• Insider habló con seis sobrecargos, que trabajan para una de las tres más grandes aerolíneas en Estados Unidos, sobre cómo es la vida en el aire durante la pandemia de coronavirus.
  • Muchos estaban preocupados por sus ingresos y temían por su salud.
  • También dijeron que el trabajo está aislado que nunca.
  • Algunos compararon la situación actual con cómo era volar después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, pero confían en que también se podrá superar

El coronavirus ha puesto al mundo de rodillas, afectando a múltiples industrias, desde la alimentación hasta el comercio minorista. Pero el turismo y el transporte, sin duda, están sufriendo los mayores golpes.

Los sobrecargos son personas que se encuentran en la primera línea. No solo están trabajando en una industria precaria, preguntándose si tendrán un trabajo mañana, sino que también están en el “campo de batalla”, ya que viajan mientras se le ha pedido al resto del mundo que se quede en casa y están expuestos a cientos de personas diariamente.

Hablamos con seis asistentes de vuelo, que trabajan para una de las tres aerolíneas más grandes en Estados Unidos, sobre cómo es la vida en el aire durante la pandemia de coronavirus.

Los seis pidieron mantener su anonimato para poder hablar con franqueza y sin temor de perder sus trabajos. En todos estos casos, sus identidades fueron verificadas y reveladas a Insider.

Algunos dicen que los tratan como “portadores de la enfermedad” y que el trabajo está más aislado que nunca antes

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REUTERS/Aly Song

Trabajar como sobrecargo puede aislarte del resto del mundo. Estás mucho fuera de casa, tu horario es irregular y pasas gran parte de tu tiempo libre solo en habitaciones de hotel, durmiendo en una cama diferente cada noche.

Una asistente de vuelo con sede en San Francisco, de poco más de 30 años, dijo a Insider que la gente generalmente solo ve el lado glamoroso de la profesión, pero que “puede ser un trabajo muy solitario y estresante (…) porque puede desgastarte”.

Muchos de los sobrecargos con los que hablamos dicen que con la pandemia, las cosas han empeorado para ellos.

“Siento que estamos siendo tratados como portadores de la enfermedad”, dijo una de ellas, quien tiene más de 30 años y su sede es en Seattle. “Se puede sentir que la gente no quiere estar cerca de nosotros, especialmente si portamos el uniforme. La gente no quiere acercarse demasiado a nosotros, los pasajeros durante el servicio no quieren nada”.

Una azafata con sede en Nueva York de unos 50 años, y que ha estado en el negocio durante casi tres décadas, confirma estos sentimientos.

“Creo que el aspecto mental es difícil”, le dijo a Insider. “Muchos de nuestros amigos y familiares nos tratan de manera diferente por nuestros trabajos y no entienden por qué seguimos yendo a trabajar”.

Ella agrega que hay una “sensación general de inquietud y tensión por parte de los pasajeros y la tripulación” que no observó ni siquiera hace un mes. “Ahora es mucho más sombrío”, dijo. “Es una atmósfera diferente en general”.

Tienen miedo de quedarse varados en ciudades extrañas

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Reuters

Con los vuelos cancelados en todo el mundo, cada vez hay más ciudades y estados que imponen bloqueos. Esto provoca que las torres de control de tráfico aéreo también cierren, por lo que los asistentes de vuelo están preocupados por quedarse varados.

Tampoco saben si pueden obtener comida y refugio en ciertas ciudades, ya que los restaurantes y hoteles están cerrando o tienen un personal mínimo.

“Acabo de hacer una escala en Atlanta y no hay nada abierto”, dijo la azafata con sede en Seattle. Ella comenzó a empacar bolsas con compartimientos congelados llenas de comida.

“Es difícil”, dijo. “Podrías quedarte atrapado en una ciudad durante 30 horas y en el momento del cierre”, se lamentó. “Es muy interesante, la gente subestima completamente este trabajo”.

La sobrecargo con sede en San Francisco se siente de la misma manera. Ella ha estado empacando ropa extra, libros y bocadillos, por si acaso.

