• Como consumidor es muy probable que te hayas preguntado si es mejor usar una tarjeta de crédito o de débito desde el plano de las finanzas personales.
  • Todo depende de lo que se necesite, pues las características de estos plásticos son bien distintas y tienen sus ventajas e inconvenientes.
  • Sigue leyendo para ver detalladamente cuándo has de usar una de estas tarjetas, según las necesidades que tengas.

Como consumidor es muy probable que te hayas preguntado si es mejor usar una tarjeta de crédito o de débito desde el plano de las finanzas personales. ¿Por qué te conviene una en lugar de otra?

La respuesta no es tan sencilla. Todo depende de lo que se necesite, pues las características de estos plásticos son bien distintas y tienen sus ventajas e inconvenientes. La clave, tal y como indican los expertos en planificación financiera, es hacer un uso responsable: no gastar más dinero del que se ingresa o llevar un control del gasto adecuado.

Una vez que tus finanzas personales gozan de una buena salud económica, la siguiente cuestión es, efectivamente, qué se debe utilizar. Al margen de que hay algunas tarjetas que son mejores que otras, lo primero de todo es profundizar en qué se diferencian estos dos productos financieros, para después centrarse en sus características.

Sigue leyendo para ver detalladamente cuándo has de usar una de estas tarjetas, según las necesidades que tengas.

Diferencias entre las tarjetas de crédito y de débito

Existe una gran cantidad de usuarios que, hoy en día, no conocen cuáles son los parecidos entre las dos tarjetas. Saben los términos, pero no las especificaciones ni en qué consisten per sé. La distinción esencial entre ambas se puede encontrar en la forma en la que se paga la deuda que generan las compras realizadas.

Cuando se dispone de dinero en la cuenta corriente, la tarjeta de débito se utiliza para pagar un producto o servicio en particular que desea comprar para no tener que retrasar el pago. Se compra con el dinero que se tiene en cuenta: no hay endeudamiento. De esta manera, es altamente útil para aquellos a quienes les gusta tener un control sobre sus finanzas personales mucho más ajustado a su presupuesto.

Las compras que se hacen con una tarjeta de débito siempre están a la vista y sin la posibilidad de pagos a plazos. Esta fórmula se puede utilizar únicamente siempre que tengas dinero suficiente para hacer la compra en cuestión.

En cambio, con la tarjeta de crédito puedes pagar incluso si no dispones de fondos, dado que puedes aplazar el cobro hasta el mes siguiente (a mes vencido), aunque también puedes aplazar en varias cuotas (mensuales) ese pago. Por lo tanto, el titular contrae una deuda con el banco, pese a que el crédito tiene un límite.

Las ventajas de las tarjetas de crédito

Tras conocer en qué se diferencian estos dos productos, la clave es observar ahora para qué te puede interesar cada tarjeta. En este sentido, a continuación, podrás ver algunos ejemplos para que te decidas por una u otra.

Con relación a la tarjeta de crédito, el principal punto positivo que puede interesar de cara al usuario es la facilidad que tiene con los pagos, en especial para artículos de alto valor. Muchas veces no se dispone del efectivo necesario y es preferible financiar la compra, aunque se apliquen unos intereses que se tengan que devolver.

Otro punto a favor es que estas tarjetas ofrecen una mayor seguridad en las compras online. Al no cargar en la cuenta directamente, tienen una mayor agilidad para que un posible fraude no repercuta sobre tu capital. Es un punto a tener muy en cuenta.

Asimismo, en muchos supuestos, las tarjetas de crédito son el único medio posible para hacer pagos: este es el caso del alquiler de un vehículo o las reservas de algunos hoteles. Es interesante disponer de una para este tipo de gastos.

Las tarjetas de crédito permiten financiar, o lo que es lo mismo, ofrecen la posibilidad de pagar a plazos y/o hacer tus compras sin necesidad de desembolsar el importe total en el momento. La razón es simple: el pago se aplaza hasta la fecha de liquidación que, normalmente, es un mes después de haber efectuado la adquisición. Eso sí, tiene como contrapartida el pago de intereses, que en el caso de los plazos suelen ser bastante elevados.

Por último, resultan muy cómodas cuando tienes que ir de viaje al extranjero. Pese a que lo más aconsejable es disponer de una de débito o de crédito, por si surge cualquier tipo de inconveniente, algunos establecimientos no autorizan algunas operaciones si no tienen garantías de poder cargar los costos.

Así, la tarjeta de crédito es el producto más recomendable por otros factores tales: dispone de seguro de viaje para cualquier problema que puedas tener, si te quedas sin fondos no tendrás problema y en muchos casos las comisiones son más bajas.

Las ventajas de las tarjetas de débito

En primer lugar, lo fundamental para utilizar una tarjeta de débito, es que tengas dinero en tu cuenta corriente. Es la regla número uno para su uso, porque el dinero se retira automáticamente del saldo disponible. Por tanto, el principal beneficio, aunque pueda parecer obvio, es que con este plástico evitas generar deudas.

El primer punto destacable es que pagar con una tarjeta de débito está exento del cobro de cualquier tipo de interés. Es lo equiparable a comprar con efectivo, por lo que no tendrás que estar pensando cuánto dinero de más te va a repercutir una adquisición concreta. Esto es más efectivo y permite un mayor ahorro.

Una de las razones por las que pagar a débito es más interesante desde el punto de vista de las finanzas personales es que permite un control más efectivo del gasto. Y es que no vas a emplear más dinero del que tienes si siempre compras a débito. Por eso, te permite tener una economía personal más saneada con la que podrás evitar gastos que son absolutamente innecesarios.

A ello hay que sumarle la comodidad que tiene la utilización de esta tarjeta. Cuando uses débito, no tienes por qué desplazarte a un cajero automático para retirar efectivo.

Además, suelen ser gratuitas. La mayoría son gratuitas y no tienen cargos por emisión, mantenimiento o renovación. Esto es así porque son un servicio que está asociado a una cuenta corriente. Para contratarla solo necesitas una cuenta corriente y, en muchos casos, el propio banco te la ofrecerá.

Por otra parte, muchas incluyen seguros. De accidente o de viaje y cuyos beneficios varían dependiendo del valor de la tarjeta en sí.

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