• Las exportaciones automotrices se desplomaron casi 10% en julio con respecto al mismo mes de 2020.
  • Esto marca un retroceso al terreno ganado después de haber sido la industria que más aceleró su recuperación después del confinamiento.
  • Además de la crisis de semiconductores, el sector automotor enfrenta una desaceleración en Estados Unidos.

La industria automotriz fue el sector que más aceleró su recuperación durante la segunda mitad de 2020, después del cierre de actividades a causa de la pandemia de Covid-19.

Pero ahora, está metiendo la reversa. En julio, las exportaciones de este sector cayeron en un bache de -10% en su comparativa anual, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Los datos confirman una tendencia a la baja que comenzó en 2021 después de que se comenzaran a observar problemas con el suministro de semiconductores para los componentes electrónicos. A esto se sumaron los cuellos de botella en el transporte marítimo que han empeorado por el entorno de tolerancia cero al Covid-19 por parte de China.

Pero, además de este entorno que ha puesto un frento a una industria que representa la cuarta parte de todas las exportaciones del país, se suma un contexto de desaceleración económica en Estados Unidos. Este es el principal socio comercial de México, donde se dirigen más de 80% de los envíos no petroleros.

«El Fondo Monetario Internacional (FMI) en su proyección de julio, estimó que la economía de Estados Unidos crecerá 0.6 puntos porcentuales menos de lo esperado. Esto es 7% anual», señaló en entrevista, Ignacio Martínez, coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (LACEN) de la UNAM. «Esto nos dice que la economía de Estados Unidos se está desacelerando».

Un entorno de malas noticias para la industria automotriz

Para el experto, este bache económico también se conjuga con un entorno de mayor inflación mundial. Y una expectativa de aumentos en la tasa de interés, lo que está tirando la expectativa en el sector.

Esto tendría repercusiones como un aumento de precio en los insumos de las empresas tanto nacionales como importados. Además, se encarecería el crédito, lo que tendría un impacto en la deuda de las compañías.

«Del 100% de las cadenas globales en México 59% lo brinda la industria automotriz, y 5% lo brinda la cadena de autopartes. Una y otra van vinculadas. Si a eso le agregamos el componente la disrupción en la cadena global de microchips no puede satisfacer a las autopartes. Esto impide a su vez paros técnicos en las armadoras», explicó.

«En México, Toyota, General Motors, Audi, General Motors han tenido varios paros técnicos. Cuando anteriormente era por cuestiones laborales y ahora es precisamente por la falta de componentes como semiconductores. Más aún cuando vemos a otras industrias compitiendo por este insumo como el sector electrónico, telecomunicaciones y ahora de electrodomésticos», agregó.

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