Roberto Báez

Roberto Báez

Juego de Percepciones

El domingo pasado se me antojó ver el estreno de “La Casa de los Famosos”. Este reality show de TelevisaUnivision reúne a varias personalidades del espectáculo en una casa con transmisión en streaming las 24 horas. El show lleva ya tres temporadas en Estados Unidos y llega por primera vez a México. 

En caso de que no estén familiarizados con el formato, les explico que la dinámica es muy sencilla. Las celebridades, aisladas del exterior, estarán compitiendo durante varias semanas por un premio de 4 millones de pesos. A través de retos, nominaciones y votaciones del público, los participantes saldrán de la casa cada semana hasta que quede un ganador o ganadora. 

A los mexicanos nos gusta consumir los reality shows, llevamos poco más de 20 años haciéndolo y prueba de ello es que siguen existiendo, y cada vez con temáticas más diversas. Lo destacable de esta nueva entrega es que, si bien no viene a descubrir el hilo negro, sí tiene una mezcla de elementos que crean un concepto atractivo a la oferta de entretenimiento.

La fórmula exitosa de La Casa de los Famosos

Hablemos de números. La gala de estreno de este show, según datos de Nielsen IBOPE México tuvo una audiencia de 12.7 millones de personas, la mayor de la programación de TV abierta, superando incluso a su competencia por más de 85%. Las cifras de inicio son un buen augurio, aunque por supuesto el reto es mantenerlo.

Otro buen indicador es el número de menciones comerciales que vimos durante el estreno, así como los patrocinios que hemos visto al interior de la casa, incluyendo el de un auto que se regaló a uno de los participantes, después de un reto en el día uno de su estancia. El desfile de marcas seguramente seguirá durante lo que dure esta temporada. 

Para las personas que consumíamos televisión a principios de los años 2000 el formato nos parece bastante conocido. Claro, no hay que darle muchas vueltas para encontrar las similitudes entre Big Brother, el fenómeno mediático del inicio de milenio, con esta nueva versión; incluso en la primera hubo un formato VIP, también con celebridades.

El fenómeno de Big Brother en México duró poco más de tres años, mientras en otros países la aceptación del público hizo que el formato se extendiera mucho más. El Gran Hermano en España, por ejemplo, duró 18 temporadas. 

¿Por qué en México el formato se extinguió tan rápido y por qué rescatarlo cuando parecía agotado? Les comparto algunas ideas que nos pueden dar pistas sobre este tema.

La nostalgia por los reality shows como gancho

Comencé esta columna comentando que se me antojó ver el estreno de La Casa de los Famosos, no es casualidad que yo haya sido parte de esa generación atraída por el fenómeno Big Brother y que tal vez ese recuerdo me haya motivado a ver el canal Las Estrellas un domingo por la noche. 

La verdad es que sí tuve déja vus a esos días frente a la tv viendo las eliminaciones y las galas, incluso voy a confesar que alguna vez tomé el teléfono para votar para salvar a algún nominado. Fue bonito recordar que incluso hubo momentos familiares alrededor de este programa. 

Al parecer no fui el único que pensó así. Platicando con otros contemporáneos, descubrí que también se sintieron atraídos por este nuevo programa, aún cuando me confesaron que no son ya consumidores habituales de este formato: “Tal vez he visto los de cocina o de competencias atléticas, pero de este tipo ya no veía”, me comentó un amigo con quien discutí el estreno.

Asumo que a la producción de La Casa de los Famosos sabía perfecto, al traer el concepto a México, que sería ampliamente comparado con Big Brother. Y a pesar de que lo ideal es crear una identidad propia, no creo que la comparación les moleste, por el contrario, les favorece.

La nostalgia sigue vendiendo y vende bien. Basta con ver la cantidad de fechas de los conciertos con artistas y bandas de los noventa. Somos un buen mercado. 

Nuevos retos para programas como La Casa de los Famosos

A pesar de que parece que la fórmula sigue vigente, los retos a los que se enfrenta esta producción son nuevos. 20 años de audiencias que han ido creciendo y de nuevos espectadores, no pasan en vano. 

Un punto central es que en la primera ola de realities en México no existían las redes sociales. Las personas teníamos que esperarnos al día siguiente en la escuela o el trabajo para comentar con amigos, ya si la urgencia era mucha, lo hacíamos por teléfono. Hoy las redes incluso juegan dentro del formato, generan conversación, tendencias y sobre todo, una amplia cantidad de contenido que hace que sea cada vez más difícil sorprender a la audiencia. 

Otro factor es la creación de contenidos transgeneracionales. El show reúne tanto en la conducción como en las celebridades al interior de la casa, a personas que son reconocidos por varias generaciones; desde los famosos con amplia trayectoria en el mundo del espectáculo, hasta personas cuyo éxito nació en las redes sociales. 

La corrección política es un arma de doble filo, puede generar controversia — y rating —, pero sin el debido cuidado puede ser un boomerang que golpee fuerte. Hoy es más frecuente señalar y condenar algún comentario o acción que se considere inapropiada, algo a lo que las celebridades están expuestas, sin censura, con el streaming de 24 horas.

La Casa de los Famosos es entretenimiento, pero hoy como hace dos décadas hay que entender también el formato como un fenómeno social. Hay que preguntarnos por qué nos atrae y qué nos puede enseñar en los negocios, porque es un hecho que sus primeros números demuestran que algo están haciendo bien.

Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

Descubre más historias en Business Insider México

Síguenos en Facebook , InstagramTwitter y LinkedIn

Consulta a más columnistas en nuestra sección de Opinión