- Si amas “CSI”, “Bones” o “Castles” seguramente sabes que el ADN y las huellas dactilares son piezas claves para detener al culpable de un crimen.
- La realidad no es así y muchas cosas que vemos en la pantalla no aplican en las verdades investigaciones.
- Por ejemplo, no tienes que esperar 24 horas para reportar la desaparición de una persona.
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La serie “La ley y el orden: Unidad de víctimas especiales” lleva 23 temporadas, un indicador de que a los espectadores les gustan las historias de crímenes.
Libros, podcast, películas y muchas otras series ilustran el papel de los forenses y los detectives a la hora de dar con los culpables del delito.
Sin embargo, años y años de seguir el rastro de asesinos a través de la pantalla han hecho que las series terminen por crear un imaginario colectivo en relación a la resolución de crímenes algo distorsionado con la realidad.
Los fans de este género saben que una huella en la escena del crimen, los restos de madera en la uñas o un cabello en el suéter de la víctima llevan directamente al culpable. A esto se le suma la tecnología más avanzada y el conocimiento excepcional que lleva relacionar todo en el último instante.
Sin embargo, mucho de lo que se refleja en cada capítulo tiene más que ver con crear suspenso y emoción con la manera en la que los cuerpos de policía especializados trabajan en la realidad.
A continuación, te compartimos nueve mitos sobre forenses y la resolución de crímenes que las series te hicieron creer.
Los detectives no analizan las pruebas
Ya sea el departamento de “CSI” o el equipo de la doctora Temperance Brennan en “Bones”, en las series siempre es igual la dinámica. Llegan a la escena del crimen, recogen pruebas, analizan resultados y finalmente detienen al criminal, con una revelación ingeniosa de por medio. No se puede pedir más efectividad.
No obstante, en la realidad la policía científica no es todoterreno y especializada.
“Hay que recoger pruebas minuciosamente”, dijo a El Mundo en 2016 sobre “CSI” J. M. Mulet, doctor en bioquímica y biología molecular.
“Aunque no es realista que el mismo agente recoja las pruebas, haga los análisis y detenga al sospechoso. En la vida real la investigación criminal está muy jerarquizada”, añadió el autor de “La ciencia en la sombra”.
En México, la Coordinación General de Investigación Forense y Servicios Periciales forma parte de la Fiscalía General de Justicia (FGJ) locales. Y en lo que se refiere a la labor de investigación, se estructura en muy diversas áreas dedicadas a distintas disciplinas.
Los forenses no se centran exclusivamente en víctimas de asesinatos
Si por algo son famosos los asesinos en serie es porque no son frecuentes. Afortunadamente. Ni siquiera en Estados Unidos, donde se ambientan estas series. Por lo tanto, la vida de los forenses no suele ser tan emocionante.
De hecho este departamento no solo se encarga de asesinatos. Cada día mueren muchas personas cuya muerte requiere ser analizada, aunque no haya sido escabrosa y sanguinaria.
Por ejemplo, la identificación de víctimas de alguna catástrofe. Los laboratorios de genética forenses también realizarán las pruebas de parentesco biológico.
Las pruebas no se realizan tan rápido
Cualquier fan de las series policiacas sabe que el informe toxicológico y los hallazgos post mórtem de la víctima resultan claves para orientar la investigación y dar con el culpable.
Es por ello que en cada capítulo se recogen muestras de sangre, ADN, se buscan drogas y sustancias sospechosas o se analizan tejidos corporales.
Esto sí ocurre en la vida real. Sin embargo, los tiempo no son tan efectivos.
“Un análisis de una muestra de ADN no tarda menos de tres o cuatro horas, ni aquí ni en Las Vegas, porque se basan en una reacción química que tiene unos ciclos de temperatura y de tiempo”.
Y eso, si es urgente, “porque lo normal es que tarden varios días”, aseguró Mulet.
Los agentes van se arreglan menos para ver una escena de crimen
Los agentes no solo son efectivos, sabios e ingeniosos. Además visten bien. Con sus trajes, lentes de sol o incluso tacones se acercan a la escena del crimen en busca de pruebas para analizar.
La realidad es que pocos profesionales van vestidos “con ropa de calle” y suelen usar uniforme. Además, los encargados de analizar el entorno donde ha sucedido el crimen llevarán guantes, protector de zapatos o gorras para el cabello. Todo esto protege la escena del crimen.
La tecnología no es igual que en las series
Celulares, cámaras y otros dispositivos digitales pueden almacenar información relevante para la resolución de hechos delictivos. Son parte del material que la policía criminalística analizará en su departamento de ingeniería. Sobre ellos, se aplican las técnicas criminalísticas existentes en los campos informático, electrónico, de imagen y cotejo de voz.
