• ¿Qué sucedería si presionamos tanto el cambio hacia la inclusión que esa energía el día de mañana se devuelve en forma de venganza? ¿Hasta qué punto debemos romper la propia naturalidad y biología de la inclusión?
  • Para el autor, estas reflexiones tuvieron respuesta gracias a un documental en el que entendió sobre la inclusión en la naturaleza.
  • Ahora, considera que las organizaciones tienen un gran desafío: dejar de negar la naturaleza del hombre para cambiar muchos aspectos de la cultura que hemos creado.

A medida que avanzo en mis programas de diversidad e inclusión, mientras trabajo con los colaboradores de recursos humanos y líderes de empresas, converso con referentes y reflexiono con personas que me inspiran, no logro salir de un par de preguntas que siento todos y todas nos deberíamos hacer: ¿Qué sucedería si presionamos tanto el cambio hacia la inclusión que esa energía el día de mañana se devuelve en forma de venganza? ¿Hasta qué punto debemos romper la propia naturalidad y biología de la inclusión? 

Esas preguntas ayudan a calmar mi mente y buscar ejemplos, argumentos y explicaciones que ayuden con suavidad a cambiar las mentalidades y mejorar la convivencia de la diferencia en respeto, para que la inclusión sea realidad. Está claro que sin respeto, tolerancia y convivencia no hay inclusión, en mi fuero interno me pregunto: ¿Cómo hago para que esto tres comportamientos se incorporen a los hábitos de mis colaboradores y líderes?

En medio de mis pensamientos y observaciones, permítanme desviarme a una historia bonita personal en la cual, por agenda familiar, tuve que regresar a Buenos Aires y al nido, donde por suerte las respuestas a mis preguntas (parcialmente) aparecieron. 

Como no es de extrañar, la respuesta vino de lo niños. Mágicamente mientras buscaba ejemplos de respeto, tolerancia y convivencia, me encontré en mi cuenta de Disney Plus, cuya suscripción hizo mi sobrina mayor de 16 años, un documental de NatGeo “El Reino de las Belugas” que relata la épica adopción de un narval en aguas canadienses por un grupo de belugas del Ártico. 

El documental es un espectacular ejemplo e inspiración para poder seguir juntando argumentos de que nuestra naturaleza es inclusiva, que hemos sido así como la biología lo demuestra, que este tipo de adopción es inclusión, que si existe un grupo de animales mamíferos con diferentes razas demostrando la convivencia, la tolerancia a lo diferente y finalmente de respeto mutuo, puede existir también en el propio ser humano.

Hoy en día, con referencia al colectivo LGBTIQ, podríamos decir que existen en las organizaciones corporativas miles de “narvales gays” perdidos en aguas donde no se sienten incluidos; estas aguas no los incluyen porque inconscientemente están plagadas de pensamientos rígidos, muchas veces verdades absolutas, perfiles que sirven y que no, únicas fórmulas para el éxito, jerarquías duras y poca inclusión entre otras cosas.  

En esas aguas de los comportamientos es donde cualquier responsable de Recursos Humanos debería nadar, alimentar, alentar y trabajar. El cambio es nuestra principal esencia biológica y la hemos desnaturalizado, así como la inclusión. Hemos vendido a un conjunto de seguridades como el dinero, el estatus social, estilos de vida, fórmulas exitistas e individualismo donde pocos encajan, ¡olvidándonos en mundos urbanos de nuestra naturaleza inclusiva!

Nos olvidamos de que somos mamíferos, que necesitamos estar en comunidad, acariciarnos, cuidarnos, cambiar, escucharnos, adaptarnos al entorno y conectarnos con éste. Lamentablemente la falta de inclusión no es más que un fiel reflejo de cuánto nos hemos desnaturalizado, también desconectado de aprender de lo diferente para crecer y desarrollarnos.  

La biología, mas específicamente la etología, muestra también nuestros comportamientos de juntarnos con otro par del mismo sexo, lo hacen los pájaros en las Islas Galápagos, los pingüinos y hasta los monos. ¿Por qué negar nuestra naturaleza y propia forma de ser?

Las organizaciones hoy tienen un gran desafío, dejar de negar la naturaleza del hombre para cambiar muchos aspectos de la cultura que hemos creado.  Si existiese mi planteo de venganza por querer hacer las organizaciones y el mundo más inclusivo solo estaríamos demostrando que el principal saboteador de que seamos exitosos somos nosotros mismos, habiendo fracasado como raza y reforzando que la convivencia, la tolerancia y el respeto no son caminos para evolucionar.

*Juan Ignacio Silva es Director Regional de Recursos Humanos de PageGroup.

Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

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