Hace un par de semanas tuve la oportunidad de platicar con cuatro de siete astronautas europeos. Entre ellos estaba Samantha Cristoforetti, quien en octubre regresó de la Estación Espacial Internacional; ahí fungió como comandante de la estación y pudo realizar su primera caminata espacial.
Estas pláticas ocurrieron en París, en el marco de la Junta de Consejo de los 22 países miembros y 5 países asociados de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés).
Durante la junta, no solo se decidió el futuro del ecosistema espacial europeo, también se seleccionaron 17 nuevos astronautas, dos de ellos españoles.
El «pay to play» del espacio
Entre las decisiones que se toman durante estos eventos, está la del presupuesto que aportará cada país miembro; así como qué programas se destinará en los próximos tres años.
A este sistema se le conoce comúnmente como “pay to play” (pagar por jugar, en español). Cada país obtiene de vuelta una cantidad similar de la que aporta en forma de contratos y subvenciones para sus empresas y proyectos nacionales.
Un amigo periodista se sorprendió al saber que México no se encontraba como observador; a principios de 2022, nuestro país anunció que será la sede de la Agencia Latinoamericana y Caribeña del Espacio – ALCE.
Esta agencia cuenta ya con 19 países suscritos; sin embargo, todavía no se anuncia ningún programa o presupuesto. Aún así, presumimos funcionará de manera similar a la Agencia Espacial Europea.
Este año la ESA, recaudó 16.9 billones de euros, lo cual representa un incremento del 17% respecto a 2019. Los principales contribuyentes son Alemania (20.8%), Francia (18.9%), Italia (18.2%) y Reino Unido (11.2%).
Esta cantidad tiene gran impacto para el sector privado, porue la ESA es el mayor proveedor de fondos públicos europeos para las empresas privadas.
Perseguir el sueño
Mientras los ministros y presidentes de las agencias espaciales decidían el futuro colectivo del ecosistema espacial europeo, pude platicar con los astronautas Luca Parmitano (Italia), Matthias Maurer (Alemania), Thomas Pesquet (Francia) y Samantha Cristoforetti (Italia).
El común denominador de las conversaciones era la realización de los sueños. Además, me compartieron los consejos que daban a las futuras generaciones que se interesaban por ser astronautas o participar en la carrera espacial.
“Yo nací en Sicilia, y no sé si mi experiencia sea igual a alguien que nació en Guadalajara, por ejemplo, pero el punto es que no hay fórmula para volverse astronauta», dijo Luca Parmitano.
«Busca lo que amas y síguelo. Cuando eres el mejor en lo que haces, las oportunidades se crean; no hagas algo pensando que te va a llevar al espacio, si eres un arquitecto, sé el mejor, o actor o cualquier cosa que hagas», dijo Paritano.
Además agregó que «no sabemos lo que vaya a pasar en el futuro, posiblemente vayamos a necesitar artistas, periodistas o abogados en el espacio.»
«Haz algo que te haga feliz y si no puedes ir al espacio de todas formas estarás haciendo algo que amas”, dijo Parmitano.
Otro que sabe mucho de seguir sus sueños es Matthias Maurer, quien habla perfecto español ya que su novia y su tío son españoles.
Estudió su carrera en Barcelona y su comida favorita mexicana es el mole. “En 2009 cuando hicieron la selección de astronautas, quedamos 10 finalistas; pero, la ESA tenía solo 6 lugares, así que me dijeron ‘Matthias, mala suerte, tú nunca vas a ser astronauta’. Eso fue un momento muy difícil, una caída libre, lo más difícil, pero yo he pasado», me contó Maurer.
Pero entonces la ESA le ofreció un trabajo en el sector espacial. «Aunque no iba a ser astronauta, trabajar en el sector era mi sueño, lo que me da vida, lo que me entusiasma», dijo.
Después de 4 o 5 años la Agencia amplió su programa y le preguntaron si todavía estaba interesado interesaba. «¡Yo dije claro que sí! Gracias a que los otros tres finalistas dijeron ‘yo quiero ser astronauta o nada’ y habían abandonado su camino. Por eso me tocó a mí», dijo.
Aunque ellos lo nieguen, los astronautas tienen definitivamente algo de especial. La astronauta italiana, Samantha Cristoforetti, hasta hace poco era la única mujer astronauta europea.
Recién regresó de su misión en la ISS, donde no sólo realizó su primera caminata espacial, sino que fue la comándate de toda la estación. Gracias a eso y otros logros, la compañía Mattel sacó al mercado la Barbie de Samantha Cristoforetti dentro de su línea “modelos a seguir”.
