• ¿Notas que eres incapaz de reconocer tus logros en el trabajo? ¿Le das demasiadas vueltas a los errores más nimios y eso te desmotiva?
  • Puede que estés sufriendo dismorfia productiva, un cruce entre burn-out y síndrome del impostor.
  • Suele estar asociada a una concepción tóxica de lo que significa ser productivo en el mundo laboral.
  • ¿Ya conoces nuestra cuenta de Instagram? Síguenos.

¿Sientes que podrías ser más productivo en la oficina, aunque tu jefe o tus compañeros parecen encantados con tu rendimiento? ¿Te has descubierto magnificando muchas veces algunos errores cometidos en un informe, en un e-mail, en una reunión? Además, ¿notas que esta preocupación te está entristeciendo? Quizás tengas dismorfia productiva y puede dañar tu trabajo.

Es posible que hayas oído hablar del trastorno de dismorfia corporal. Según la Clínica Mayo, se trata de un trastorno de salud mental en donde el paciente es incapaz de percibir su cuerpo correctamente.

El efecto más común es convertir un pequeño defecto en un problema enorme.

Este trastorno pone a las personas en riesgo de tener obsesión, depresión y de caer en desórdenes alimenticios.

Desde hace ya un tiempo que se está hablando de un trastorno similar, pero relacionado con el trabajo: la dismorfia productiva.

Según explica Inc, una de las primeras profesionales en hablar de este término fue Anna Codrea-Rado, autora especializada en el mundo del trabajo.

Codrea-Rado considera la dismorfia productiva «una encrucijada entre el ‘burn-out’, tener ansiedad y padecer síndrome del impostor».

La autora se sentía inútil en el ámbito profesional, pese a que la retroalimentación externa apuntaba a todo lo contrario. Por eso decidió investigar al respecto y acuñar este nuevo término.

«Me he dado cuenta de que soy incapaz de ver mi propio éxito», explicó Codrea-Rado en Refinery29 a finales del año pasado.

«Si me miro en el espejo de mi vida productiva, no veo en el reflejo a una autora que ha publicado libros de éxito. Solo veo a una fracasada que comete muchos errores».

A modo de anécdota, esta experta en el mundo laboral se inspiró en la dismorfia monetaria, que a su vez es un fenómeno reciente acuñado por la periodista Mona Chalabi.

Es la sensación de que nunca tienes suficiente dinero (aunque lo tengas) y vives como si te faltase.

Poco a poco, los profesionales de la salud mental comienzan a usar también este concepto. Es el caso de la vicedecana del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña, Dolors Liria.

Liria explica para Rac1 que es difícil encontrar los orígenes de la dismorfia productiva.

«Normalmente, este tipo de fenómenos responden a diferentes factores. Por ejemplo, pueden activarse debido a aspectos de la personalidad como baja autoestima, mucha autoexigencia (…) Pero a veces puede aparecer tras vivir un momento muy difícil».

Gran problema para tu salud mental

Al igual que el trastorno dismórfico corporal, la dismorfia productiva, en grandes dosis, puede convertirse en un gran problema no solo en tu trabajo, sino para tu salud mental.

Si es un estado constante, puede desembocar ansiedad, estrés… y todo ello produce sufrimiento.

«Las personas que tienen estos sentimientos pueden acabar con pensamientos que les llevan a una sintomatología similar a la del síndrome ‘burnout’: falta de motivación, otorgar menos sentido a las cosas, apatía y menos ilusión por las cosas».

A la larga, tus pensamientos se convierten en profecía autocumplida: empiezas poco a poco a rendir menos en el trabajo. Eso alimenta tu trastorno, lo fortalece y cada vez es más difícil romperlo.

Si crees tener dismorfia productiva, el portal LifeHacker ofrece tres técnicas para mejorar.

Cómo superar la dismorfia productiva y avanzar en el trabajo

1. Haz una lista de tareas y actualízala constantemente

Una gran solución para combatir esta apatía laboral es encontrar pruebas empíricas y objetivas de que cumples tus metas y que haces un buen trabajo.

Una manera muy visual y tangible de representar este avance es realizar una lista de tareas. No te preocupes si es muy larga; lo importante es ir tachando tus progresos.

Al hacer ese ejercicio, te estarás demostrando que cumples tu deber. Además, verás literalmente tus éxitos.

Incluso si solo resuelves una tarea por día, es inevitable admitir que progresas, que no estás estancado. ¿Quizás no has hecho todo lo que esperabas? No pasa nada. Paso a paso terminarás con el listado.

2. Acepta el feedback positivo

La próxima vez que tu jefe te diga que haces un buen trabajo, que un compañero agradece tu ayuda, que un cliente comenta tu comprensión, realiza el ejercicio consciente de aceptar esa retroalimentación positiva.

No busques excusas ni tampoco proceses rápidamente el comentario con un «No ha sido nada». 

En el mundo del coaching, un ejercicio muy simple, pero efectivo, que casi siempre se recomienda es mantener la boca semiabierta cuando recibas un cumplido. 

Luego, muy poco a poco, simula que tragas esa retroalimentación y la saboreas. Finalmente, di el «gracias» más sincero que te salga. Pero no exageres mucho o los demás pensarán que te pasa algo raro.

Si quieres mantener las pruebas objetivas de que eres un buen trabajador, captura todos los mensajes positivos que te lleguen por e-mail, Slack… y guárdalos en una carpeta.

Valen incluso comentarios de amigos ajenos a tu oficina que notan que últimamente te esfuerzas mucho. Cuando tengas dudas sobre tu validez profesional, abre la carpeta y relee todos los comentarios sobre ti.

3. Reformula tu idea de productividad

Es posible que la dismorfia productiva se genere debido a una concepción errónea y tóxica sobre cómo mejorar en el trabajo. 

¿Qué es para ti ser productivo? Si para ti es algo similar a: «Estar las 24 horas del día siendo útil, no cometer fallos y dar constantemente el 200 % de mi mismo», tarde o temprano acabarás cansado, desmotivado y seguramente estresado.

Productividad también es descansar. Aprende a bajar hoy el ritmo de trabajo porque te cuesta arrancar. Desconéctate de tus tareas al acabar la jornada y dedicar tiempo a tus amigos. Pásala tan bien el fin de semana que llegará el lunes «volando», pero tienes las pilas cargadas. Es celebrar que te equivocaste, pero que lo intentaste.

Finalmente, es un proceso o un viaje, jamás un resultado. Si notas que tu autoconcepción depende de tus logros, llegó el momento de detenerte y buscar valores más universales y sanos.

Por ejemplo, ayudar a tus compañeros cuando haga falta, desarrollar la creatividad para mejorar procesos, entre otros.

Si sigues estos pasos, puede que la dismorfia productiva regrese ocasionalmente para tratar de convencerte de que podrías hacer más, pero te resultará más fácil hacer caso omiso de sus malos consejos.

AHORA LEE: Tu personalidad podría definir tu trabajo y hasta tu sueldo, señala encuesta

TAMBIÉN LEE: Tu cerebro sabe cómo hacerte sentir mejor, aunque sea con mentiras —aquí 4 estrategias que empleas sin darte cuenta

Descubre más historias en Business Insider México

Síguenos en FacebookInstagramTwitterLinkedIn y YouTube

AHORA VE: