• En The Fabelmans, el director Steven Spielberg, cuenta cómo se enamoró del cine en las primeras etapas de su vida.
  • La cinta autobiográfica también retrata el momento en el que conoció al legendario director John Ford.
  • Spielberg no es el primer cineasta que cuenta cómo es su relación con el cine a través de sus películas.
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La nueva película de Steven Spielberg, The Fabelmans, explora de manera semi autobiográfica cómo un joven de Arizona descubre su fascinación por el séptimo arte.

Desde finales del siglo XIX hasta hoy, se han filmado múltiples películas autobiográficas. Muchos directores han querido expresar cómo la pantalla grande les ha cambiado la vida. Hay numerosos ejemplos, sobre todo en formato documental.

En este momento, el subgénero vive un momento dulce en diversos largometrajes de ficción. Con The Fabelmans, el cineasta de Ohio se suma a una larga lista de autores que no han resistido la tentación de contarnos qué papel ocupa el cine en sus vidas.

Cámaras de cine y sets de rodaje

El set es el espacio habitual de trabajo de cualquier director de cine. Las luces, los focos, las claquetas y, sobre todo, las cámaras forman parte del día a día de quienes están al frente de una película. El interés de los cineastas por retratar este ambiente se puede estudiar a lo largo de la historia.

Algunos ejemplos son cintas como The Cameraman (1928) o El hombre de la cámara (1929).

Ambas películas se centran en esa extraña relación que se da entre la cámara y quien filma a través de ella. A pesar de que sus propósitos son diferentes, tanto Keaton como Vertov parecen querer dar testimonio de cómo el cine, a principios del siglo XX, envolvía lo que los rodeaba.

Además, la segunda supone un ejercicio de estilo fílmico que hoy le sigue valiendo la admiración de los espectadores. No es casual que sea el único filme mudo que aparece entre las diez mejores películas de la historia del cine en la lista publicada por Sight and Sound.

Otros directores han optado por mostrarnos la influencia que el séptimo arte ha tenido sobre otros.

En 1979, el cineasta polaco Krzysztof Kieślowski estrenó El aficionado, en la que un obrero compra una cámara para grabar a su hija recién nacida pero termina descubriendo el poder del cine como herramienta para el cambio. Cualquier fan puede transformar y moldear la vida a su antojo con una simple cámara.

Ese año, el donostiarra Iván Zulueta estrenó a Arrebato, filme inclasificable en el que un director de películas de serie B se obsesiona con un fotograma rojo.

Zulueta, cineasta de culto y “maldito”, ofrece una excelsa reflexión sobre el poder vampirizador que el cine ejerce sobre en sus propios creadores.

Quizá el largometraje de ficción más conocido sobre un set de rodaje sea La noche americana (1973). François Truffaut, cuya vida es casi imposible de separar de sus propias películas, utilizó su experiencia para nutrir su propio homenaje al séptimo arte.

Dos décadas después, Tom DiCillo, siguiendo la estela de Truffaut, filmó Vivir rodando (1995), una comedia en la que se narran las desventuras de un director de cine en un rodaje caótico.

DiCillo encontró la inspiración para su segunda película en las dificultades que vivió al filmar su ópera prima, Johnny Suede (1991).

El proceso creativo: sueños y obsesiones

Otros cineastas han optado por relatar su relación con el proceso creativo. En 1963, Federico Fellini estrenó Fellini, ocho y medio (8½), un viaje a través de los sueños y las obsesiones más profundas del italiano. Una década más tarde también recreaó parte de su infancia en la Amarcord (1973).

Asimismo, Bob Fosse expuso su obsesivo proceso de trabajo en All That Jazz (1979), un drama musical cargado de elementos autobiográficos del propio director y coreógrafo musical.

Autores como Woody Allen o Nanni Moretti tampoco han dejado pasar la oportunidad de trasladarnos sus obsesiones cinematográficas. Allen ha salpicado buena parte de su filmografía con experiencias personales. Por ejemplo, Annie Hall (1977) o la autobiográfica Radio Days (1987).

Moretti, gran admirador del neoyorquino, filmó Mia madre (2015) tras perder a su progenitora. La protagonista, una directora italiana de cine, se ve obligada a lidiar con los cuidados de su madre enferma y los problemas derivados de un rodaje complejo.

Tanto Allen como Moretti permiten que sea cada espectador el que desduzca hasta qué punto algo sucedió o no en la realidad.

La autobiografía: un subgénero en auge

Los relatos autobiográficos son siendo un subgénero en pleno apogeo. En los últimos años hemos asistido a unos cuantos estrenos que se adentran en la vida de los cineastas.

Películas como Dolor y gloria (Pedro Almodóvar, 2019), Fue la mano de Dios (Paolo Sorrentino, 2021), La isla de Bergman (Mia Hansen-Løve, 2021) o Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades (Alejandro González Iñarritu, 2022) son solo algunos ejemplos que ponen de manifiesto este repunte, donde el nexo del director con el séptimo arte se convierte en el epicentro de la película.

Steven Spielberg se suma a este club de la autobiografía cinematográfica. En The Fabelmans nos reserva un encuentro mítico, filmando uno de sus recuerdos más nítidos. El momento en el que él, siendo solo un aspirante a cineasta, conoció al legendario John Ford.

En la ficción, el también cineasta David Lynch da vida al mítico director de parche en el ojo. Es un deleite para cualquier amante del cine, quien disfruta en la pantalla grande lo que hasta ahora solo era una anécdota contada por Spielberg en alguna entrevista.

Quizá ese sea el éxito de películas como The Fabelmans. Siempre existirá cierta fascinación por querer conocer más allá de la obra de cualquier artista.

¿Quién será el próximo director que cuente su vida en una película? No lo sabemos. Sin embargo, probablemente cada espectador tiene una lista llena de nombres que espera ver en la pantalla grande.

Este artículo se publicó originalmente en The Conversation.

*The Conversation es una fuente independiente y sin fines de lucro de noticias, análisis y comentarios de expertos académicos.

*Ignacio Lasierra Pinto es profesor de Comunicación Audiovisual en la Universidad San Jorge.

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