- Muchas personas disfrutan compartir historias sobre sus vidas con sus compañeros de trabajo.
- Pero puede ir demasiado lejos cuando nos extendemos demasiado al hablar de nuestros hijos o temas como el sexo.
- Los confinamientos pandémicos no ayudaron a los trabajadores más jóvenes a aprender de qué temas no está bien platicar en el trabajo.
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La calidad del trabajo de la mujer había caído en picada.
Yasmin Sampson-Da Rocha, una consultora de comunicación en Londres, llevó a la mujer a otra reunión para tratar de entender qué pasaba.
Finalmente, la mujer se derrumbó: en cuestión de meses su padre había fallecido, rompió con su novio y tuvo que mudarse a una nueva ciudad.
Sampson-Da Rocha le dijo que si estos desafíos hubieran salido a la luz antes, podría haber ayudado a reducir la carga de trabajo de la mujer antes de que quedara rezagada. Sampson-Da Rocha salió de la reunión pensando que era hora de compartir más detalles sobre su propia vida para que aquellos que reportan a ella puedan hacer lo mismo.
«Aún es un tabú decir que tienes dificultades de alguna manera», dijo Sampson-Da Rocha a Insider. «El covid eliminó algo de esto, pero todavía existe la división entre la vida personal y profesional».
La pandemia alteró muchas cosas
En el trabajo, nos permitió ver la vida de nuestros colegas, lo bueno, lo malo y lo desnudo. Esa desorganización podría haber hecho que nos relacionáramos más entre nosotros como seres humanos; pero también ha dejado a muchos de nosotros inseguros acerca de dónde está la línea de lo que es aceptable compartir y platicar en la oficina. Lo que parece claro es que el exceso de información en la oficina probablemente no va a desaparecer.
Sampson-Da Rocha, de 35 años, se alegra de ello. Trata de eliminar el estigma de hablar de lo que realmente sucede en nuestras vidas. Si tiene un dolor menstrual paralizante, lo dirá. Al principio de su carrera, habría dicho que era una enfermedad estomacal.
Si su hijo está enfermo, Sampson-Da Rocha dirá que tiene que ir a recogerlo y estará de vuelta en línea a una hora determinada. Sampson-Da Rocha será honesta pero no exagerará: «No necesito hablar a profundidad sobre detalles de la enfermedad estomacal que tienen», dijo.
Para Sampson-Da Rocha, hay una prueba de fuego. «No voy a ir al trabajo para compartir cada cosa buena y mala que ha sucedido en mi día, pero si necesito hacer algo que afecte mi trabajo o algo ya afecta mi trabajo, entonces seré honesta al respecto», dijo.
La mayoría de las veces, lo que ve que la gente hace mal es hablar de sí mismos durante demasiado tiempo.
Los trabajadores jóvenes no siempre tienen buenos ejemplos
Shannon Duvall, de 39 años, jefa de personal y cultura en CallTrackingMetrics, una empresa de servicios de marketing, dijo a Insider que le ha sorprendido cuánto están dispuestos a platicar algunos miembros de la Generación Z con los que ha trabajado.
«Nunca habría ido al trabajo y le habría dicho a mi jefe que me emborraché mucho durante el fin de semana cuando tenía 24 años», dijo Duvall. «No comprenden cómo eso afecta a su imagen».
A veces, el exceso de información no se trata de fines de semana llenos de alcohol, sino de motivaciones que pueden socavar la relación con el jefe. Duvall dijo que recientemente un joven trabajador fue a una reunión y pidió un aumento después de completar el período de prueba de 90 días de la empresa.
«Él dijo: ‘Creo que pronto necesitaré un aumento. Realmente quiero comprar un departamento mejor.’ Y nosotros dijimos, así no es como funciona», dijo Duvall.
Duvall dijo que en general está a favor de que los trabajadores compartan más sobre las vidas de los demás y tener un enfoque más informal en la oficina. No sorprende que algunos límites se desdibujen, especialmente para los trabajadores jóvenes.
«No recuerdan un momento antes de Facebook o Instagram para poder diferenciar entre el trabajo y lo que compartes en la vida personal», dijo.
¿Qué es compartir demasiada información?
Un usuario de Reddit se quejó el año pasado de compañeros de trabajo que «hablan sin parar» sobre sus hijos. «No hay un solo día en el que no cuenten una historia ‘divertida’ sobre sus hijos, compartan una foto de ellos sin ropa (¿¿¿???), o se quejen de ellos. Me quedé sin sonrisas falsas y risas falsas que dar. Realmente es toda su personalidad y es triste», escribió el usuario.
Otras quejas en línea hablan de alguien en un cubículo cercano compartiendo detalles íntimos de encuentros sexuales. Una mujer se describió a sí misma como kinky (traviesa) al presentarse a un compañero de trabajo. Decenas de publicaciones en redes sociales hablan de compañeros de trabajo que dan demasiados detalles sobre sus condiciones médicas.
Otro hombre le contó a Insider sobre una colega que reveló, durante un viaje en elevador en el trabajo, que estaba participando en una práctica sexual explícita para poder obtener un alquiler gratuito. «Nunca pude mirarla de la misma manera», dijo el hombre.
Parte del impulso, al menos en Estados Unidos, de compartir más de lo que podríamos tener podría relacionarse con el hecho de que muchos estadounidenses están solos. Y muchos de nosotros nos beneficiamos de tener amigos en el trabajo, o incluso una especie de «cónyuge» en el trabajo.
Sampson-Da Rocha dijo que la pandemia ayudó a abrir ideas sobre nuestros compañeros de trabajo. «De repente tuvimos esta experiencia, ya sabes, a través de la cerradura en la vida cotidiana de las personas», dijo, refiriéndose al trabajo remoto. «Vimos a sus hijos entrar y salir del encuadre. Vimos cómo era su ropa casual. Y creo que permitió que nuestras interacciones fueran mucho más humanas».
Sampson-Da Rocha piensa que aunque pueda haber momentos incómodos, está contenta de que, poco a poco, las normas se estén relajando en cuanto a lo que es aceptable en el trabajo.
«Preferiría que se compartiera un poco en exceso en lugar de que alguien esté luchando en el trabajo porque no ha comunicado lo que está pasando», dijo.
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