• Trabajar duro no es suficiente para conseguir ese anhelado ascenso o un jugoso aumento de sueldo.
  • La realidad es que las empresas esperan que todos sus empleados se esfuercen al máximo.
  • Así que, para destacar, debes aprender a comunicar el valor de tus éxitos para tus compañeros y para la compañía.
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Hace unas semanas, los usuarios británicos de Twitter tuvieron una polémica de ámbito laboral cuando la escritora Kate Lister tuiteó la siguiente reflexión:

«¿Qué edad tenías cuando te diste cuenta de que tu plan original para ser buena persona, trabajar duro y aceptar muchas responsabilidades con el objetivo de ser automáticamente recompensado por ello sin pedirlo no iba a valer para nada?».

400,000 reacciones después, la opinión general es unánime: trabajar duro no basta para triunfar en el mundo laboral.

«Trabajar duro es un buen inicio, sobre todo cuando eres joven y quieres entrar en un sector», explica Jess Shannon, coach y escritor de Hard Work is Not Enough (Con el trabajo duro no basta). Pero, si quieres escalar puestos, debes cambiar de táctica.

«Llega cierto punto en el que te das cuenta de que en realidad todo el mundo trabaja duro en un sentido o en otro. Los jefes y las empresas ya dan por sentado que los empleados son expertos y muy productivos, así que eso no te ayudará a escalar puestos».

Para ascender en tu trabajo o tener mejor sueldo debes hacer algo más que trabajar, sí, aunque la educación te dicte otra cosa

Para conseguir un mejor sueldo, para alcanzar un puesto mejor, para ser reconocido profesionalmente… debes hacer algo más que tu trabajo. ¿Te acaba de venir la palabra «política»? Sí, es algo así..

La clave es saber cómo comunicar que estás haciendo un trabajo excelente. De lo contrario, nadie se va a dar cuenta de ello.

Carol Frohlinger, presidenta de la asesoría laboral Negotiating Women, Inc, explica para BBC que existe una tendencia perjudicial para un buen trabajador conocida como el efecto tiara.

«La gente trabaja muy duro y ofrece resultados fabulosos con la esperanza de que las personas adecuadas se den cuenta, vengan y les pongan una tiara en las cabezas. Pero eso no es lo que suele pasar».

«Una de las cosas que puede pasar a la gente que hace buen trabajo, y nada más que eso, es que pasa desapercibida. Así que cuando ocurre una ocasión para ascender a alguien, nadie piensa en ellos. Quedan olvidados».

La educación dice que debes estar callado, pero ello no te llevará a ascender en tu trabajo

Tanto Frohlinger como Shannon apuntan a la educación como la raíz de este problema: desde pequeños, a los estudiantes se les enseña que deben estar callados para contentar a los profesores. Como el profesorado recompensa a los alumnos que se portan bien y no la desordenan la clase, en la madurez se piensa que lo mismo pasará en el trabajo.

Resulta frustrante darse cuenta de que esa estrategia no funciona para nada. «Hay que aprender a llamar la atención. Porque aunque no lo creas, tu esfuerzo está parejo al de otros compañeros de trabajo. Debes evitar difuminarte en segundo plano», recomienda Shannon.

Frohlinger, que se encuentra precisamente detrás de una asesoría especializada en ayudar a trabajadoras, explica que esta realidad es aún más injusta con las mujeres. «Y el problema es que nosotras tenemos inculcado que pedir abiertamente algo está mal visto, que puedes ser castigada por ello».

Si, tras llegar a este punto del artículo, te niegas mentalmente a proclamar tus buenos resultados, irónicamente te encuentras ante la señal más evidente de que debes forzarte a ser mejor promotor de tu excelente trabajo. Debes encontrar la forma de llamar la atención hacia tus progresos sin esperar a momentos tan poco frecuentes como las revisiones de desempeño.

«Muchas empresas y organizaciones te obligan a esperar a finales de año para que expliques lo genial que eres», explica Frohlinger. «La realidad es que no puedes esperar a que pase un año».

Dar actualizaciones frecuentes a tus superiores sobre tu trabajo puede ser una clave

La clave es dar actualizaciones frecuentes a tus superiores sobre tus avances, pero con sutileza y buscando el contexto adecuado.

«Puede ser un email rápido con algunos puntos resumidos que expliquen tus victorias y, sobre todo, el impacto positivo en tu empresa», recomienda esta asesora. «Enfócate en cómo has ayudado a tu equipo, o cómo has logrado con tus progresos que la empresa ahorra dinero».

Pero no atosigues con ello. Nadie quiere recibir emails diarios con este repaso de triunfos. También te ayudará usar frases como «Mi equipo y yo» para no sonar muy egocéntrico y recordar así que muchos de los progresos son compartidos.

No obstante, incluso ser más comunicativo sobre tu profesionalidad no será suficiente.

«Si quieres tener impacto e influencia en tu empresa, debes conseguir que la gente crea en ti, confíe en ti», explica Shannon. Es adoptar una mente de político: debes convencer a los demás de que te voten a ti antes que a otros candidatos.

«Debes ser visto como un líder«, coincide Frohlinger. «Tienes que gustar. Tanto a la gente de tu nivel como a gente que tengas por arriba y por abajo. La realidad es que la gente que cae bien consigue mejores evaluaciones incluso si hace el mismo trabajo que otras personas».

El mundo del trabajo, como la vida, no es justo

La verdad puede parecer injusta, pero eso no la hace menos cierta: un compañero de trabajo y tú puedes tener la misma habilidad y conocimiento, pero aquel que invierta más tiempo haciendo amigos e influenciado a los demás parecerá que es mejor profesional. Es puro instinto: el ser humano favorece a la gente que cae bien.

La buena noticia es que la política no tiene que ser una farsa. «Busca formas legítimas de conectar con los demás», recomienda Frohlinger. «¿Compartimos una afición o un interés? Por ejemplo, si sé que te gusta la jardinería, y veo un artículo sobre ello, pues te lo paso. Es así de simple pero efectivo».

Si te sientes manipulador al imaginarte haciendo estas cosas, cambia el chip mental. Acercarte más a los demás, descubrir qué les motiva o qué odian, provocará que se creen más y mejores sinergias con ellos, y que las colaboraciones sean más fructíferas.

Por ejemplo, podrás discernir quién es mejor haciendo ciertas tareas, así que podrás delegar esas responsabilidades sin problemas, sabiendo que el trabajo se hará bien. Y, como el resultado habrá sido genial gracias a tu criterio, los demás confiarán más en ti.

«Si no cuidas de tu ámbito profesional, nadie más lo hará por ti», concluye Frohlinger.

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