• La pornografía altera los circuitos cerebrales y puede generar comportamientos adictivos de dependencia.
  • Además, la modificación de los mecanismos de recompensa puede producir a largo plazo problemas de apatía, ansiedad, depresión, cambios de humor o irritabilidad.
  • En los adolescentes, la exposición temprana y repetida al porno se ha vinculado con consecuencias negativas para su vida sexual, sus relaciones personales y su bienestar.
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Antes se recurría a todo tipo de estrategias para conseguir una hoja de alguna revista erótica que mostrara algún desnudo. Hoy solo es necesario un smartphone y conexión a internet para acceder a pornografía online gratuita, lo que podría tener un efecto negativo en el cerebro de los adolescentes.

«Creo que realmente destruyó mi cerebro», dijo la cantante Billie Eilish al relatar cómo comenzó a ver videos sexuales con 11 años.

Entonces, ¿Qué efectos tiene la exposición prolongada a la pornografía en adolescentes cada vez más jóvenes?

Los estudios difieren en algunos de sus efectos. No obstante, los expertos tienen claro que la pornografía no debe reemplazar una educación sexual apropiada. Según la Unesco debe abarcar temas como derechos humanos, sexualidad, igualdad de género, pubertad, relaciones sexuales y salud reproductiva.

Se estima que 7 de cada 10 adolescentes han visto pornografía

El informe de Save The Children «(Des)información sexual: pornografía y adolescencia» señala que los adolescentes ven pornografía por primera vez a los 12 años. Además, que 68.2% consumen estos contenidos sexuales frecuentemente.

El documento también arroja que el consumo de ese contenido se produce en la intimidad (93.9%), a través del smartphone. Los videos que más se consumen, 98.5%, son gratuitos online.

«El peligro no es que vean pornografía. Es que su deseo sexual se construya sobre cimientos irreales, violentos y desiguales propios de la ficción. También es peligroso que crean que su consentimiento, deseos y preferencias —o los del resto— no tienen por qué ser tenidos en consideración», explica Catalina Perazzo, especialista.

Dado que los niños y adolescentes continúan en una etapa evolutiva y su cerebro se encuentra en desarrollo, tienen más problemas para diferenciar entre la realidad y la ficción. En muchos casos, especialmente en los más jóvenes, pueden copiar las conductas sexuales que ven en la pornografía, indican varios estudios.

¿Cuáles son los posibles efectos de la pornografía en el cerebro de los adolescentes?

Comportamiento adictivo y recompensa alterada

Una de las principales consecuencias es que el placer que la pornografía da puede generar un comportamiento adictivo. Esto por la cantidad de dopamina cada vez mayor que se libera al consumir este contenido, señala el Instituto de Neurociencias Aplicadas.

Dicho neurotransmisor, considerado una de las hormonas de la felicidad, se ve afectado por un fenómeno de tolerancia. Para conseguir producir la misma cantidad de dopamina se requieren mayores dosis de pornografía; en su defecto se comienzan a consumir contenidos cada vez más extremos. 

Esto puede derivar en un consumo más compulsivo que altera el circuito de recompensa. Además, el cerebro incentiva la repetición de la conducta, mermando el autocontrol y aumentando la sensación de dependencia. 

La adicción que puede generar la pornografía es igual a la de una droga. De hecho, un estudio de la Universidad de Cambridge en 2014 lo comprobó. Lo hizo al escanear los cerebros de hombres jóvenes que informaron tener hábitos compulsivos de pornografía. 

El área cerebral del procesamiento de recompensas se mostró más activa que en el del grupo de control. Aunque en el momento del estudio todos eran mayores de edad, los primeros afirmaron haber comenzado a ver porno con 13 años, mientras que los segundos, a la edad de 17. 

Salud mental y sexual deteriorada

La adicción a la pornografía genera cambios químicos en el cerebro que pueden derivar en ansiedad, estrés, dificultad de concentración, irritabilidad y cambios de humor, apatía, tendencia a la procrastinación, depresión y falta de motivación. 

Una investigación de 2014 que realizó el Instituto Max Planck de Berlín también averiguó que el exceso de pornografía puede alterar la estructura del cerebro, reduciendo la cantidad de materia gris en el lóbulo derecho.

Por otro lado, el daño neurológico relacionado con la dependencia del porno puede tener implicaciones en la salud sexual. Algunos adictos a la pornografía sufren desde problemas de pareja hasta disfunción eréctil y no gozan de su sexualidad plenamente.

Conductas sexuales agresivas

Aunque falta más investigación, varios autores encontraron un vínculo entre la exposición a la pornografía y las relaciones sexuales sin preservativo en adolescentes. Otras investigaciones solo constataron esta asociación en población adulta, pero no en los menores.

The Conversation también cita estudios que sugieren que los jóvenes que ven pornografía violenta podrían «presentar más conductas sexuales agresivas y una mayor aceptación de la violencia en el noviazgo». Aún así, recalcan que se necesita más evidencia empírica para resultados concluyentes.

La solución sería más y mejor educación sexual

Los psicólogos dicen que es importante hablar con los niños y adolescentes sobre la pornografía sin que se sientan avergonzados. Con ello se podría fomentar una sexualidad consciente y sana en lugar de seguir perpetuando los tabúes. 

No obstante, recomiendan activar sistemas de control parental para impedir que los pequeños accedan a contenido para el que no están preparados.

Además, la Unesco sugiere que la educación sexual sea obligatoria. Hay análisis que la relacionan con conductas más saludables, un retraso en el inicio de las relaciones sexuales y un mejor uso de los métodos anticonceptivos en las primeras relaciones sexuales. En definitiva, menos estigma y más información.

«La educación sexual es una necesidad y revisar sus contenidos, una obligación para nuestra contribución a una sociedad saludable sexualmente», dice en un artículo Fátima León Larios, Profesora de Enfermería en la Salud Reproductiva de la Universidad de Sevilla.

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