“Estoy sorprendida de lo popular que ha sido (…). Mucha gente se acerca y pide que se las firme, sobre todo niñas y niños; esto me gusta porque cada uno puede ser un modelo a seguir para quien sea”, dijo Cristoforetti.
Luego de haber visto en redes sociales a varias niñas “disfrazadas” de Katya Echazarreta para Halloween, le pregunté a Samantha si le ha tocado ver lo mismo con ella. Entre risas responde que no con sus propios ojos, pero alguno que otro en Twitter. Esto refleja el creciente interés de la gente en el espacio y su importancia popular.
Del tiempo libre para los astronautas
La vida en microgravedad a bordo de la Estación Espacial Internacional es siempre fascinante. Para los astronautas, casi cada momento de su día está programado con una actividad específica. Pero, ¿qué hacen en su tiempo libre?
“En mi tiempo libre prefería tomar fotos y trabajar en ellas», dice el astronauta francés Thomas Pesquet. Incluso ha publicado un libro con esas fotos.
«A veces nos gustaba ver películas, sobre todo del espacio; nos divertíamos encontrando todas las fallas y aciertos con base en nuestra experiencia”, dice Pesquet. Le pregunto si entendió la película Interstellar, a lo que me responde entre risas que no. Esto me tranquiliza, porque yo tampoco la entendí.
Como Thomas Pesquet es poco menos que una celebridad nacional en Francia, aproveché para preguntar al grupo de WhatsApp de la escuela de mi hija si algún niño tenía una pregunta.
Alexandre preguntó si el tiempo pasaba más lento en el espacio. Thomas respondió que aunque la diferencia es muy poquita. «Viajamos tan rápido que nos aproximamos un poco a la curva espacio tiempo; pero, la diferencia sigue siendo de milisegundos”, dijo.
A Luca Parmitano no le gusta el futbol, por lo que ni siquiera tocamos el tema de la Copa del Mundial en Qatar. De lo que sí hablamos fue de la comida. Le pregunté si extrañaba su comida mientras estaba en e espacio. “No, porque me llevé comida italiana; quería darles una probada a mis compañeros de tripulación, de la verdadera cocina Italiana», dijo Parmitano.
Me contó que en una noche preparó lasagna, risotto al pesto, melanzane alla parmigiana y una especialidad siciliana que se llama caponata. «Llevé suficiente comida para 6 meses, pero mis compañeros y yo lo terminamos todo en una noche… pero hablamos de eso por los próximos 6 meses”, dijo.
Las misiones de los astronautas seleccionados
Esta Junta de Consejo ministerial era muy relevante; por primera vez, después de 13 años, la Agencia Espacial Europea seleccionó 17 nuevos astronautas de entre más de 22,500 candidatos.
“Nos llaman los astronautas jóvenes, pero ya no lo somos” dice entre risas Samantha Cristoforetti, “es momento de recibir a astronautas realmente jóvenes”.
De los 17 nuevos astronautas, 5 de ellos serán de carrera, es decir que comenzarán su entrenamiento y participarán en una misión espacial. El resto son astronautas de reserva, seguirán trabajando de cerca con la agencia, pero sin el entrenamiento.
Dentro de ese último grupo se encuentra el primer parastronauta, John McFall. Él es doctor británico; tras perder su pierna en un accidente de motocicleta, ganó de la medalla de bronce de la carrera de 100 metros, en los Juegos Paralímpicos de 2008.
Entre los 5 astronautas de carrera, se encuentra Pablo Álvarez Fernández, el segundo astronauta español desde hace 30 años. Pablo tuvo que superar un proceso de selección de más de un año y seis fases.
Los postulantes debían de contar con un nivel de maestría o superior en el campo de las ciencias naturales, ingeniería, medicina o matemáticas; además era necesario ser, mínimo, bilingüe y estar en perfecta forma física, entre otros requisitos.
La presentación de los nuevos astronautas fue un momento emotivo, y tuve la oportunidad de felicitar a Pablo. Me comentó lo importante que era tener un astronauta hispanoparlante. Pablo mencionó en su entrevista final con los jueces que “en inglés hay ya muchas cosas en el espacio, pero en español casi nada”.
Quedamos que cuando vaya al espacio llevará algo de comida mexicana y me dijo que al menos las tortillas ya se encuentran en la Estación Espacial Internacional.
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