• La empresa MSCHF es manejada como ningún otro negocio y le ha dado resultados.
  • Su CEO tiene como política el hacer cosas que se le ocurran a sus trabajadores y promocionarlas en redes.
  • MSCHF vende desde unos tenis con agua bendita hasta una app para ver Netflix y parezca que estás en una conferencia.

Paige Leskin

Su única publicación en LinkedIn los presenta como una compañía que vive al día. Es quizás la mejor y única descripción que obtendrás de la startup detrás de fotos de pies generados con inteligencia artificial, una aplicación que realiza inversiones en la bolsa basándose en los signos zodiacales y tenis de Nike rellenos de agua bendita.

Ni su fundador y CEO tiene idea de cómo describir a la compañía.

“¿Una marca de algo? No sé. Ser una compañía mata toda la magia”, dijo recientemente Gabriel Whaley a Business Insider. «Estamos tratando de hacer cosas que el mundo ni siquiera puede definir”.

Whaley es el fundador y CEO de MSCHF, la compañía detrás de algunos de los stunts, historias y productos más virales que se han propagado vía memes y la comunidad de internet que ama el cinismo. Sus productos buscan burlarse de todo y de todos, porque MSCHF está orgullosa de empujar los límites.

Y al parecer no hay un patrón que conecte a todos los productos que ofrece la empresa: el equipo ha construido una herramienta que permite que estés viendo Netflix y pareciera que estás en una video conferencia, diseñó un pollo de plástico para fumar marihuana y creó un canal de YouTube que consiste únicamente en videos de un hombre comiendo de todo, desde un tubo con mayonesa hasta una foto de Pete Davidson.

Sin embargo para Whaley, la falta de continuidad en los productos que ofrece su compañía es su razón de ser: mientras el equipo encuentre las herramientas para crear y lanzar un producto, “nada está escrito”.

“Nuestra perspectiva es que todo es divertido de una manera nihilista”, agregó Whaley. “No estamos aquí para hacer del mundo un mejor lugar. Estamos dejando en claro lo mucho que apesta todo”.

Business Insider visitó las oficinas de MSCHF en diciembre, localizadas en una dirección sin descripción que se fusiona con bodegas en el vecindario trendy Williamsburg, en Brooklyn.

Una de las creaciones de MSCHF.

El espacio es sucio, con posters de películas de culto en las paredes y mesas cubieras por papeles y productos de MSCHF a medio abrir. La “sala de conferencias” es un pequeño loft localizado arriba de unas escaleras y solo tiene una silla de plástico. Whaley no tarda tiempo en compartir que el agua gotea del techo cuando llueve y que el sistema de calefacción no es bueno, pero sí está orgulloso en mostrar el interior de un baño lleno de graffiti y objetos de arte.

Antes de crear MSCHF, Whaley abandonó la academia militar West Point ya que se encontraba inmerso en proyectos virales que salían de su cabeza, como una aplicación que esencialmente era Tinder para viajeros frecuentes. Su trabajo le permitió estar brevemente en BuzzFeed en 2013, pero él dejó al medio un año después, cuando el departamento editorial en el que trabajaba desapareció. El hombre lanzó MSCHF oficialmente en 2016.

Ahora MSCHF tiene 10 empleados, todos en sus 20 y tantos, incluyendo una mujer que acaba de ser contratada, y Whaley los describe como “fanáticos de las travesuras”. En los cuatro años desde que fundó MSCHF, Whaley ha contratado a su equipo paso a paso: a uno lo empleó luego de verlo jugar futbol en Chinatown y a otro lo contactó vía mensajes directos en las redes sociales.

Cuando llega a las oficinas centrales de la empresa un envío masivo de los últimos productos (por ejemplo, una tostadora para el baño) todos los empleados en la oficina se reúnen para desempacarlos y probarlos. Es un mar de actividades, un mundo de cajas y materiales de empaque.

La forma en la que están construidas las oficinas centrales de MSCHF son un reflejo de la doctrina a la que se adhiere la empresa, “un casos desestructurado”. Daniel Greenberg, jefe de comercio de MSCHF, alardeó sobre cómo la empresa rompe con el modelo de negocios tradicional: actualmente el equipo de MSCHF no tiene un presupuesto para marketing y anuncios, y no realiza pruebas exhaustivas de sus productos.

Tampoco está claro si MSCHF genera dinero o cómo lo hace. En los últimos tres meses, la compañía cerró dos rondas de fondeo de inversores, incluyendo una ronda de 8 millones de dólares que hizo pública en días pasados, logrando un total de 11.5 millones de dólares, de acuerdo con información de la fondeadora PitchBook.

Sin embargo, Whaley le dijo a Business Insider que no está preocupado por la sustentabilidad del actual modelo de negocios de MSCHF y en cómo escalará la compañía. Para el equipo de MSCHF, la única opinión que le importa es la de su equipo, y su único objetivo es hacer que la gente los voltee a ver, sin importar si la atención que atrae es positiva o negativa.

“Si podemos hacer que la gente se vuelva fan de la marca y no del producto, podemos hacer lo que queramos”, le dijo Greenberg a Business Insider. «Construimos lo que queremos. No nos importa nada más”.

En ocasiones esta política ha hecho que MSCHF se meta en problemas con entidades y compañías que no comparten la misma forma de ver las cosas.

En una de sus jugadas más irreverentes y como una forma de pintarles el dedo al establishment, MSCHF creó un restaurante cascarón llamado “The Blue Donkey”, en el que los empleados que pagaban por comidas usando dinero de la compañía podían ordenar “comida” utilizando una aplicación de entrega, como Grubhub o Seamless. Sin embargo, esas “órdenes de comida” en realidad eran donaciones políticas para candidatos con políticas anticorporativas. Blue Donkey solo duró unas horas.

Desde entonces, MSCHF se ha comprometido a lanzar un producto nuevo cada dos semanas. Su último lanzamiento es Clickswipe, una aplicación para computadoras de escritorio que te envía a Tinder cada vez que le das un click a tu computadora.

En línea con su actitud anti-establishment, MSCHF solo anuncia sus productos a través mensajes de texto (puedes suscribirte a su sitio web para que te lleguen mensajes).

A pesar de su publicidad limitada, MSCHF frecuentemente vende todos sus productos “en minutos” (solo hacen 1,000 unidades por producto), de acuerdo con lo que le dijo su jefe de comercio a Business Insider.

“Estamos en este lugar raro en el que realmente no estamos pensando como un negocio”, le dijo Greenberg. “Solo hacemos cosaas y la gente lo compra”.

Traducida de Business Insider