• Las entrevistas de trabajo se convirtieron en una especie de campo de experimentación para hacer preguntas extrañas que tomen desprevenido al candidato.
  • Pero estas ideas curiosas no pueden superar la mítica prueba de la sopa de Thomas Edison.
  • Consistía en que el inventor invitaba al candidato a comer un plato de sopa y de cómo lo comía dependía si conseguía el empleo.
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Si has pasado por muchas entrevistas de trabajo, seguro que te han hecho preguntas raras. «¿Cuántas pizzas crees que se pidieron anoche?», «¿Qué tres cosas, además de agua y comida, te llevarías a una isla desierta?», «Si pudieras robar un banco sin que nadie lo supiera, ¿lo harías?» (preguntas extraídas de The Balance Careers).

Las entrevistas de trabajo extrañas no son algo nuevo. El famoso inventor y científico Thomas Edison realizaba una «prueba de la sopa» para buscar a sus candidatos, según el historiador Andrew Martin.

El científico invitaba al candidato a una comida, pero era Edison el que siempre escogía los platos. Y como plato principal siempre pedía sopa.

«La razón de la prueba de la sopa era que el famoso inventor quería ver si los candidatos ponían sal y/o pimienta antes de probarla; o bien si primero la probaban y luego condimentaban», explica el historiador.

Edison descartaba inmediatamente a los candidatos que ponían sal o pimienta prematuramente. Según él, no quería asistentes que actuaran según sus prejuicios. «En su opinión, aquellos que solo seguían sus nociones preconcebidas no tenían lugar en su laboratorio, pues la ausencia de curiosidad y ganas de hacer preguntas van en contra dirección con las ganas de innovar».

¿Es la prueba de la sopa de Thomas Edison una antecesora de las preguntas extrañas de las entrevistas de trabajo? Según el portal Inc, no. Es todo lo contrario. Se trata de una acertada genialidad.

Este portal dedicado a analizar el mundo laboral explica que numerosos estudios recientes demuestran que la manera estándar de hacer una entrevista de trabajo es inútil. «Realizar preguntas es un método que tiende a favorecer a los que saben hablar en contra de los que son realmente competentes. Luego hay que tener en cuenta el prejuicio del entrevistador».

Lo que sugiere la ciencia moderna es poner a los candidatos en un entorno de práctica lo más parecido posible al trabajo por el que están optando. Una prueba dice más de la experiencia, personalidad y valores del candidato que asediarla a preguntas, tanto estándares como rebuscadas.

Por lo tanto, la prueba de la sopa de Edison tiene más sentido que la tendencia actual de intentar engañar al candidato con preguntas rebuscadas.

Edison quería averiguar si el candidato en cuestión era curioso o no, si prefería aventurarse a probar lo desconocido.

Lo que está claro es que preguntar al candidato «¿Te consideras curioso?» hubiera sido menos efectivo. Como se menciona más arriba, alguien con labia, pero nada curioso, puede dar con una respuesta convincente. De ahí que la sopa, pese a su estrafalaria premisa, tuviera más sentido.

Si bien es cierto que sería raro, y algo caro, invitar a todos los candidatos a comidas individuales y ver cómo comen sopa, los encargados de contratar a personal tendrán más éxito encontrando a la gente adecuada si invierten tiempo y esfuerzo en crear pruebas relacionadas con el empleo.

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