• Voceros en favor del vapeo suelen presentar estudios no revisados para mostrar que este producto es menos nocivo que el tabaco, aunque no existe evidencia sólida de que lo sea.
  • Algunos investigadores alertan sobre "estudios a la carta" sobre la industria tabacalera, o de colegas que no declaran su conflicto de interés al abordar el tema.
  • Además, ofrecen viajes, obsequios u otros beneficios a especialistas en la materia para mostrar que los vaporizadores son mejores que el cigarro tradicional, aunque no existe solicitud expresa para apoyar el producto.

“El comisionado (Gady) Zabicky habla sobre la nicotina fumada por cigarros de tabaco. La dependencia es mucho menor si es consumida por otros medios (parches, chicles, cigarro electrónico, vía oral snus)”, tuiteó el 2 de junio Roberto Sussman, presidente de Pro-Vapeo México, increpando al titular de Conadic, quien en una entrevista televisiva habló de las complicaciones que el tabaquismo y el vapeo generan ante el Covid-19.

Meses después la controversia fue con Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud, quien en el foro “Futuro del Control del Tabaco en México” de la Cámara de Diputados, el 17 de noviembre pasado, dijo que a través de la construcción de una pseudociencia y de mercadotecnia se busca posicionar a vapeadores y cigarros electrónicos como alternativa al tabaquismo.

El encargado de la estrategia federal contra el Covid-19 dijo sobre los vapeadores: «Hoy han aparecido nuevos protagonistas de la vida del tabaco que, sin una base científica, quisieran posicionarse como alternativas en la práctica de la cesación y de la reducción de riesgos. Y sin haber documentado apropiadamente sus posibles virtudes se empiezan a posicionar con una enorme inversión, en términos de mercadotecnia y de persuasión, y de construcción de pseudo ciencia».

Pro-Vapeo, organización dirigida por Sussman, publicó una carta-respuesta en la que señalaba como “desinformación” lo dicho por el funcionario y lo acusaba de promover “una política desastrosa”.

Es habitual que Sussman, ante cuestionamientos al cigarro electrónico o vaporizadores, objete con referencias a artículos científicos que avalan esos productos; aunque la mayoría no estén respaldados por un proceso de revisión por pares y “no puedan usarse para guiar la práctica clínica”, que incluso advierten publicaciones como el European Respiratory Journal, cuando un estudio no ha sido verificado.

También utiliza las redes sociales como campo de batalla. Ante etiquetas como #NoFumoNiVapeo, que utilizan instancias federales como Cofepris, el activista y sus seguidores responden con #VapeoPorqueNoFumo. Y es usual que etiquete a quienes dirige sus mensajes o a quienes le son afines y respaldan la regulación de los cigarros electrónicos, como los diputados federales Éctor Jaime Ramírez Barba (PAN); Frinné Azuara Yarzábal (PRI), Lorenia Valles y José Ricardo Delsol Estrada (Morena). 

Sussman rebate en redes a científicos y funcionarios que se pronuncien a favor del veto al vapeo, y tacha de “vergonzoso” el premio que la Organización Mundial de la Salud dio a México por poner impuestos a cigarros y prohibir los vapeadores. También, a quienes han afirmado que la secreción de gotículas al vapear eleva el riesgo de contagio de Covid-19. Incluso ha acusado a las campañas contra el cigarro electrónico de “promover la muerte”, y de “ignorantes” a voceros de organismos internacionales.

Los estudios que presentan positivamente a los vapeadores no han sido revisados por pares ni se sustentan en evidencia científica sólida

estudios vapeadores | Business Insider Mexico
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Estas acusaciones forman parte de un engranaje al que la industria tabacalera apoya con financiamiento directa o indirectamente en favor de sus intereses. Un ecosistema de instituciones, organizaciones, foros; medios especializados y comunidades en redes sociales que se entrelazan y llevan a consolidar investigaciones con resultados “a la carta”, que permean en la sociedad la idea de que son alternativas para dejar de fumar, menos dañinas que un cigarro, aunque esas afirmaciones no estén sustentadas con evidencia científica sólida.  