Y aunque la tecnología ha evolucionado mucho y permite cosas sorprendentes, la realidad no ha alcanzado lo que vemos en la pantalla.
Para mejorar la resolución de un video hasta obtener una imagen clara del criminal en la córnea de la víctima, (como logran los agentes de “CSI Nueva York”) queda un largo camino.
No tienes que platicar con el criminal para lograr rastrear su llamada, se hace de manera casi inmediata
Es habitual mantener en espera al asesino o sospechoso para lograr dar con su ubicación. Sin embargo, hoy la geolocalización de una llamada es algo que puede vincularse casi de inmediato.
Incluso con el teléfono apagado o con el GPS sin activar, la policía puede usar torres de telefonía móvil para triangular una llamada.
Inculpar a alguien usando las huellas dactilares como prueba no es algo tan simple
En las series, una huella dactilar suele llevar a revisar una base de datos y dar con el criminal. Caso resuelto. Pero, en la vida real no es así.
Las huellas encontradas en el lugar en el que se cometió un delito se denominan “marca dactilar” o “huella latente”. Su cotejo con las registradas en las bases de datos policiales puede permitir relacionar delitos o determinar la presencia de un sospechoso en el lugar de los hechos, reveló la INTERPOL. Esto sucede porque son una marca única de cada persona que no cambia con la edad.
Esta organización mantiene una base de datos internacional denominada Sistema Automático de Identificación Dactilar (SAID). Solo en 2019, INTERPOL efectuó más de 1,600 identificaciones gracias al intercambio y cotejo de huellas dactilares por parte de los países miembros.
“Ahora bien, una cosa es que sea prueba plena acreditativa de la presencia del individuo en el lugar, y otra, que por sí misma sirva para acreditar la participación de una persona en un hecho delictivo concreto”, puntualizó Luis Geras Montilla, Fiscal Sustituto, en el portal Noticias Jurídicas.
El ADN por si solo no debería ser la única prueba utilizada para inculpar a una persona
En las series policíacas de televisión también es habitual que los restos de ADN encontrados en la escena del crimen sean la pieza clave que ayuda cuando las demás líneas de investigación se encuentran estancadas.
En la vida real, el análisis de ADN ha revolucionado la ciencia forense, ayudando a atrapar a asesinos. Sin embargo, su papel en criminología difiere al logrado en la ficción, ya que las pruebas de ADN presentan ciertas limitaciones.
Por un lado, no es tan frecuente ese match perfecto que vincula el análisis a un sospechoso. Es frecuente que el ADN de las muestras sea indetectable o encontrarse en restos tan diminutos que dificulten su interpretación.
Además, estar sujeto a errores, sesgos o interpretarse de manera errónea. Pasar esto por alto puede llevar a situaciones condenar a alguien inocente.
El británico Adam Scott, fue detenido por violación en Manchester en 2011, después de que en una de las muestras recogidas en los genitales de la víctima se halló un perfil que coincidía con el suyo. Esto aunque aseguró que ese día estaba a más de 300 kilómetros de la víctima y que nunca había estado en Manchester.
Tras cinco meses en prisión, fue liberado. Una investigación posterior reveló que el laboratorio que analizó el ADN de la víctima había contaminado este con muestras provenientes de Scott, que estaban siendo estudiadas por un delito contra la autoridad en Exeter, tras escupir a un policía.
Otro caso que hay que recordar es el del fantasma de Heilbronn, una hipotética asesina en serie vinculada a numerosos crímenes en Austria, Francia y Alemania, desde 1993 hasta 2009. La única conexión entre ellos era el ADN recuperado de 40 escenas del delito, que incluían desde robos hasta asesinatos.
Tras 16 años de búsqueda se descubrió que el fantasma no existía, sino que el ADN pertenecía a una trabajadora de la compañía donde se fabricaron los hisopos usados para tomar las muestras, los cuales ya venían contaminados desde el origen.
Por ello, el ADN por sí solo no resuelve delitos, sino que “constituye un instrumento de investigación eficaz cuando se utiliza dentro de un contexto más amplio, formado por todas las demás pruebas de un caso”, afirmó una guía elaborada por Sense about Science.
No hay que esperar 24 horas para denunciar una desaparición
Uno de los mitos más peligrosos credo por la ficción policiaca es pensar que se deba esperar una serie de horas para denunciar una desaparición. No es real que deban pasar 72 horas, 48 ni siquiera 24 horas para hacerlo.
Televisa reportó que hay que levantar el reporte en el Ministerio Público o en la Fiscalía Especializada en Desaparición en el momento en el que se desconozca el paradero de un familiar o amigo. Las primeras horas tras la desaparición son cruciales para localizarlo con vida.
El reporte de desaparición también se puede levantar en este portal creado por el Gobierno de México o marcando a Locatel.
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