“Tenemos que estar preparados ante el escenario de quedarnos atascados y tener suficiente comida para unos días extra, porque simplemente no sabemos qué va a pasar. Es un poco estresante”, dijo.

“Las cosas están cambiando cada hora, y creo que eso genera una gran parte de mi ansiedad”, dijo. Ella no sabe si un vuelo en el que está programado se cancelará en el último minuto, si será redirigido y terminar en una ciudad diferente, o si podría quedarse sin trabajo.

“Debes ser flexible y estar preparado para lidiar con eso. Pero creo hay muchos cambios rápidos y muy desconocidos. Eso es algo a lo que estamos acostumbrados, pero esto está en una escala mayor a lo normal”, compartió.

Tienen miedo de perder su solvencia económica, ya que solo les ofrecen licencias no remuneradas

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REUTERS/Kham

“No hay suficiente vuelo, por lo que ya nos está afectando financieramente”, dijo la azafata con sede en Nueva York. “Todos estamos preocupados por la seguridad de nuestro trabajo y por obtener un pago”.

Todos los sobrecargos con los que hablamos seguían trabajando. Una dijo que estaba “volando lo más humanamente posible” en este momento, ya que está tratando de ahorrar la mayor cantidad de dinero, sin estar segura de lo que le traerá su próximo sueldo.

Muchos de los asistentes de vuelo con los que platicó Insider se quejaron de cómo su compañía está manejando la situación actual, ya que afirman que solo se les ofrecen una licencia no remunerada que puede ir de uno a tres meses. Ninguno de ellos eligió aceptar este permiso, porque no pueden permitírselo.

“No puedo solventarlo. No puedo permitir que no me paguen. Incluso si quedo desempleada, no puedo pagarlo”, dijo la azafata con sede en Seattle. “Cada día es como sentarse y esperar a ver si perderemos nuestro trabajo”.

Una asistente de vuelo con sede en Detroit dijo que la posibilidad de una licencia no remunerada la lleva a tener que buscar un nuevo empleo. “Al pasar por tiempos turbulentos en donde solo se me ofrece un permiso no remunerado (…) hacen que no me sienta apoyada”, comentó

Sin embargo, durante la redacción de esta nota se aprobó y promulgó un estímulo gubernamental en Estados Unidos de 2 billones de dólares, lo que garantizará que los trabajadores de la aviación aún reciban un pago hasta septiembre, ya que proporcionará a las aerolíneas asistencia financiera de alrededor de 60,000 millones de dólares (mdd).

La Ley de Ayuda, Alivio y Seguridad Económica ante el Coronavirus (CARES, por sus siglas en inglés) prohibirá a las aerolíneas despedir a sus empleados hasta septiembre.

Dicho esto, es posible que a los asistentes de vuelo no se les pague lo que ellos están acostumbrados, ya que solo se les puede pagar la cantidad mínima de horas de trabajo contractualmente obligadas, dependiendo de la demanda.

Muchos temen por su salud

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REUTERS/Ricardo Moraes

“Realmente no entiendo por qué seguimos transportando pasajeros y poniendo en riesgo a nuestros asistentes de vuelo”, dijo otra azafata con sede en Nueva York en sus 50 años y con 20 años de experiencia laboral.

“Creo que los viajes nacionales deberían cerrarse por un par de semanas. Entiendo que la carga aún necesita llegar a donde debe ir, así como también el personal médico, pero creo que podrían hacerlo sin que el público en general también vuele”, comentó.

“Estamos constantemente expuestos, pero exentos de todas las pautas establecidas por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) a menos que demos positivo. Eso no tiene sentido”, dijo la sobrecargo con sede en Detroit.

Si bien los CDC afirman que están trabajando para contactar a los pasajeros y tripulación que han estado expuestos a un viajero enfermo, algunos asistentes de vuelo con los que hablamos se mostraron escépticos, preocupados de que su compañía no estuviera haciendo lo suficiente para informarles si alguien en su vuelo había estado expuesto o incluso si dio positivo.

