• El 28 de febrero de este año se publicó en la Gaceta Oficial de la Ciudad de México la Ley de Economía Circular.
  • Las empresas deben buscar alternativas y tecnologías que les permitan brindar estas características que sus consumidores buscarán de ahora en adelante.
  • El futuro está en nuestras manos y se muestra abierto y optimista de dar respuesta a la crisis climática, dice Ignacio Parada Da Fonseca.
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El 28 de febrero de este año se publicó en la Gaceta Oficial de la Ciudad de México la Ley de Economía Circular. Esto representa un logro tanto para la entidad, como para la población que vive y desarrolla parte de su vida allí. Es también un poderoso instrumento para generar acciones concretas en el sector público y privado que den pie a iniciativas similares a nivel nacional y que involucren a todos. De igual forma, busca impulsar el uso de soluciones amigables con el ambiente.

Es interesante y un gran logro el enfoque 360º que tiene la Ley, orientado a fomentar acciones para todos (población, empresas, academia, gobierno). Todo ello se dice en muchos de sus objetivos específicos, y es relevante porque por mucho tiempo se ha hecho gran énfasis en la responsabilidad del consumidor en la correcta disposición de los residuos y su reciclaje. Con esta ley se espera, entonces, que las demás partes también colaboren. 

La gran duda es ¿cómo llevar a la realidad lo que dice el papel?

Como población que consume, aunque la cultura medioambiental es crucial para desarrollarnos de manera sustentable, lo cierto es que el reciclaje no es la única solución, ya que solo agudiza el problema de fondo si se hace de forma individual y unilateral en la cadena de consumo.

El reciclaje es un complemento de la triada por el medio ambiente (Reducir, Reutilizar y Reciclar) y una opción más, porque existen más alternativas. En este sentido, la responsabilidad como consumidores no desaparece, ya que podemos informarnos sobre las empresas que incorporen opciones sostenibles y biodegradables en sus productos y procesos para así tomar una mejor decisión de compra. 

Por otro lado, las empresas deben buscar alternativas y tecnologías que les permitan brindar estas características que sus consumidores buscarán de ahora en adelante. Más allá de beneficiarse al tener preferencia en el mercado y captar más personas que consuman, formarán parte de una gran cadena responsable, ya que la ley contempla que las empresas puedan acceder a una Evaluación de Circularidad y, de ser aprobada, a un Distintivo de Circularidad, lo que les permitiría colocarlo de manera visible en los procesos, productos y servicios evaluados, para que sea fácilmente identificable su nivel de cumplimiento por su potencial consumidor o usuario.

Para lograrlo, las empresas deberán colaborar con gobierno y academia y buscar la asesoría de ambos y de la experiencia internacional para generar ideas y avances científicos y tecnológicos que cuenten con certificaciones que avalen la capacidad biodegradativa y sustentable de sus procesos o de los insumos que utilicen. Todo ello permitiría a la ley llegar a su máxima expresión y reutilizar o biodegradar materiales cuando su vida útil se agote y así formar parte de una fabricación y consumo sostenible.

Los productos para la economía circular

Y, respecto a los productos biodegradables, contemplados en la ley, estos destacan como una opción que complementa otras acciones en pro del medio ambiente. Las opciones biodegradables corren con ventaja al evitar la contaminación de suelos y aguas en su corta descomposición y al tener un origen natural y reducir las emisiones de carbono, así que son un buen elemento a considerar tanto para empresas como para consumidores. 

Por supuesto, la Ley de Economía Circular menciona muchos otros objetivos a perseguir en conjunto con otros organismos, con el fin de orientar a la población, por ejemplo. El futuro está en nuestras manos y se muestra abierto y optimista de dar respuesta a la crisis climática, lejos de la costumbre lineal. No hay duda de que la Ley es un gran paso para generar una producción y consumo responsable que desvincule el crecimiento económico de la degradación medioambiental, pero que a la vez promueva estilos de vida sustentables en los que toda la cadena participe. 

Esperamos que las acciones propuestas logren concretarse en el tiempo, con la ayuda y la cooperación de todos, echando mano de la tecnología y del aprendizaje académico e internacional, y de la experiencia de empresas  y emprendedores que están creando soluciones para las necesidades de hoy. Este es un tema que debe hablarse más allá de las leyes o del Día mundial del medio ambiente, solo así podremos construir una economía circular justa con el medio ambiente y la sociedad.

Ignacio Parada Da Fonseca es CEO de BioElements, abogado graduado de la Pontificia Universidad Católica de Chile y emprendedor Endeavor, miembro y promotor de Empresas B, además de inversionista ángel.

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