• Los precios de las acciones de Hermès, LVMH y Kering cayeron esta semana, aniquilando 60,000 millones de dólares en valor de mercado.
  • Según los expertos, es probable que los inversionistas se hayan asustado por la ralentización de la demanda en Estados Unidos y la nueva incertidumbre en China.
  • Aunque es probable que los superricos sigan gastando, los compradores aspiracionales podrían retraerse.
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Un grupo de valores de lujo cotizados en Europa se desplomó el martes por la mañana y siguió cayendo el miércoles. Esto, pone en duda que este sector del mercado sea tan resistente a la recesión como pensaban los inversionistas.

Según Bloomberg, la caída del precio de las acciones de las principales empresas del sector, como Hermès, LVMH y Kering, propietaria de Gucci, hizo desaparecer alrededor de 60,000 millones de dólares de valor de mercado.

Estas empresas de ultralujo han tenido durante mucho tiempo la reputación de ser inversiones sólidas en una recesión económica. La razón es que sus clientes principales son tan ricos que una recesión no frena sus gastos.

Pero la reacción del mercado esta semana sugiere que los inversionistas se preguntan si es suficiente confiar en los superricos.

El público aspiracional está bajo presión

2021 y 2022 fueron tiempos de auge para las marcas del lujo. Tras contraerse durante la pandemia del covid-19, el sector volvió a crecer hasta los 1.24 billones de dólares en 2021 y creció entre 19% y 21% más en 2022, según estadísticas de la consultora Bain.

Los consumidores que se quedaron en casa durante los cierres de covid-19, salieron con dinero en efectivo para gastar gracias a los ahorros recién adquiridos. A estos consumidores, a menudo de rentas medias y bajas, se les conoce como el público «aspiracional» que compra productos de lujo más accesibles, como tenis y accesorios.

Pero, aunque no son la base de clientes de las grandes marcas de lujo, su importancia es cada vez mayor. Por eso es importante si sus finanzas se ven sometidas a tensiones a medida que nos adentramos en una recesión mundial.

Milton Pedraza, fundador y CEO de la consultora Luxury Institute, desglosó los segmentos de consumidores en una llamada con Insider.

Los superricos representan 40% de las ventas de las principales marcas de lujo mientras que los muy ricos el 30%. Todos los que están por debajo representan entre 20% y 30% de las ventas, explicó. Su negocio no es inmaterial y está creciendo.

Es la diferencia entre un crecimiento de uno o dos dígitos, y eso es lo que preocupa a los inversionistas».

Las marcas de lujo resisten, pero no son inmunes

En una nota dirigida a sus clientes el martes por la mañana, un grupo de analistas de Deutsche Bank advertía de que «la ralentización del crecimiento interanual en Estados Unidos hasta niveles negativos es motivo de preocupación. Especialmente si se tienen en cuenta los signos de reblandecimiento de la demanda por parte de consumidores aspiracionales más sensibles a la economía».

Esta opinión no es nueva, ya que el gasto de los consumidores de lujo de Estados Unidos lleva algún tiempo perdiendo impulso. De hecho, empresas como LVMH han aludido a una menor demanda en sus recientes comunicados de resultados.

Pero esto, combinado con las noticias de que China se prepara para una segunda oleada de covid-19 y, por lo tanto, podría no ser capaz de derrochar en artículos de lujo como esperaban los inversionistas, significa que el mercado no es tan estable como parecía antes.

«Se están acumulando nubarrones… y su resistencia se está resintiendo», dijo Pedraza.

Las marcas de lujo se han ganado la percepción de ser tranquilizadoras y protectoras en tiempos de incertidumbre. Hermès es un ejemplo extremo de ello: sus bolsos, que se venden por más de 10,000 dólares, se consideran a menudo inversiones más sólidas que el oro o la bolsa.

«Los clientes compran una versión ampliada de sí mismos, que en tiempos de incertidumbre es aún más valiosa», explica a Insider Daniel Langer, profesor de lujo de la Universidad Pepperdine y CEO de la empresa de estrategia de lujo Équité.

«Incluso los clientes de lujo con menos poder adquisitivo tienden, en gran medida, a seguir haciendo compras de lujo en tiempos de volatilidad y recesión económica», afirma, y pone como prueba de ello el historial de crecimiento del sector del lujo.

Pero los precios se han disparado y no hay garantía de que el comprador con aspiraciones siga viendo valor en estas compras.

Por lo tanto, depende de los más acaudalados mantener el impulso y asegurarse de que el jefe de LVMH, Bernard Arnault, siga encabezando la lista de ricos.

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