• El sector aéreo ha incumplido casi todos sus objetivos climáticos, según afirma un reciente estudio que señala que el problema está en el crecimiento de la industria.
  • Las aerolíneas se ha comprometido a alcanzar la descarbonización en 2050, un reto para el cual han trazado sus correspondientes hojas de ruta y que requiere grandes inversiones.
  • Los objetivos no se cumplen por una combinación de definiciones poco claras, cambios de objetivos e informes incoherentes.
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El informe Missed Targets: A Brief History of Aviation Climate Change Targets, de la organización benéfica británica de acción climática Possible, afirma que las aerolíneas ha incumplido todos los objetivos climáticos desde el año 2000, excepto uno. 

El informe abarca las promesas realizadas en los años posteriores al Protocolo de Kioto de 1997. Y al informe especial sobre aviación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de 1999.

Los autores examinan los objetivos climáticos que empiezan y terminan en el periodo comprendido entre 2000 y 2021.

También evalúan los avances respecto a algunos objetivos relacionados a más largo plazo.

Los objetivos no se cumplen por una combinación de definiciones poco claras, cambios de objetivos, informes incoherentes, una falta total de responsabilidad pública y, en algunos casos, el abandono total.

En 2014, Virgin Atlantic se aseguró que no podría llegar a bajar la sus emisiones en 2020

Un ejemplo del estudio se centra en Virgin Atlantic, que en 2007 fijó un objetivo de reducción del 30% de CO2 por tonelada kilométrica de ingresos (CO2/RTK) para 2020. 

Tras admitir en 2014 que estaban lejos de conseguirlo y que debían acelerar el ritmo, en el informe anual de Virgin de 2020, ya no se menciona el objetivo.

Al año siguiente, la empresa anunció un nuevo objetivo de reducción bruta del 15% de CO2/RTK para 2026.

Los objetivos también se basaban en el aumento de la eficiencia y no en la cantidad de emisiones.

Como resultado cualquier reducción de las emisiones derivada de la mejora de los aviones fue absorbida por el aumento de la demanda.

«También descubrimos que varias aerolíneas han recurrido a las promesas poco sólidas de la compensación de emisiones para hacer frente a sus impactos climáticos, a pesar de reconocer el hecho de que la compensación no puede reducir adecuadamente las emisiones», añaden.

Las aerolíneas no podrán cumplir con sus propias promesas

Los autores del estudio ponen en duda que las aerolíneas puedan cumplir sus promesas.

Además de señalar que «el establecimiento de objetivos parece funcionar principalmente como una táctica para dar la impresión de progreso».

Por ello, piden una nueva forma de gestionar las emisiones de la aviación que reduzca de forma justa la demanda en lugar de confiar en que la industria reduzca sus emisiones en una trayectoria de crecimiento perpetuo del número de pasajeros. 

Su solución se resume en imponer un impuesto alto a las personas que vuelan con más frecuencia siendo 15% de las que toman 70% de los vuelos. 

Las aerolíneas representa 2% total de emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global

Alcanzar la descarbonización en aerolíneas requiere grandes inversiones.

En 3 décadas se va a volar mucho más que antes de la pandemia, por lo que la transición tiene que hacerse lo antes posible.

«La actividad actual no está alineada con este objetivo. Si la demanda de aviación crecía 5% anual antes de la pandemia, este ritmo de crecimiento es incompatible con una reducción de emisiones», asegura Adrián Fernández, responsable de la campaña de movilidad de Greenpeace.

«Las estrategias de descarbonización de las compañías aéreas se basan exclusivamente en soluciones tecnológicas que sabemos que no son la solución al aumento exponencial de vuelos que se ha dado durante los últimos años y que se prevé se intensifiquen en las próximas décadas», señala Pablo Muñoz, responsable de la campaña de aviación en Ecologistas en Acción. 

Desde Ecologistas en Acción consideran que no es realista que el sector se «descarbonice» con la rapidez que necesita.

La industria no apoya las conclusiones ni la propuesta del estudio

La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés) prometió desde el 2000 una mejora del 50% de la eficiencia, que más tarde se redujo al 25%, y luego cambió a un objetivo del 1.5% anual. 

«No estamos de acuerdo con las conclusiones del informe», sentencian desde IATA, que apuntan a errores en los datos del estudio. 

«El punto clave es que las medidas de reducción de la demanda no son necesarias para alcanzar el objetivo neto cero. De hecho, esperamos que el número de pasajeros a nivel mundial alcance los 10,000 millones en 2050», señala la asociación a Business Insider España. 

La mayor parte de este crecimiento (desde los 4,000 millones que volaban justo antes de la pandemia) se producirá en mercados en desarrollo como China, África y América Latina, donde la gente no ha tenido la oportunidad de volar antes, añaden desde IATA. 

La asociación asegura que la descarbonización son compatibles con el crecimiento y que los impuestos no son una forma eficaz de reducir las emisiones. 

«Los niveles de imposición necesarios para que un número suficiente de personas deje de volar y se cancele el avión en esa ruta son muy difíciles de medir. Por ejemplo, algunas personas optarán por pagar impuestos adicionales porque no tienen más remedio que volar», explican.

Los cobros excesivos pueden encarecer a la industria

Javier Gándara, presidente de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA), que señala que un sobrecargo a los pasajeros frecuentes solo conseguiría encarecer el transporte aéreo.

«Hasta ahora, no se ha demostrado que ningún tipo de tasa haya contribuido a descarbonizar la aviación, porque no hay que olvidar que el objetivo realmente no es controlar la demanda, sino descarbonizar el sector», añade.

Gándara también cuestiona el 15% que marca el estudio y se pregunta dónde está el límite entre quién es un pasajero frecuente y quién no.

«Si los aviones van menos llenos porque se ha encarecido la oferta, el precio tendrá que subir», afirma easyJet en España.

«El objetivo claro es tener emisiones netas cero para 2050, sin cargarnos el logro de que todo el mundo tenga la oportunidad de volar, algo que hemos conseguido con el tiempo», apunta Gándara.

«Una posibilidad de conseguir emisiones cero para 2050 sería dejar de volar, por supuesto».

«Pero pensamos que eso sería muy malo y empobrecería un estilo de vida que mucha gente hoy se puede permitir», agregó

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