“No sé si la compañía está siendo diligente al notificarnos si alguien en nuestro vuelo ha dado positivo. Sé que no nos han notificado de ninguna azafata que lo haya dado, pero sería muy difícil creer que nadie en la compañía dio positivo”, dijo la azafata con sede en Seattle. “Definitivamente escuché rumores, pero la compañía no es muy transparente”.

Una sobrecargo con sede en Nueva York admitió que tampoco se le ha notificado ningún caso, pero lo está tomando con escepticismo: “No sé cuál es la política de la compañía al respecto. No tengo idea si es porque lo están ocultando o porque no ha habido algún informe”.

La azafata con sede en Seattle dice que no hay mucho que pueda hacer en caso de que tengan pasajeros expuestos o positivos en sus vuelos.

“La única indicación que realmente nos han dado es tratar de aislar a esa persona lo mejor que podamos, donde esté un poco lejos de la gente”, dijo. “No es que podamos simplemente ponerlos en cuarentena en la parte trasera del avión y dejarlos allí solos”.

USA Today informó que 20 aeropuertos en los Estados Unidos han implementado controles de temperatura; pero de acuerdo con CNN, no hay mucha evidencia de que estos realmente ayuden a prevenir la propagación del Covid-19.

También se debe tener en cuenta que, según un informe del Centro Chino para el Control y Prevención de Enfermedades, el coronavirus puede transmitirse sin ningún síntoma aparente.

Además, dicen que solo recientemente se les permitió usar cubrebocas y guantes. La aerolínea no se los proporciona por completo

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REUTERS/Kham

“Ese ha sido un problema dentro de la comunidad de asistentes de vuelo. Sentimos que (nuestra compañía) no ha sido muy proactiva”, dijo una sobrecargo, citando que solo se les permitió usar cubrebocas y guantes durante la totalidad del vuelo desde la semana pasada.

“Llegaron tarde al juego”, dijo. Por otro lado, los cubrebocas y guantes que les proporcionan no son de grado médico, por lo que no confía ellos.

Si bien platicó que su compañía emitió un comunicado en el que promete asegurar guantes de nitrilo, dice que rápidamente retrocedieron por un problema con la oferta y la demanda.

«Creo que detuvieron esa iniciativa”, comentó. Ahora, la mayoría de las azafatas que conoce traen sus propios guantes y cubrebocas.

“Todavía estamos en tránsito”, dijo la asistente de vuelo con sede en San Francisco.

“Entramos en contacto con miles de personas en un día. Depende de cuántos vuelos tengas. También transitamos por aeropuertos y diferentes vuelos y tripulaciones. Tenemos mucha exposición, pero no necesariamente contamos con las precauciones de seguridad de grado médico”, agregó.

Ella dice que su compañía está haciendo lo mejor que pueden para proporcionar cubrebocas y guantes, pero que también necesitan tenerlos en sus manos. Además, los profesionales médicos pueden necesitarlos más.

Si bien algunos de los miembros de la tripulación con los que hablamos sintieron que su empresa (y todos los que trabajan para la misma) reaccionaba demasiado lento y priorizaba sus negocios sobre la salud de los empleados, el consenso general parece ser que está haciendo lo mejor que podía dadas las circunstancias.

La Asociación de Asistentes de Vuelo de Estados Unidos, uno de los sindicatos de sobrecargos más grandes del mundo y que representa aproximadamente a 50,000 personas de 20 aerolíneas, espera obtener medidas más consistentes en todas las aerolíneas para protegerlos y frenar la propagación del coronavirus.

Piden a las aerolíneas que pongan fin al servicio de toallas calientes, introduzcan vasos desechables y proporcionen cubrebocas para los pasajeros y la tripulación.

Si bien muchas aerolíneas han tenido en cuenta algunas de estas recomendaciones (American Airlines redujo los servicios de alimentos y bebidas; y Delta, Southwest y American ahora permiten que los asistentes de vuelo usen cubrebocas), todavía es inconsistente en todos los ámbitos y muchos piensan que estos cambios deberían haber llegado cuanto antes.

