• El gelish ha ganado mucha popularidad en la última década.
  • Sin embargo, los dispositivos de luz ultravioleta, que se usan para secar este esmalte, no están exentos de peligros.
  • Un grupo de investigadores de la Universidad de California en San Diego descubrieron indicios de daños mitocondriales y en el ADN de las manos causados por estos aparatos.
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Desde su llegada al mercado en la década pasada, la manicura de gel (conocida como gelish) ha gozado cada vez de mayor popularidad.

En comparación con el esmalte de uñas tradicional, esta variante resiste más a los daños y a las manchas. Además, las uñas conservan su brillo durante más tiempo.

Para que el gel seque, lo habitual es poner las manos dentro de un aparato de luz ultravioleta. Sin embargo, no estás exento de peligros. En concreto, de riesgos sobre el material celular y genético. 

Científicos de la Universidad de California en San Diego decidieron estudiar estos dispositivos tras leer un artículo sobre una participante de un concurso de belleza a la que se diagnosticó una forma rara de cáncer de piel.

Se sabe que los rayos ultravioleta (UV) provocan cáncer de piel a altas exposiciones. Sin embargo, apenas se ha investigado la seguridad de las lámparas utilizadas para secar el gelish en los salones de belleza.

Muerte celular y mutaciones cancerígenas en células humanas

Estos aparatos en los salones de belleza utilizan un espectro determinado de luz ultravioleta (340-395 nm) para secar los productos químicos utilizados en el gelish.

Es un espectro diferente al de las camas de bronceado (280-400 nm), cuyo efecto cancerígeno se ha estudiado más a fondo.

Aunque se comercialicen como “seguros”, “hasta ahora nadie había estudiado estos dispositivos y cómo afectan a las células humanas a nivel molecular y celular”, señaló Ludmil Alexandrov, profesor de bioingeniería y medicina celular y molecular en la Universidad de California en San Diego y autor del estudio, publicado el 17 de enero en Nature Communications.

Utilizando tres líneas celulares diferentes —queratinocitos de piel humana adulta, fibroblastos de prepucio humano y fibroblastos embrionarios de ratón—, los científicos averiguaron que una sola sesión de 20 minutos provocó la muerte de entre 20 y 30% de las células.

Tres exposiciones consecutivas de 20 minutos a estos aparatos de luz UV causaron la muerte de entre 65 y 70% de las células expuestas en la placa de Petri. 

También se pudieron constatar daños mitocondriales y en el ADN de las células restantes. Estos originan mutaciones con patrones que pueden observarse en el cáncer de piel en humanos. 

“En primer lugar, vimos que el ADN se daña. También vimos que parte del daño en el ADN no se repara con el tiempo. Este produce mutaciones después de cada exposición con un secador de esmalte de uñas UV. Por último, detectamos disfunción mitocondrial, lo que también puede dar lugar a mutaciones adicionales”, resumió Alexandrov.

Pese a que los resultados muestran los efectos nocivos del uso repetido de estos aparatos en células humanas, se necesita un estudio epidemiológico a largo plazo antes de afirmar de contundentemente que el uso de estas máquinas conlleva un mayor riesgo de cáncer de piel. 

No obstante, los resultados confirman que el uso crónico de los aparatos es perjudicial para las células humanas.

Maria Zhivagui, investigadora postdoctoral del laboratorio Alexandrov y primera autora del estudio, era fan del gelish, pero lo ha dejado tras ver los resultados. 

“Cuando vi el efecto de la radiación emitida por el dispositivo de secado del gelish sobre la muerte celular y que, de hecho, mutaba las células incluso después de una sola sesión de 20 minutos, me sorprendí. Me pareció muy alarmante y decidí dejar de usarlo”, afirmó.

Science Alert apuntó otro par de historias recientes: en 2009, dos mujeres sanas que se hacían la manicura con regularidad y que no tenían antecedentes familiares de cáncer de piel desarrollaron repentinamente cáncer de piel en las manos. 

Sus casos, informó JAMA, fueron el punto de partida para evaluar los riesgos de los secadores de esmalte.

En 2013, los investigadores confirmaron que la dosis de radiación UV emitida por las lámparas UV para uñas es 4.2 veces superior a la del Sol.

Los autores concluyeron que la elevada intensidad de la exposición justificaba la realización de más estudios. Ahora, toca seguir investigando. 

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