• El biodiésel es el combustible limpio y alternativo que podría ayudar a México a combatir el cambio climático.
  • Las principales materias primas para la producción de biodiésel convencional son los aceites comestibles y el metanol.
  • La adopción de un programa de mayor escala con la introducción de biodiésel procedente de cultivos es técnicamente posible.

El cambio climático es una dura realidad para el planeta y México ya está sintiendo sus efectos.

De acuerdo con los estudios más recientes, el cambio climático ha provocado que el país se haya vuelto más cálido desde la década de 1960 (las temperaturas promedio a nivel nacional aumentaron 0.85º C y las temperaturas invernales 1.3ºC).

Igualmente se ha reducido la cantidad de días más frescos desde los años 60 y hay más noches cálidas. Además, la precipitación ha disminuido en la porción sureste desde hace medio siglo.

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Ante este panorama complicado, México cuenta con algunos paliativos para hacerle frente al cambio climático tales como la generación de energías limpias y renovables que reemplacen a los combustibles fósiles: el petróleo, carbón, gas natural y el gas licuado del petróleo.

Para generar energías limpias, el país debería de impulsar el aprovechamiento de combustibles provenientes de fuentes sustentables como el biodiésel, un combustible alternativo de origen natural, renovable y mucho más limpio que el diésel tradicional.

¿Qué es el biodiésel?

El biodiésel es un combustible compuesto de ácidos grasos derivado de aceites vegetales o grasas animales, de acuerdo con la Sociedad Americana para Pruebas y Materiales (ASTM, por sus siglas en inglés).

Se produce comúnmente por una reacción de los elementos mencionados con alcohol en presencia de un catalizador.

Su naturaleza lo hace una alternativa combustible atractiva en el sector del transporte con creciente impulso a nivel mundial.

Y aunque el uso de biodiésel más común de los biocombustibles es para el transporte, algunos tipos se pueden usar en generadores para producir electricidad y otros podrían reemplazar gradualmente al propano y aceites de calentamiento (como combustible para calefacción).

Las principales materias primas para la producción de biodiésel convencional son los aceites comestibles y el metanol.

Mientras que los insumos del biodiésel avanzado incluyen los aceites de cultivos no alimenticios/no comestibles, aceites/grasas residuales y materiales que son fuentes de segunda generación así como los aceites derivados de microorganismos que se consideran insumos de tercera generación.

Normalmente el biodiésel se usa mezclado con diésel fósil, siendo la mezclaB20 (20% de biodiésel y 80% diésel) la más común.

Otra aplicación del biodiésel es usarlo en pequeña porción, en vez de aditivos lubricantes, para mejorar la lubricidad de un combustible diésel altamente desulfurado.

Es posible adoptar el biodiésel en México

La adopción de un programa de mayor escala con la introducción de biodiésel procedente de cultivos es técnicamente posible, de acuerdo con el “Diagnóstico de la situación actual del biodiésel en México y escenarios para su aprovechamiento”, de la Secretaría de Energía (Sener).

“Las necesidades de apoyo económico serían en este caso considerablemente mayores que en el caso de un programa limitado a los aceites usados”, refirió la Sener.

La Secretaría consideró que más allá del impacto económico directo de incentivar el biodiésel frente al diésel de origen fósil, se deben considerar los beneficios ambientales por la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y otros impactos económicos positivos.

“De un lado, genera ingresos adicionales en el sector agrícola e inversión en infraestructura de producción en el sector industrial, con la consecuente generación de empleo y los ingresos fiscales asociados”, de acuerdo con el documento de la dependencia federal.

El biodiésel producido con recursos nacionales también reduce las importaciones de diésel, contribuyendo a mejorar la balanza comercial del país y a mitigar el efecto negativo de altos precios del petróleo.

Entonces, ¿por qué no se ha podido potenciar la producción de biodiésel?

En la próxima entrega de este especial, analizaremos el caso de Daniel Gómez Iñiguez, un joven emprendedor mexicano que transformó los desechos orgánicos en combustible a través de su empresa Solben (Soluciones en Bioenergía), misma que se dedica a la producción de biodiésel.

Sin embargo, el Estado mexicano no ha podido darle a Daniel los incentivos para que productores como él puedan colaborar a reducir los impactos del cambio climático en México a través de la producción y comercialización de biodiésel.

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