• Desde la crisis financiera global de 2008, no se había producido un desplome bancario tan preocupante como el de Silicon Valley Bank (SVB).
  • Esto puede desatar una menor procuración de fondos por falta de track record, dice Chito Padilla, CEO de Fintonic.
  • Este panorama de cautela también podría limitar las capacidades operativas de las startups, advierte.
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Desde la crisis financiera global de 2008, no se había producido un desplome bancario tan preocupante como el de Silicon Valley Bank (SVB), el número 16 por tamaño de Estados Unidos y un prestamista fundamental para las empresas de tecnología. Aunado a este suceso, en los últimos días se sumaron las caídas de otros bancos enfocados en el segmento de criptomonedas. Para comprender el origen de este escenario turbulento hay que recordar que se había observado un descenso en el valor de las acciones de las organizaciones tecnológicas, así como una importante subida en los tipos de interés en un esfuerzo mundial por controlar la inflación. 

Asimismo, SVB invertía los depósitos de sus clientes en diferentes tipos de activos, contaba con exposición a bonos gubernamentales y certificados bursátiles cuyo valor held-to-maturity (carteras de inversión a vencimiento) se vio impactado por el ascenso de las tasas de interés. Esto provocó incertidumbre sobre la capacidad del banco para salvaguardar el dinero de sus clientes y hacer frente a sus obligaciones, por lo que su licencia fue finalmente revocada. Con el retiro masivo de fondos por parte de los depositantes de SBV, ¿qué consecuencias podría haber para las startups latinoamericanas que contaban con el respaldo de esta institución? Aunque es pronto para conjeturas de largo alcance, se vislumbran tres efectos inmediatos:

1. Hay una menor procuración de fondos por falta de track record.

Una startup, por definición, es una organización nueva que comercializa productos y servicios a través de la tecnología, con un modelo de negocio que permite un crecimiento sostenido en el tiempo.

Este carácter incipiente complica el fundraising de las empresas emergentes, en particular si no tenían una cuenta en Estados Unidos: muchos bancos tradicionales locales suelen ser reticentes de hacer negocios con ellas por considerarlas riesgosas con respecto a su reciente creación, por capitalizarse a través de diversas fuentes y por tener estrategias de emprendimiento que no han sido puestas a prueba; es decir, en ocasiones no existe un historial financiero detrás.

Sin embargo, esto puede significar una oportunidad para aquellos bancos con mayor tolerancia al riesgo y cubrir un segmento del mercado que demanda chequeras, cuentas de depósito o de inversión, tarjetas y líneas de crédito, entre otros productos.

2. La repatriación de fondos no está exenta de pérdidas

Si bien es una buena noticia que todos los clientes que tenían una cuenta en SVB han podido retirar el 100% de su dinero debido a las garantías brindadas por la Federal Deposit Insurance Corporation (FDIC) de Estados Unidos, el tipo de cambio actual en algunos países de América Latina significa un impacto negativo al repatriar los fondos.

Por ejemplo, si una startup mexicana recibió un millón de dólares de sus inversionistas a principios de 2022 a un tipo de cambio de 21 pesos por dólar, ahora se verá obligado a transferir su dinero a una cuenta en México a un tipo de cambio promedio de 18 pesos por dólar; en otras palabras, la empresa podría perder hasta el 15% de ese capital por devaluación cambiaria.

Al final, la competitividad y la disrupción de las startups latinoamericanas podría verse seriamente afectada si no tienen la capacidad de realizar o recibir pagos en Estados Unidos. 

3. El colapso desestabiliza el ecosistema startup

La quiebra de SVB no afecta directamente a una empresa emergente en específico, pero sí puede desestabilizar a todo el ecosistema startup, sobre todo en el corto plazo: puede surgir escepticismo por parte de los proveedores con los que colaboran, así como de las instituciones financieras que otorgan productos de derivados, cuentas de depósito, créditos y financiamientos, entre otros.

Este panorama de cautela también podría limitar las capacidades operativas de las startups, generando un ‘efecto dominó’ que llegue a perjudicar la relación con los clientes e, incluso, la reputación de marca de cada una. En plena era de la digitalización, las startups han ofrecido soluciones tecnológicas en beneficio de un gran número de organizaciones y han recorrido un largo camino para afianzar la confianza ante sus fondeadores, usuarios y clientes: es tarea de todo el ecosistema mantenerla con nuevas estrategias de diversificación de fuentes de financiamiento.

En resumen, la desaparición de SVB afectará al sector bancario internacional, al encarecer y reducir la oferta de productos financieros. No obstante, industrias como venture capital (capital de riesgo) generarán demanda por este tipo de servicios, lo abre las puertas a nuevos jugadores para cubrir las brechas que han surgido por este acontecimiento. Por lo pronto, las startups de América Latina tienen un gran desafío por delante, el cual se podría enfrentar de mejor manera si las entidades regulatorias de los mercados latinoamericanos sientan las bases para recurrir a instituciones locales que ofrezcan soluciones confiables. 

*Chito Padilla es CEO y cofounder de Fintonic en Mexico, además de experto en el análisis del panorama fintech global.

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