• Aunque promete alterar la economía, los dolores de cabeza legales de OpenAI se acumulan.
  • Elon Musk acaba de demandar a la empresa de inteligencia artificial y, según se informa, la SEC lo está investigando.
  • OpenAI también enfrenta demandas por derechos de autor y una investigación de la FTC sobre sus prácticas de datos.
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La tecnología de OpenAI continúa sorprendiendo (y preocupando) a los espectadores; sin embargo, un número creciente de demandas e investigaciones están pisando los talones a la compañía.

La última demanda contra la compañía es cortesía de Elon Musk, el CEO de Space X y Tesla que inicialmente estuvo en la junta directiva de OpenAI.

Musk alega que el pacto de la startup de IA con Microsoft ha traicionado su misión sin fines de lucro.

Sus abogados acusaron a OpenAI de crear inteligencia artificial general para «maximizar las ganancias de Microsoft, en lugar de beneficiar a la humanidad».

El miércoles, The Wall Street Journal informó que la Comisión de Bolsa y Valores estaba investigando si OpenAI engañó a sus inversionistas.

Esa investigación sigue a una impactante reorganización del liderazgo en la compañía en noviembre después de que Sam Altman fuera brevemente despedido, y la junta directiva de la compañía dijo que Altman no había sido «consistentemente sincero en sus comunicaciones». (Sin embargo, lo regresaron al puesto unas dos semanas después).

El Journal informó sobre la investigación de la SEC después de que OpenAI casi triplicara su valoración a unos 80,000 millones de dólares a principios de febrero tras un acuerdo para permitir a los empleados retirar sus acciones.

OpenAI también se ha visto afectado por denuncias de infracción de derechos de autor

En diciembre, The New York Times presentó una demanda contra OpenAI y Microsoft, alegando que se habían utilizado artículos del Times para entrenar sus chatbots.

OpenAI respondió el miércoles de la semana pasada, afirmando en documentos judiciales que el Times había pagado a alguien para «hackear» sus plataformas y engañarlas para generar pruebas engañosas.

Un grupo de escritores, incluidos Jonathan Franzen, John Grisham y George R.R. Martin, también han presentado demandas por derechos de autor contra OpenAI.

Eso no es todo. Los reguladores del Reino Unido están investigando las preocupaciones antimonopolio que rodean la relación de OpenAI con Microsoft. En Estados Unidos, la Comisión Federal de Comercio lanzó en enero una investigación sobre OpenAI y otros cuatro gigantes tecnológicos para determinar «su impacto en el panorama competitivo».

En julio, la FTC también comenzó a investigar a OpenAI por cuestiones de datos y privacidad para determinar si la empresa estaba violando las leyes de protección al consumidor.

A medida que siguen surgiendo problemas legales, cualquier pérdida en frentes, incluidos los derechos de autor, la competencia o la privacidad del usuario, podría afectar el trabajo de OpenAI y darle una ventaja a los numerosos competidores de la compañía en la carrera armamentista de la IA.

OpenAI no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios.

Mientras tanto, OpenAI continúa lanzando productos como Sora, una herramienta que puede generar videos inquietantemente realistas a partir de texto ingresado. También se está trabajando en un producto de búsqueda web para competir con Google, reportó The Information.

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