La Asociación de Asistentes de Vuelo de Estados Unidos dijo a CNBC: “En general, la industria ha superado con creces las instrucciones del gobierno, pero lo que se necesita es una respuesta coordinada y exhaustiva de éste”.

No tienen tiempo para ponerse en cuarentena y no están obligados a hacerlo

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REUTERS/Soe Zeya Tun

Según el Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, los empleados de transporte aéreo son “trabajadores esenciales de infraestructura crítica”. Por lo tanto, están exentos de ciertas regulaciones, como la cuarentena.

“Este es el desafortunado peligro de nuestro trabajo, ya que mientras todo esto sucede, no podemos ponernos en cuarentena. Tenemos que ir a trabajar. Todavía hay personas volando y tenemos que estar allí para operar esos vuelos”, dijo la azafata con sede en Seattle.

Los sobrecargos dijeron a Insider que, por lo que entendieron, deben trabajar a menos que tengan un comprobante médico que indique que deben ponerse en cuarentena. Solo con eso pueden proteger su pago.

La mayoría de los asistentes de vuelo con los que hablamos estuvieron de acuerdo en que el proceso no estaba claro. Algunos creían que tenían que dar positivo o mostrar síntomas para obtener un comprobante médico y quedarse en casa sin penalización.

Una azafata agregó que las pruebas están cubiertas por el seguro de salud de su compañía, pero las únicas que sabe que se han hecho la prueba son aquellas que presentan síntomas.

Si bien pueden optar por aceptar un permiso no remunerado de uno a tres meses, no pueden simplemente llamar y decir que están enfermos, o no trabajar sin el comprobante médico, ya que los días de enfermedad o personales se cuentan como “incidentes contra (sus) registros de confiabilidad”.

“Conozco a personas que han recibido los comprobantes y todavía están volando”, dijo la azafata con sede en Seattle.

La gente todavía vuela y siguen siendo asquerosa

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REUTERS/Mohamed Abd El Ghany

A medida que los vuelos se reducen (por ejemplo, de cinco vuelos diarios ahora hay uno), algunos de ellos aún están muy llenos. Los asistentes de vuelo dijeron que hay una mezcla de vuelos muy vacíos y muy llenos.

Una azafata especifica que estos no son viajeros oportunistas que obtuvieron una buena oferta para vacacionar en Miami. Más bien son personas que han tenido muertes en la familia, personal militar, médicos que necesitan llegar a algún lugar donde son necesarios y viajeros varados que regresan a casa.

“Creo que es importante saberlo, porque la gente no nos ve como trabajadores esenciales, pero lo somos”, aclaró. “Lo estamos haciendo porque queremos asegurarnos de que las personas sean atendidas”.

No obstante, muchos de los sobrecargos con los que hablamos dijeron que estaban desconcertados por la falta de higiene y sentido común que muchos viajeros aún mostraban.

Algunos pasajeros se quitaron sus cubrebocas para toser; o los usan, pero van al baño descalzos. Hay padres que dejan que sus hijos se pongan los cinturones de seguridad en la boca o que coman bocadillos que arrojaron directamente a las mesas.

Muchos compararon la situación con lo vivido tras el atentado del 11 de septiembre

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REUTERS/Jim Ruymen

La azafata con sede en Nueva York dijo que trabajó después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 y que la atmósfera de hoy es muy similar.

“No hay tantas sonrisas. Hay mucho más nervio y tensión. Todo el mundo se muestra cauteloso entre sí, solo que ahora es por una razón diferente”, platicó.

También agregó que eso la entristece, porque interactuar con las personas y escuchar sus historias es su parte favorita del trabajo, en el que se ha desempeñado durante casi 30 años.

Una sobrecargo con sede en Salt Lake City se describió a sí misma “como una ‘sobreviviente’ del 11 de septiembre”, y también ve similitudes entre los viajes aéreos en ese momento y ahora.

Ella agregó que: “somos uno como personas y podemos aprovechar esta oportunidad para ayudarnos mutuamente. Quiero llevar a salvo a usted y a su ser querido. Y no tengo miedo. ¡Estoy listo para servir!”

Traducido de Insider

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