Algunos de estos grupos con intereses hacen énfasis en que en países como Reino Unido sus instituciones las han avalado como alternativa para reducir el consumo del cigarro, aún en contra de la recomendación de la OMS, y sugieren se emule esa regulación. Pero eso está fuera de contexto, dado que la epidemia de tabaquismo y la capacidad reguladora de ese país no son comparables ni se encuentran en el mismo estado que las de México y otros países de ingresos medios y bajos. Lo mismo ocurre para los casos de Nueva Zelanda y Francia.

El doctor Juan Zinser, presidente del Consejo Mexicano contra el Tabaquismo y oncólogo del Instituto Nacional de Cancerología (InCan), asegura que los sistemas electrónicos de administración de nicotina (SEAN), popularmente conocidos como vapeadores y cigarros electrónicos, no ayudan a dejar de fumar y representan la puerta de entrada al mundo de la nicotina y el cigarro tradicional para casi 20% de adolescentes que los probaron por primera vez entre 12 y 13 años frente a quienes no los conocían, como documenta un estudio internacional en que participó el INSP.

Incluso la crisis por la pandemia de coronavirus ha sido utilizada por la red pro-vapeo. El artículo “Características y factores de riesgo para el diagnóstico de la Covid-19 y resultados adversos en México: un análisis de 89,756 casos de Covid-19 confirmados por laboratorio” fue publicado en European Respiratory Journal a inicios de julio; lo firman doctores y personas presentadas como expertos ligados a esta red a favor del vapeo, como Farsalinos y Sussman. Plantea que la nicotina no es un factor de riesgo para el Covid-19, e incluso que ayuda a reducir la propensión al contagio.

Este artículo es una versión preliminar de una nueva investigación médica que no ha seguido una metodología de revisión por pares, característica de los textos con contenido científico. Es decir, no tiene aval para guiar la práctica clínica. En sus resultados refieren que en la revisión a casos de Covid-19 en México, con datos de la Secretaría de Salud, los fumadores tenían menos probabilidad de ser diagnosticados positivos, en comparación con los no fumadores. Pero este solo fue un primer documento de trabajo —paper, como lo citan los académicos— y seis meses después de su publicación, la revisión aún no está disponible.

El documento ha sido utilizado por estos grupos como uno de los argumentos que quieren colocar en la sociedad. 

Por su parte, José Manuel Mier Odriozola, uno de los participantes en este estudio, es el segundo vocero de mayor relevancia de esta red en México. El cirujano dirige su propio instituto privado en el Hospital Ángeles Lomas y ofrece, entre sus especialidades, terapias con productos de nicotina para dejar de fumar. Actualmente conduce un programa de investigación prospectivo comparativo con un producto de “riesgo reducido”, según él mismo refirió en un foro de la Cámara de Diputados. 

El doctor Mier ofrece entrevistas en medios masivos, YouTube y redes sociales. En agosto participó en el panel de discusión sobre por qué prohibir el cigarro electrónico no es bueno para la salud, junto con Tomas O’Gorman de Pro-Vapeo México, para VIDA News Live, emisión del sitio VIDA News, financiado por la FSFW.

Cada vez es más común ver estudios “a la carta” sobre vapeo, advierten médicos

vapeadores tabaacaleras | Business Insider Mexico
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“Últimamente hay más investigadores científicos y clínicos que hacen trabajo a favor de la industria tabacalera, sobre todo localmente. Años atrás no era un modus operandi en México”, refiere la doctora Luz Myriam Reynales, jefa del Departamento de Investigación sobre Tabaco del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP). Antes los estudios se hacían en el extranjero.

“Sin embargo”, añade, “estos expertos no declaran su conflicto de interés al recibir financiamiento de la industria y ser parte del sistema nacional de investigadores o pertenecer a centros públicos de investigación. Otros más lo disimulan para posicionar sus trabajos como independientes, ya que la comunidad científica aún es escéptica a sus contribuciones. Y a ello se suma que las revistas científicas confían en la autodeclaración de los autores y no existe nada que lo valide”. Inti Barrientos del INSP añade que “crear un centro de verificación de artículos y publicaciones académicas y científicas ayudaría”.

