• Un contagio masivo en Estados Unidos golpearía indirectamente a la economía mexicana por su estrecha relación comercial y de inversión con su vecino.
  • El comercio, la agricultura, el turismo y las manufacturas están entre las actividades que pueden ser afectadas por un brote en México y Estados Unidos.
  • El dinero público y su manejo disciplinado son un escudo del país pues resistirían contratar deuda, aunque el presidente López Obrador ha prometido no más deuda.

¡Precaución! Si el mortal virus chino desata una epidemia global, la economía mexicana resentirá sus efectos y una emergencia sanitaria podría ser también económica.

El comercio, el turismo, el consumo, la agricultura y las manufacturas son actividades económicas que pueden sufrir, ya que el virus surgió nada más y nada menos en China, la segunda economía del planeta; o ya sea porque el brote entre a México, de acuerdo con analistas.

La fórmula para que este virus sacuda negativamente a la estancada economía del país tiene dos claves: que se dé un contagio masivo en Estados Unidos (con quien comparte una larga y transitada frontera) y que en México se desate un brote que lleve a una epidemia.

“Un contagio masivo que se convierta en una epidemia en Estados Unidos obviamente afecta a su economía y de manera indirecta eso afecta a México”, dice Gabriela Siller, directora de Análisis Económico-Financiero de Banco BASE.

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Por los 3,141 kilómetros de frontera entre Estados Unidos y México cada día se realizan alrededor de más de un millón de cruces legales de personas y unos 300,000 vehículos, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).

Las economías de ambos países están muy interrelacionadas: 80% de las exportaciones de México van hacia Estados Unidos, el principal origen de la Inversión Extranjera Directa al territorio nacional es estadounidense y desde 1994 comparten un tratado de libre comercio junto con Canadá, ahora renegociado, actualizado y a la espera de ser ratificado por éste último país, el T-MEC.

De ahí que si la economía estadounidense se ve afectada por una epidemia, es probable que sus efectos se resientan México.

Estados Unidos reportó el martes el caso de una persona diagnosticada con el coronavirus de Wuhuan que viajó desde China y se esperan más casos, reportaron los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de ese país.

Y aunque no es tiempo de encender las alertas económicas y el gobierno federal descartó el miércoles pasado una crisis epidemiológica en el país por el coronavirus por el momento, la sugerencia de especialistas es estar atentos a la evolución de la situación.

Si en México se convirtiera en una epidemia, la economía del país resentirá los efectos. El país sufrió la consecuencias en 2009 por la influenza.

“Una epidemia en México pues definitivamente puede provocar caída en el consumo, caídas en la inversión, que se tenga que reconducir parte del gasto público a medidas sanitarias como sucedió en 2009, dependiendo de qué tanto esparza el virus”, apuntó Siller.

El consumo ha sido un factor clave en el crecimiento económico del país, pues pertenece al sector servicios, el principal motor de la economía, y representa alrededor de 65% del PIB, de ahí que afectaciones en el consumo incida en el crecimiento.

El miedo y las precauciones ante emergencias sanitarias de este tipo producen restricciones a la movilidad de personas y mercancías, algo poco favorable para el comercio internacional que trata de sobreponerse al proteccionismo impulsado por Donald Trump.

“Lo primero que provocaría es restricciones para un comercio internacional que de por sí va la baja (…) Por el lado de comercio exterior México sí enfrentaría restricciones a su crecimiento”, dice José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC).

China es un proveedor mundial de insumos para las fábricas del planeta, incluidas las mexicanas. Si el dragón asiático se ve comprometido a acotar el envío de esos insumos, el sector industrial de México puede sufrir aún más. El déficit comercial de México con China es de 70,000 millones de dólares (mdd), es decir, México le compra más a los chinos que ellos a los mexicanos.

“La principal fuente de insumos intermedios con que se manufactura en México, además de Estados Unidos, es China, hay un fuerte intercambio (…) cordones sanitarios sobre China y todo lo que provenga de ahí afectaría el ritmo de crecimiento de China (…) y el mercado internacional se vería afectado”, comenta De la Cruz.

A los estragos en la industria, se pueden sumar posibles riesgos para la actividad agrícola del país.

El peso mexicano también puede sufrir las consecuencias, pues si el miedo global al virus se expande, la moneda nacional se debilitaría ante el dólar, que incrementaría su precio. La divisa local fue arrastrada el martes pasado por la ola de aversión al riesgo desatada en los mercados tras conocerse el caso del coronavirus.

Las finanzas públicas, ¿a salvo de emergencias por el virus?

El dinero de los mexicanos manejado por el gobierno federal está a salvo si en México surgiera un brote del coronavirus y escalara a una epidemia, indican analistas.

“No creo que pudiera terminar afectando tanto las finanzas públicas del país para que con eso vengan recortes en la calificación crediticia (…) Lo bueno que en México ahora las finanzas públicas están sanas”, comenta Siller.

La salud de las finanzas públicas se debe a la disciplina con que la Secretaría de Hacienda ha manejado el dinero público: no más deuda, no gastar más de lo que ingresa, y un superávit primario.

Ese estado de salud positivo hasta ahora y reconocido por analistas y mercados juega a favor de México en caso de una epidemia, pues le permitiría contratar deuda, incrementar su déficit, es decir, gastar un poco más de lo que ingresa, todo para enfrentar una emergencia de salubridad.

“En un escenario contingente, en un extremo, sus finanzas públicas podrían recurrir sin problema alguna a deuda para enfrentar cualquier situación extrema, como un escenario de salud”, dice De la Cruz.

El lema de más vale prevenir que lamentar es pertinente que sea escuchado por el gobierno, ya que las medidas que tome incidirán para que una eventual epidemia o no surja o sea de dimensiones manejables para el presupuesto público.

Si el problema escala y el gobierno no está preparado, los fondos de emergencia para enfrentar estas situaciones quedarían rebasados.

“Esto podría rebasar la capacidad de las finanzas públicas por el lado de los fondos que dispone para estas contingencias”, dice De la Cruz.

Una emergencia de este tipo pondría a prueba el compromiso de Andrés Manuel López Obrador de no endeudar más al país. La disyuntiva sería contratar más deuda o reasignar presupuesto, es decir, quitar de un lado para poner en otro, en un momento en que los ingresos públicos no son boyantes.

“El mayor elemento a considerar ante este escenario es si el presidente revertiría su decisión de no endeudamiento o exploraría otros aspectos como reasignar presupuesto destinado a otros proyectos, es decir, me parece que las finanzas públicas no genera un restricción, sino más bien la estrategia que quiera seguir el presidente”, explica De la Cruz.

¡Calma! por ahora el semáforo de emergencias no está para encender el rojo en la economía del país, pero sí para prevenir y anticiparse además de vigilar el desarrollo de esta situación, indican los analistas.

“No es momento todavía de encender las alarmas me parece que todavía estamos lejos de eso”, matiza Siller.

“La autoridad debe vigilar y la sociedad debe estar atenta a cómo evoluciona este tema”, dice De la Cruz.