• Después que se redujo la calificación de Colombia ahora surge la cuestión de que país será el siguiente.
  • Muchas naciones tienen una mayor proporción de deuda con respecto al tamaño de su economía, pero se mantienen en grado de inversión.
  • Esto resulta "incómodo" ya que mayor deuda representa menor capacidad para cumplir con las obligaciones financieras.

S&P Global informó la semana pasada que Colombia perdió calificación soberana en grado de inversión. Pero debido a la pandemia, no solo se ha suscitado la pregunta habitual de que nación será la siguiente. También hay expectativa de que países, de los que parecían haber librado la pandemia en cuanto al manejo de sus recursos, ahora sufrirán afectaciones en su nota crediticia.

La pérdida de una calificación de grado de inversión, que puede elevar los costos del financiamiento, es un castigo para cualquier gobierno. Pero Colombia no es el único.

En la última década, Brasil, Sudáfrica y Turquía, junto con más de media docena de otros países se han convertido en «ángeles caídos». Así se les conoce a los soberanos que han experimentado una degradación de sus bonos a grado «basura» según la jerga de las agencias de calificación. Y ahora con las presiones que ha generado el Covid-19 muchos más países están en peligro.

Tanto Fitch como Moody’s tienen bajo vigilancia a India y Rumania. Fitch también tiene a Colombia, Panamá y Uruguay en su lista de observación. Y aunque el pequeño Curazao es el único que queda en la lista de S&P, otros 10 países están en el precario escalón de inversión «BBB-«, aunque con perspectivas «estables».

A primera vista, la cosa no pinta bien para muchos. India destaca con una deuda del 90% del PIB. Pero todos, excepto Rumania, tienen razones de deuda muy por encima de la media de 55% para un país con calificación «BBB-«.

También se espera que la mediana de los pagos de intereses sea considerablemente mayor en los mercados emergentes este año. Fitch calcula que equivale a 2.5% del PIB, frente al 1.2% de las economías desarrolladas. Y si el Covid-19 continúa, la recuperación se retrasará en esos mercados.

No se vislumbra un golpe a la vista

Sin embargo, a pesar de todo este pesimismo, los inversionistas de los mercados financieros que usan los swaps de incumplimiento crediticio (CDS) para asegurarse contra los problemas de la deuda, no parecen pensar que ninguno de estos países esté a punto de sufrir el golpe.

Hace un año, los CDS apuntaban a que India, Colombia, así como Indonesia y México, con su gigantesco mercado de bonos de 130,000 millones de dólares, serían degradados a «basura». Todos ellos cotizan ahora en niveles que sugieren el grado de inversión.

En el caso de México, tanto Fitch como Moody’s vieron como positivo que el gobierno haya mantenido una política de austeridad que limitó el gasto y por lo tanto el endeudamiento durante la pandemia.

«No hay una cifra mágica de deuda en relación con el PIB que desencadene automáticamente una baja de la calificación. Simplemente no funciona así», explicó el director de crédito de Moody’s para EMEA, Colin Ellis.

Una rebaja a la categoría a «basura» puede excluir automáticamente a los bonos del Estado o de empresas de ciertos índices de inversión. Esto puede desencadenar una ola de problemas al elevar los costos de los préstamos.

En contraste con la tormenta de recortes del año pasado, cuando las principales calificadores bajaron entre el 25% y el 30% de los países que analizan, Moody’s ha mejorado aproximadamente el triple de los que ha rebajado este año. S&P ha realizado un 50% más de alzas si se incluyen también las empresas.

«Cuando se trata de un choque brusco y de corta duración, a veces conviene escuchar por encima del ruido», añadió Ellis. Como el Covid ha causado a la mayoría de los países por lo menos seis meses de sufrimiento económico agudo en comparación con casi 18 meses que duró la crisis financiera de 2007-2008.

Todo se levanta

La tarea de descifrar el impacto del ruido puede suponer el riesgo de incurrir en incoherencias.

Colombia, dijo la semana pasada que trabajaría para mantener la confianza del mercado en sus finanzas. De acuerdo con analistas de Barclays, debió haberse sentido perjudicada, dicen analistas de Barclays.

S&P no había reafirmado su grado de inversión hasta hace un mes. Incluso con los problemas de su reforma fiscal, la relación deuda/PIB del Gobierno, de 65%, está muy por debajo del 90% de la India o del 85% de Croacia, cuya calificación BBB- se reafirmó el viernes.

El salto de 15 puntos porcentuales en esta proporción de la deuda con el tamaño de la econbomía desde el Covid también ha sido menor que el aumento de casi 20 puntos porcentuales de Rumania a la que, sin embargo, S&P acaba de retirarle una advertencia de rebaja.

Italia, cuyo nivel de deuda va camino de superar el 150% del PIB este año, observó como S&P subía su calificación.

«Hay un problema generalizado: las agencias de calificación parecen estar dando a muchos países el beneficio de la duda», dijo uno de los «vigilantes de los bonos» de la gestora de fondos M&G, Eldar Vakhitov, que ve a Rumania como un ejemplo destacado.

S&P había puesto a Bucarest en su advertencia de rebaja en 2019. Citó la preocupación de que su déficit presupuestario estaba aumentando del 3% al 4,5% del PIB. Sin embargo, no siguió adelante ni siquiera cuando saltó al 9% del PIB en 2020 y se proyectó que fuera del 7% este año.

Todos los países sufrieron la crisis, pero no de la misma forma

Uno de los principales analistas soberanos de S&P, Frank Gill, señaló que el nuevo gobierno de Rumania se ha retractado de los grandes aumentos de las pensiones. En general, con tanta incertidumbre sobre cómo dejará la Covid a las economías, tiene sentido conceder algo de beneficio de la duda cuando es posible.

El director gerente de Fitch para soberanos y supranacionales globales, Tony Stringer, también señaló recientemente de que el hecho de que la deuda de casi todos los países haya aumentado significa que países individuales no han destacado individualmente por el mal estado de sus finanzas.

Fitch prevé que la deuda pública mundial alcanzará los 95 billones de dólares en 2022. Este es un aumento récord de 40% en términos nominales en comparación con la crisis de 2019.

«Cuando tienes una crisis que afecta a todos los países, algunos de esos indicadores en la escala relativa se van a mover todos juntos. Por lo que crea un poco de efecto amortiguador para las calificaciones», dijo Stringer el mes pasado.

Sin embargo, para otros observadores, esta aceptación de una deuda elevada resulta incómoda. Las calificaciones están diseñadas específicamente para juzgar la capacidad de los países para pagar su deuda. Y la historia demuestra que cuanto mayor es la deuda, mayor es el riesgo de tener dificultades.

Es como decir: «Lo siento, agente, no puede ponerme una multa. Todos los demás también iban a exceso de velocidad», dijo Moritz Kraemer, exjefe de calificaciones soberanas de S&P.

Con información de Reuters.

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