

Junto a ella, también intervino José Guridi, ingeniero y profesor en la Pontificia Universidad Católica de Chile y asesor en IA y políticas digitales del gobierno chileno.

El tercer panelista fue un español. Su nombre es Bruno Sánchez, doctor en Astrofísica y desde el pasado mes de junio es el responsable científico de AI for Earth; una iniciativa de Microsoft con la que la compañía tecnológica pretende crear un «ordenador planetario».

Más que un ordenador, este será una plataforma en la que se reunirán los datos, información y conclusiones que se obtengan de sensores o investigadores; estén estos «en el espacio, en el cielo, en la tierra o en el agua».

Durante el webinar de este miércoles se ha destacó el potencial que tienen todavía las tecnologías con las que se observa la Tierra desde el espacio, como la propia astronomía, para contribuir en el desarrollo económico y sostenible del planeta.

En palabras de Sánchez: «Vivimos en un mundo que acelera lo digital, hay más conexiones, más tecnología, más IA. Hay un gran potencial para eliminar barreras».

«Desde el espacio se pueden responder muchas preguntas»

«Sabemos que el talento se distribuye de forma equitativa (por el planeta), pero las oportunidades no. Los satélites son globales y son una oportunidad para redistribuir esas oportunidades».

El propio Bruno Sánchez reconoce que «desde el espacio se pueden responder muchas preguntas» y pone de ejemplo casos reales.

Sánchez, que compareció en remoto desde su casa, usó como fondo de su charla un enorme mapa de Gambia, en el que relata cómo con imágenes satelitales se pueden combatir incluso enfermedades.

Algo similar se explicaba en un reciente artículo del blog del Observatorio Terrestre de la NASA 

El fenómeno de El Niño suele provocar que en África oriental se eleven las temperaturas y llueva más de lo habitual: un escenario ideal para que se propague la conocida fiebre del Valle del Rift. Se trata de una enfermedad que también puede afectar a seres humanos y que se da sobre todo en el ganado.

En 2006 la enfermedad provocó pérdidas millonarias para la ganadería regional, 500 muertes y decenas de miles de infecciones en humanos. 10 años después se pudo evitar una epidemia de esta enfermedad en Kenia gracias a que las autoridades se adelantaron con una campaña de vacunación masiva en el ganado.

El motivo: investigadores de la NASA habían detectado a través de satélites que las condiciones para que se propagara la enfermedad eran muy similares a las de 10 años antes.

Experiencias similares contó en el webinar una de las panelistas

Geneviève Yehounme, la jefa de ventas de Green Keeper Africa, explicó cómo emplearon los datos obtenidos mediante satélites de Observación Terrestre para combatir a una planta invasora que crecía en el lago Nokoue de Benín, cómo las comunidades de la zona recolectaron dicha planta para que después la compañía la pudiese reciclar en un material capaz de absorber el aceite de los hidrocarburos que se vierten en las aguas de la región.

Bruno Sánchez reconoció al inicio de su primera intervención que los datos obtenidos por imágenes satelitales no pueden contribuir en todos los Objetivos de Desarrollo Sostenibles. 

Aunque sí defendió cómo incluso en algunas de las metas que conceptualmente suenan más remotas, esta tecnología tiene algo que decir. 

Por ejemplo, es difícil imaginar cómo una imagen espacial puede ayudar en el marco de las políticas financieras. Pero el trabajo que desde este campo se hace con la agricultura en países en vías de desarrollo está siendo crucial, recordaba el propio astrofísico.

Una tecnología con potencial pero también con desafíos

Evidentemente, hay desafíos por delante. Sánchez arrancó su ponencia reconociendo que cuando se habla de Objetivos de Desarrollo Sostenible, quiénes hablan no son muy conscientes de las posibilidades de la tecnología que permite observar al planeta desde el espacio.

A la vez, los expertos en «satélites» muchas veces no saben qué son ni qué fines persiguen estos Objetivos de Desarrollo Sostenible que marca la Agenda 2030.

Aunque se empleó el término satélite, no siempre es necesario uno

El auge de los drones en el sector civil, e incluso de aviones, también permite a los operadores crear imágenes de la superficie terrestre con los que poder investigar sobre ella.

De hecho, permite incluso el empleo de cámaras térmicas o de imágenes capturadas a menor distancia del suelo, consiguiendo más detalles.

Aquí entra en juego una dinámica con las necesidades que tenga la investigación en cuestión. Bruno Sánchez explicó que hoy día los «satélites son más baratos de lanzar» que en el pasado.

También que el mercado se ha diversificado: donde antes solo había grandes compañías ahora hay múltiples operadores. Referenció a Satellogic, una firma argentina que tiene orbitando a varios satélites y en la que el propio Bruno Sánchez estuvo trabajando hasta 2018.

Los satélites pueden enfrentarse a hándicaps. A cielos nubosos, por ejemplo. Aunque los drones también tienen el problema de que «no pueden ocupar áreas tan extensas». 

Tampoco es imprescindible contar siempre con tecnología desde el espacio

El programa de Microsoft, AI for Earth, plantea recopilar y extraer datos de sensores ubicados en todo el globo, estén donde estén estos.

José Guridi, el ingeniero chileno que es asesor de IA y políticas digitales para el gobierno de su país lo reconocía así: al ser Chile un país tan alargado, el territorio puede funcionar como un termómetro para todo el planeta. 

De hecho, el Observatorio de los Datos de Chile en el que Guridi ha contribuido está diseñando un sistema de sensores que se ubicarán a lo largo de la costa chilena para enfrentarse así al cambio climático.

Las posibilidades de emplear estas tecnologías para hacer un mundo más sostenible son múltiples. Pero en palabras de Geneviève, estos datos especiales «deben ser accesibles para todos». 

«Deben ser accesibles a todas las industrias, a todas las organizaciones y a todos los gobiernos para mejorar las vidas de las personas en la Tierra», concluyó.

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