• No siempre es fácil practicar una buena comunicación cuando no te llevas bien con alguien.
  • Las declaraciones en forma de "yo", la escucha activa y un lenguaje corporal relajado pueden conducir a conversaciones más productivas.
  • Partir de la curiosidad puede ayudarte a tener en cuenta sus sentimientos y a encontrar un terreno común.
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A lo largo de tu vida, tendrás que relacionarte con un montón de personas que no necesariamente te caerán bien, desde compañeros de trabajo hasta familiares. La clave para mantener las cosas civilizadas reside en comunicar todo lo mejor que puedas.

Comunicar mejor puede ayudarte a mejorar tus relaciones personales y profesionales:

  • Fomentar la confianza
  • Fomentar el respeto mutuo
  • Garantizar la satisfacción de las necesidades
  • Evitar malentendidos potencialmente perjudiciales.

La próxima vez que tengas que relacionarte con alguien con quien no te llevas bien prueba utilizar los siguientes consejos de comunicación de los expertos.

1. Dirígete con empatía

«El hecho de que alguien te caiga mal suele deberse a que no comprendes de dónde viene esa persona», dice la doctora Gail Saltz, profesora clínica asociada de psiquiatría del New York Presbyterian Hospital, Weill-Cornell Medical College.

Saltz recomienda ponerse en el lugar de la otra persona para comunicar efectivamente. Puede que no te caiga muy bien, pero aun así merece la pena tener en cuenta sus sentimientos para obtener una visión potencialmente útil de por qué se comportan de una determinada manera.

Por ejemplo, puedes preguntar a tu compañero por qué no ha completado su parte del trabajo en un proyecto de grupo. Si dice que no entendió las instrucciones pero que tenía demasiado miedo para decirlo, puedes empatizar con su experiencia recordando algún momento de tu vida en el que te sentiste inseguro sobre algo pero no supiste cómo pedir ayuda.

2. Practica la escucha activa y reflexiva

Es fácil malinterpretar a alguien y darle un giro negativo a sus palabras cuando no te cae especialmente bien. Por eso Saltz aconseja utilizar técnicas de escucha activa y reflexiva para asegurarte de obtener información precisa.

  • La escucha activa consiste en prestar toda la atención y hacer un esfuerzo sincero por asimilar lo que se dice.
  • La escucha reflexiva consiste en reflejar lo que han dicho para aclarar sus pensamientos y sentimientos y confirmar que los has entendido.

Así, la próxima vez que un compañero de trabajo se queje de la manera en que dirigiste una reunión, podrías decir: «Escuché que no te pareció que te incluyera lo suficiente en esa reunión. ¿Es eso cierto?»

Eso permite a tu compañero confirmar esta afirmación o corregir cualquier concepto erróneo por tu parte, pero también le permitirás comunicar mejor lo que piensa y formar una mejor relación de trabajo.

3. Dale el beneficio de la duda

Es útil dar a la gente el beneficio de la duda en lugar de hacer suposiciones sobre por qué se comportan de cierta manera, según Kara Nassour, consejero profesional con licencia en la práctica privada.

Un estudio realizado en 2021 descubrió un beneficio clave de este enfoque: Las personas que daban a los demás el beneficio de la duda todo o parte del tiempo eran más felices que las que no lo hacían.

Tal vez tu compañero de casa empezó a dejar los platos en el fregadero en lugar de lavarlos a diario como acordaron.

En lugar de atribuirlo a la pereza o al descuido, podrías preguntarle: «Oye, ¿qué está pasando en tu vida estos días? ¿Hay algo que te dificulta lavar los platos?».

Tal vez te sorprenda descubrir que recientemente han trabajado hasta tarde o que están pasando por una crisis de pareja. Tener esta información puede ayudarte a tomarte sus acciones de manera menos personal.

4. Tómate un tiempo libre

Es difícil que te puedas comunicar efectivamente con alguien cuando te sientes enfadado o frustrado. Si te caen mal, es más probable que recurras a poner los ojos en blanco, a levantar la voz o a otras respuestas que pueden empeorar las cosas.

Por eso, Larissa House, trabajadora social clínica, sugiere esperar a conversar hasta que te sientas emocionalmente «neutral».

Por ejemplo, cuando una conversación con un jefe injusto empieza a acalorarse, puedes intentar hacer una pausa preguntando: «¿Estaría bien volver a hablar de esto dentro de una hora?»

