• Los wearables robóticos brindan la oportunidad de aumentar la capacidad y el rendimiento de los seres humanos.
  • El neurocientífico Adlo Faisal cree que las extremidades robóticas supernumerarias permiten mejorar nuestro desempeño.
  • Para comprobar cómo podríamos adaptarnos a ellos y usarlos como cualquier otro miembro, él y su equipo crearon un dedo robótico.

Los wearables robóticos (o robótica que se puede «vestir») brinda la oportunidad de aumentar la capacidad y el rendimiento de los seres humanos; ya sea a través de prótesis, exoesqueletos o extremidades robóticas supernumerarias —piensa en brazos extra a la Doctor Octopus, uno de los villanos más populares de Spider-Man; o, en este caso, un dedo robótico adicional.

De acuerdo con el neurocientífico Adlo Faisal, las extremidades robóticas supernumerarias permite mejorar el desempeño humano y ayudarnos en nuestras tareas cotidianas.

Sin embargo, una cuestión de investigación importante es si el uso de tales dispositivos puede conducir a su eventual encarnación cognitiva; dicho de otra manera, ¿seremos los seres humanos capaz de adaptarnos a ellos y usarlos sin problemas como cualquier otro miembro propio?

Ante esta incógnita, Faisal y el equipo que dirige en el Imperial College de Londres desarrollaron un dedo robótico para averiguarlo.

El dedo robótico de Faisal tuvo resultados sorprendentes

Este dedo robótico adicional fue puesto junto al meñique de la mano derecha de seis pianistas, para descubrir si los confundiría o añadiría una nueva dimensión a su forma de tocar.

Sorprendentemente, al cabo de una hora de haberles colocado el dedo artificial, los pianistas habían aprendido a integrarlo en el teclado, dirigidos por señales eléctricas generadas al mover el pie.

Los investigadores del Brain & Behaviour Lab que dirige Faisal descubrieron que, independientemente de su capacidad para tocar, los seis pianistas y otros seis voluntarios que no tocaban se adaptaron rápidamente al pulgar, lo que sugiere que no estamos limitados a utilizar un dedo extra para las tareas con las que estamos familiarizados.

«Surgió de mi propia pasión por el piano y me pregunté qué pasa si tengo un dedo extra», dijo a Reuters Faisal, profesor de Inteligencia Artificial y Neurociencia en el Departamento de Bioingeniería y el Departamento de Informática de la universidad. «Hay una zona del cerebro dedicada a cada uno de los dedos».

«Así que ahora viene la pregunta, si te doy un undécimo dedo (…) ¿lo procesas de la misma manera que procesas un miembro normal?» cuestiona.

«El hecho de que se pueda tocar con 11 dedos no es del todo trivial y tiene que ver con la forma en que el cerebro está conectado», dijo Faisal.

«Así que lo que podemos decir es que es una prueba de existencia. Podemos hacerlo. El siguiente reto sería ¿podemos hacer dos pulgares, es decir, 12 dedos? ¿Podemos hacer algo más?»

Con información de Reuters.

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