El médico Zinser Sierra refiere que si bien se han publicado trabajos verificados que respaldan a estos productos en algunas revistas científicas de prestigio, no es la constante. “Lo que estamos viviendo ahorita no es nuevo; lo han ido desarrollando y cada vez lo realizan con mayor eficiencia”, agrega sobre las publicaciones que tendrían conflicto de interés por aparentemente tener una fuerte influencia de la industria del tabaco y los vapeadores . 

En un análisis sobre producción, colaboraciones, conflicto de interés y resultados a 600 artículos científicos sobre cigarro electrónico y productos de tabaco calentado, publicados entre 2017 y 2019 en el mundo, y elaborados por 1,880 autores, se encontró que alguien con conflicto triplica la posibilidad de declarar menos daño por consumo de estos productos; también es 65% menos probable que advierta un efecto negativo o una valoración neutral, de acuerdo al trabajo que se publicará a finales de febrero como parte del proyecto The ENDs Repository del Centro de Investigación en Evaluación y Encuestas del INSP, durante la reunión anual de la Sociedad para la Investigación sobre la Nicotina y el Tabaco (SRNT) 2021. El investigador Inti Barrientos adelantó algunos de estos resultados en el seminario virtual “Cigarrillos electrónicos y productos de tabaco calentado. 2a Parte”, organizado por Tobacco-Free Kids y La Unión Internacional contra la Tuberculosis y Enfermedades Respiratorias en septiembre de 2020.

Viajes, regalos y labor de convencimiento

vaporizadores estudios | Business Insider Mexico
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Al menos 10 personas que apoyaron la campaña #FuturoSinHumo de PMI y que compartieron fotos en Instagram acudieron al palco de la tabacalera en Fórmula 1 en 2018; algunos de ellos también han sido invitados por esta empresa para conocer sus laboratorios en Suiza, según fuentes que han pedido anonimato. También existe evidencia gráfica que fue publicada en redes sociales por los propios invitados.

Es justo en estos espacios donde coinciden activistas del vapeo, científicos, médicos y también celebridades, influencers y periodistas. 

Antonio (su nombre es ficticio para guardar su identidad) es un joven activista político con 50,000 seguidores en Twitter que fue invitado por PMI en 2015 para visitar un centro de investigaciones donde se desarrollaba el cigarro electrónico iQOS. A él le pagaron los boletos de avión, hospedaje y alimentos.

Según relata en entrevista, nunca le pidieron hablar bien del producto. Pero dice que lo invitaban a eventos como la Fórmula 1 en Ciudad de México donde le insistieron, por medio de una agencia de relaciones públicas —la misma que le dio los pases de vuelo—, que iQOS era menos riesgoso que el tabaco tradicional. 

Antonio recuerda que las invitaciones para los viajes y eventos fueron organizadas por una agencia de relaciones públicas, que se encargó en todo momento de cada detalle. 

El cirujano José Manuel Mier —quien promueve el vapeo y los productos de “riesgo reducido”— ha publicado fotografías de sus visitas a PMI en Instagram. “Me encuentro en el Centro de desarrollo e investigación de Phillip Morris International, aprendiendo cómo se ha desarrollado científicamente nuevas alternativas al cigarro”, publicó Mier el 18 de enero de 2018.

DA CLIC AQUÍ PARA CONOCER LA PRIMERA PARTE DE ESTE REPORTAJE.

vapeadores

***Philip Morris International, México y el Mundo Vapeando y Pro-Vapeo México no respondieron a solicitudes de entrevista, hasta el cierre de este reportaje. 

***Este reportaje forma parte de Fostering Transparency and Accountability in the Design and Implementation of Tobacco Control Policies; un proyecto de Ethos Laboratorio de Políticas Públicas, que contó con la coordinación general de Lisa Grabinsky y Silvia Márquez, con la colaboración de Gabriel Reyes. Diseño: Óscar Alva. 

***Este documento fue posible gracias a una subvención administrada por la Unión Internacional Contra la Tuberculosis y Enfermedades Respiratorias (The Union) y financiada por Bloomberg Philanthropies. El contenido de este estudio es responsabilidad de los autores y bajo ningún caso debe considerarse que refleja el punto de vista de The Union o de Bloomberg Philanthropies.

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