• La guerra entre Rusia y Ucrania puede extender sus efectos más allá de este año.
  • Entre las consecuencias del conflicto armado está la crisis alimentaria.
  • Los sectores agrícola y de logística ya están sometidos a las problemáticas de la guerra.
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La pandemia, la guerra en Ucrania y el consiguiente caos en la cadena de suministro hicieron subir los precios de todo; desde el trigo y el aceite de girasol hasta los limones y los aguacates. Estos elementos se combinan para originar una crisis alimentaria que se extiende.

Si bien la cadena de suministro está en un punto de inflexión desde que comenzó la pandemia, los trastornos se agravaron por la guerra entre Rusia y Ucrania; ambos son grandes exportadores de trigo.

Esto contribuye a una inflación de los alimentos que está afectando especialmente a los más vulnerables, según Mercy Corps. Esta es una organización humanitaria que distribuye ayuda a los necesitados en todo el mundo.

«El aumento vertiginoso de los precios de los alimentos en 2022 ha hecho que la ayuda en efectivo que proporcionamos a las familias vulnerables no llegue tan lejos», explica a Business Insider Tjada D’Oyen McKenna, directora general de Mercy Corps. «La principal limitación para acceder a los alimentos es la disminución del poder adquisitivo junto con el aumento de los precios».

El mes pasado, Ucrania y Rusia llegaron a un acuerdo con la mediación de las Naciones Unidas y Turquía; este permite a Ucrania reanudar las exportaciones de grano por el mar Negro. 

La ONU toma medidas para la crisis alimentaria

La medida ofrece cierto alivio a los mercados mundiales: el índice de precios de los alimentos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) —que sigue una cesta de productos básicos comúnmente comercializados— descendió por cuarto mes consecutivo en julio; tras haber alcanzado un máximo histórico a principios de 2022.

Sin embargo, es poco probable que el descenso de los precios llegue inmediatamente a los consumidores. 

«Aunque los precios de muchos alimentos han disminuido en las últimas semanas, y algunos han vuelto a los niveles de antes de la guerra; los mercados seguirán siendo volátiles e incluso si los precios mundiales bajan, los mercados locales podrían no ver ningún cambio de precio durante más de un año», afirma McKenna.

Y para entonces, podríamos asistir a un nuevo capítulo de la crisis de los alimentos que podría hacer subir los precios de nuevo. Descubre cómo podría cambiar la crisis en 2023. 

Este año es un problema de logística; el año que viene podría ser un problema de suministro

La crisis de alimentos de este año se debe principalmente a una interrupción logística relacionada con los problemas de envío de los cereales ucranianos y rusos fuera de los países. Pero el año que viene, el propio suministro de alimentos podría estar en peligro, especialmente en Ucrania.

La invasión rusa de Ucrania, lanzada el 24 de febrero, ha interrumpido el ciclo agrícola anual y ha perturbado la temporada de siembra de primavera en abril y mayo. Otro ciclo de siembra tiene lugar de septiembre a noviembre.

En julio, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski recurrió a Twitter para advertir que la cosecha agrícola del país podría reducirse a la mitad este año debido a la guerra. «La cosecha ucraniana de este año corre el riesgo de ser 2 veces menor», tuiteó Zelenskyy.

En un informe del 17 de agosto, la consultora McKinsey pronosticó una fuerte caída del volumen de la cosecha: estima que la producción ucraniana de cereales, como el trigo, caerá entre un 35% y un 45% en la próxima temporada.

Los problemas en la agricultura alertan por una crisis alimentaria

«El conflicto está interfiriendo en la capacidad de los agricultores para preparar los campos, plantar, proteger y fertilizar los cultivos; lo que probablemente dará lugar a volúmenes aún más bajos de cosecha», escribió McKinsey en el informe sobre la seguridad alimentaria mundial en medio de la guerra de Ucrania y el impacto del cambio climático.

Según las previsiones, la cosecha ucraniana estará entre 30 y 44 millones de toneladas por debajo de los niveles normales este año. 

Esto se debe a la reducción de las plantaciones en base a la superficie, a la reducción del flujo de caja de los agricultores; ya que gran parte de su última cosecha no puede ser enviada, y a la posibilidad de que el grano quede sin atender o sin cosechar, afirma la consultora.

«Debido a la perturbación de la siembra y la cosecha ucranianas por la guerra —y combinada con aportaciones menos que óptimas a las cosechas rusas, brasileñas y de otros países productores— es probable que la oferta se reduzca», apuntó McKinsey

El aumento de los precios de los fertilizantes y el cambio climático se suman a la crisis alimentaria

Rusia representaba casi una quinta parte de las exportaciones de fertilizantes de 2021; pero la guerra provoca graves trastornos en el suministro del nutrientes para los cultivos. 

El precio de la urea, un fertilizante nitrogenado común, se duplicó con respecto a hace un año, según el servicio Green Markets de Bloomberg. Como resultado, los agricultores de todo el mundo usan menos fertilizantes.

«También se espera que la escasez de fertilizantes y el aumento de los precios de los mismos reduzcan los cultivos en los países que dependen en gran medida de las importaciones de fertilizantes, como Brasil. Esto probablemente reducirá aún más el volumen de grano en el mercado mundial», señalaba el informe.

De hecho, Mercy Corps observa la misma tendencia. «Los agricultores con los que trabajamos en Guatemala no han podido invertir en el siguiente ciclo de producción; ya sea porque no pueden permitirse comprar fertilizantes y otros productos derivados del petróleo o porque no encuentran materiales agrícolas en el mercado», manifestó McKenna.

Dado que las perturbaciones en la agricultura y el suministro se producen en un momento de condiciones climáticas extremas, McKinsey espera que la próxima crisis alimentaria sea peor que las de 2007 a 2008, y de 2010 a 2011.

«El conflicto en Ucrania está haciendo temblar importantes pilares del sistema alimentario mundial en un contexto ya precario», sentencia la consultora.

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