• Los datos para el primer trimestre de este año muestran, en general, una ligera mejora para las mujeres en el mercado laboral.
  • El índice de segregación ocupacional señala una clara propensión hacia la integración durante los últimos 10 años.
  • Los sectores de la construcción, minería, transportes, correos y almacenamiento continúan con una baja tendencia de inclusión de mujeres.
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¿Se han incluido más mujeres en el mercado laboral? ¿Cómo ha evolucionado la equidad en el ámbito laboral? Estas preguntas son respondidas mediante el estudio y seguimiento de los indicadores del trabajo decente que hacemos en el Centro de Investigación de la Mujer en la Alta Dirección (CIMAD) del IPADE Business School desde el año 2020.

La investigación se relaciona directamente con dos de los 17 Objetivos para el Desarrollo Sustentable – Igualdad de género y Trabajo decente, porque integra una perspectiva de género a 16 indicadores de la metodología establecida por la Organización Internacional del Trabajo. Tenemos buenas noticias porque los datos para el primer trimestre de este año muestran, en general, una ligera mejora en el mercado laboral. 

Uno de los resultados más sorprendentes es la reducción de la tasa de desempleo a 2.7%, la cifra más baja desde 2005. Además, el desempleo impacta a hombres y mujeres por igual con una brecha de uno. 

Igualmente, la relación empleo-población presentó el dato más elevado del periodo, siendo 58.6% a nivel poblacional. Este indicador parece estar creciendo a causa de una mayor inclusión femenina en el mercado laboral porque la tasa promedio de crecimiento anual para las mujeres asciende a 0.9% mientras que la masculina es de -0.2%.

Además, el dato 2023 para las mujeres es el mayor a lo largo del periodo de estudio siendo 44.7%. No obstante, continúa siendo lejano por 29.6 puntos porcentuales respecto al de los varones. En consecuencia, la brecha de género es aún elevada en 1.7, en perjuicio de las mujeres.

Indicadores de inclusión femenina

Entre los indicadores con mayores diferencias entre mujeres y hombres tenemos el correspondiente a la proporción de jóvenes entre 15 y 24 años que se encuentran sin estudiar, capacitarse o trabajar, conocidos en la actualidad como NEET (por sus siglas en inglés).

Aun cuando la tendencia de las mujeres NEET es decreciente, en 2023 aún se observa una diferencia de casi 16 puntos porcentuales entre la cifra de 24.9% para las mujeres y de 9% para los varones, lo que se traduce en una brecha de género de 0.36 en detrimento de las mujeres.

Este es un tema de especial relevancia porque desde estas tempranas edades comienza la falta de capacitación femenina para incorporarse adecuadamente en el mercado laboral. Esto se relaciona de forma directa con el indicador de la relación empleo-población, porque las mujeres, al no recibir la capacitación necesaria, se integran con menor frecuencia al mundo de trabajo. 

El indicador de precariedad en el empleo, es decir, aquellos trabajos sin contrato escrito o de tipo temporal, exhibe una constante reducción en los últimos 13 años, tanto para hombres como para mujeres. También se observa que la precariedad afecta a mujeres y hombres por igual con una brecha cercana al uno.

El índice de segregación ocupacional (disparidad de Duncan) señala una clara propensión hacia la integración durante los últimos 10 años. Para 2023, a nivel sectorial podemos observar que los sectores de la construcción, minería, transportes, correos y almacenamiento continúan con una baja tendencia de inclusión de mujeres.

Mientras que el comercio al por menor, los servicios de hospedaje, educativos y de salud tienen una mayor presencia de mujeres. Destacan la industria manufacturera y las actividades gubernamentales como los sectores con mayor complementariedad al tener cifras de participación femenina y masculina similares.

Dentro de los grandes retos aún tenemos el empleo informal, que es más frecuente entre las mujeres (55.8%) que entre los hombres (54.5%). En particular, el empleo en unidades económicas informales mantiene una disparidad que afecta a las mujeres con 29% mientras que los hombres registran un 27.7%. 

Los hombres tienen empleos con jornadas laborales excesivas, de más de 48 horas a la semana, con mayor frecuencia que las mujeres. 32.8% de los hombres se encuentran en esta situación, mientras que 18.5% de las mujeres la tienen. La brecha de este indicador asciende a 1.77 en perjuicio de los varones.

Si bien, las mujeres parecen estar en mejores condiciones en este aspecto laboral, al analizar el tiempo libre nos percatamos que las mujeres tienen aproximadamente 8 horas libres a la semana menos que los varones. Esto es indicativo de que el trabajo doméstico y las labores de cuidado, en otras palabras, el trabajo no remunerado es realizado principalmente por mujeres. 

Con relación a la participación de las mujeres en la alta y media dirección, se presenta un estancamiento en 38.6% entre el 2022 y 2023. No obstante, el indicador muestra una tendencia creciente a lo largo de los últimos 18 años.

Seguridad social

La cobertura de seguridad social tiene una propensión creciente cuyos datos al 2023 son: 38.8% a nivel global, 39.8% en las mujeres y 38.1% para los hombres. Destaca que los hombres incrementaron ligeramente su cobertura, siendo un buen resultado, porque se encuentran por debajo de los datos femeninos.

En este mismo sentido, el acceso a la licencia remunerada (por ejemplo, pago por incapacidad) fue del 55% para las mujeres y 48.9% para los hombres. Incentivar periodos de paternidad igualitarios a los de la maternidad podrá contribuir a la reducción de esta brecha y a un cambio cultural hacia una crianza con mayor involucramiento de los padres.

Finalmente, superada la pandemia por Covid-19 y la mayoría de las distorsiones en el mercado laboral que trajo consigo, la afiliación sindical continúa exhibiendo una tendencia decreciente tanto para mujeres como para hombres. Aun así, las mujeres tienden a afiliarse más a los sindicatos, con una cifra 3.7 puntos porcentuales mayor a la masculina. 

El trabajo decente es un concepto amplio que implica tener una vida productiva satisfactoria con ingresos justos. El dar seguimiento a los avances y retrocesos en esta materia es una tarea indispensable para lograr sociedades productivas con un sentido humano indispensable en el mundo contemporáneo.  

Benjamín Alemán Castilla es profesor de Entorno Económico del IPADE Business School. Karla Cuilty Esquivel es investigadora del Centro de Investigación de la Mujer en la Alta Dirección del IPADE Business School.

Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

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