House recomienda utilizar técnicas de conexión a tierra, como ejercicios de respiración o visualizaciones tranquilizadoras, para volver a un estado emocionalmente neutro antes de retomar la conversación.

5. Intenta encontrar un terreno común

Cuando trates con personas que no te interesan especialmente, Davin aconseja centrarse en las cosas que tienes en común en lugar de en todas las que los dividen.

Incluso si puedes encontrar una sola cosa que los conecte —una pasión compartida por el basquetbol o una persona que les importe a ambos—, eso es suficiente para tender un puente y aliviar algunas tensiones, dice Davin.

Por ejemplo, si tienes que enfrentarte a tu suegra por los comentarios sarcásticos que hace hacia ti en presencia de tu pareja, Omar Ruiz, terapeuta, recomienda centrarse en el amor que comparten por su hijo o hija.

Esto podría ayudar a recordarle que, en última instancia, ninguno de los dos quiere que su cónyuge se sienta molesto o incómodo, lo que podría marcar la diferencia.

6. Pon atención a tu lenguaje corporal

Incluso cuando no estás hablando, tus gestos, postura y expresiones faciales pueden transmitir comunicar mucho sobre tus emociones, según Patrick Rowley, director de Programación Clínica en Sesh.

Tener los brazos cruzados en el pecho o girar el torso o los pies en dirección contraria a alguien sugiere que estás cerrado o desinteresado en lo que alguien tiene que decir.

Es posible que, inconscientemente, adoptes esta postura cuando te sientas a la defensiva, lo que es más probable que ocurra con alguien que no te agrada. Rowley también dice que juguetear con los dedos o mirar el teléfono puede sugerir distracción.

En su lugar, trata de mantener una postura abierta —con los brazos a los lados y los pies apuntando hacia ellos— para parecer más receptivo y comprometido.

Como ventaja adicional, un pequeño estudio de 2015 descubrió que los estudiantes con posturas abiertas se sentían más seguros, alegres y relajados, mientras que las posturas cerradas aumentaban su ansiedad, fatiga e impaciencia.

7. Haz peticiones, no acusaciones

Cuando el comportamiento de alguien te moleste, Nassour aconseja indicar lo que necesitas que cambie en lugar de señalar con el dedo lo que está haciendo mal.

Como pauta general, puede ayudarte empezar las oraciones con «me siento», en lugar de «tú siempre» o «tú nunca». Las frases «tú» pueden parecer acusatorias y poner a la otra persona a la defensiva.

Por ejemplo, en lugar de decirle a tu compañero de trabajo: «Siempre dominas nuestras conversaciones», podrías decir: «Siento que no he tenido la oportunidad de contribuir mucho a nuestras discusiones, y tengo algunas ideas que me gustaría compartir contigo. ¿Crees que puedes hacerme un espacio para compartirlas?».

Ese cambio en tu forma de comunicar puede hacer virar la relación de forma efectiva.

8. Sé curioso

Cuando alguien reacciona de manera desagradable o no hace algo que había acordado hacer, Davin dice que el mejor enfoque consiste en hacer preguntas.

La curiosidad ayuda a aclarar sus intenciones, por ejemplo. Además, cultiva un diálogo más abierto que te da espacio para expresar honestamente tus pensamientos y sentimientos.

Supongamos que tu padre no deja de darte consejos no solicitados sobre la crianza de tus hijos, lo que crea tensiones y conflictos en su relación.

En lugar de llegar a la conclusión de que piensa que no tienes ni idea o que eres incapaz, considera decir: «Me he dado cuenta de que tienes muchas opiniones sobre cómo deberíamos tratar a los niños, y me encantaría saber de dónde vienen».

Si descubres que él cree que está ayudando y no se da cuenta de que da la impresión de estar desaprobando, nuestra conversación podría acabar mejorando su relación.

9. Elige tus batallas

Nassour aconseja discernir entre los conflictos en los que debes participar y los que puedes dejar atrás.

Por ejemplo, si tu cuñado saca el tema de la política en la mesa durante las vacaciones y dice algunas cosas con las que no estás de acuerdo, puedes dejarlo pasar y cambiar de tema.

Al fin y al cabo, no pasas mucho tiempo con él, así que no tienen que ser los mejores amigos.

Por otro lado, si sus familias pasan mucho tiempo juntas y él dice regularmente cosas que te ofenden directamente, podrías decidir iniciar una conversación sobre este patrón.

Elegir las batallas que vale la pena librar te permitirá conservar tu energía para las que realmente importan.

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