• En lugar de tomar una clase de oratoria con un precio excesivo, hice ejercicios regulares en mi sala de estar, siendo yo el único público.
  • Entender mis tics nerviosos, mi lenguaje corporal e incluso la forma en que uso mi voz me ha ayudado a convertirme en el tipo de oradora que ahora sube al escenario frente a cientos de personas, con mucha confianza.
  • Si estás buscando mejorar tus habilidades para hablar en público, aquí están las cinco actividades que puedes hacer cada semana para estar menos nervioso y ser más profesional para tu próximo discurso, conferencia o presentación.

Incluso hace unos años, hablar en público era mi mayor temor. Era tan tímida y reservada que cuando la gente me hacía una pregunta simple como, «¿Cómo te llamas?» Mi cara se ponía roja y mi corazón se aceleraba. Claramente hubiera preferido tener que enfrentarme a otras cosas que me asustaban, como las arañas, en lugar de decir que sí a hablar en conferencias.

Pero he cambiado. En los últimos años, hablar en público se ha convertido en algo que disfruto y busco activamente oportunidades para hacerlo más. ¿Cómo? En lugar de tomar una clase de oratoria con un precio excesivo, hice ejercicios regulares en mi sala de estar, siendo yo el único público. Entender mis tics nerviosos, mi lenguaje corporal e incluso la forma en que uso mi voz me ha ayudado a convertirme en el tipo de oradora que ahora sube al escenario frente a cientos de personas, con mucha confianza.

Si estás buscando mejorar tus habilidades para hablar en público, aquí están las cinco actividades que puedes hacer cada semana para estar menos nervioso y ser más profesional para tu próximo discurso, conferencia o presentación.

1. Habla con una pared

Desafíate a hablar con una pared durante al menos dos minutos seguidos. ¿Por qué? Uno de los principales factores que reduce instantáneamente tu confianza y tus niveles de energía al hablar con una audiencia son las expresiones y reacciones faciales. Aunque, la mayoría de las veces, no tienen mucho que ver contigo. Las expresiones faciales de las personas se basan en sus pensamientos (que rara vez tienen que ver contigo) y en cómo descansa su rostro.

Si puedes entrenarte para llevar a cabo una conversación completa o parte de tu presentación con el mismo nivel de energía y volumen que esperas usar en la vida real, podrás realizar una presentación o un discurso con éxito, incluso si el público no te está sonriendo.

2. Fílmate a ti mismo

Una de las formas más rápidas de detectar lo que debe cambiarse es observarse hablar. Enciende la cámara y grábate hablando durante unos minutos. Al verlo, no te juzgues y en su lugar comienza a escribir una lista de las mejoras que puedes hacer en tu lenguaje corporal, así como los tics nerviosos que tienes (desde tocarte el cabello hasta usar tics verbales). Primero mira el video con volumen, luego míralo en silencio nuevamente para ver qué agrega tu comunicación no verbal a tu mensaje general o cómo lo secuestra.

3. Habla frente a un espejo

Una vez que hayas aprendido a verte a ti mismo en video, dirígete al espejo. Simula tener una conversación, responder una pregunta o dar un discurso de un minuto sobre lo que comiste en el almuerzo. Mientras hablas, concéntrate en tus expresiones faciales, ya que esto es lo que amplifica tu emoción cuando hablas de un tema. Adapta tus expresiones faciales al tono de tu discurso para que ayudes a transmitir tu punto de vista y captar la atención de tu audiencia.

4. Mira videos para inspirarte

Ahora deja de mirarte a ti mismo y ve a YouTube o a una charla. Mientras observas a otros oradores poderosos y profesionales, comienza a distinguir lo que están haciendo con su voz y lenguaje corporal para captar tu atención y cautivarte. Encuentra cinco cosas que hicieron bien y que puedes comenzar a incorporar en tus entrenamientos en casa.

5. Cuenta tus tics

Establece una nueva meta: cada vez que hables con personas por teléfono o con alguien con quien vives, debes estar al tanto de cuántas veces usas tics verbales y palabras de relleno (como: uh, por lo tanto, como, de hecho, etc.). Esto te ayudará a prestar atención a la elección de palabras y a la frecuencia con la que ocurren estos tics en tus oraciones.

¿Quieres deshacerte de todas esas palabras perdidas? Haz contacto visual cuando hables. Te ayudará a concentrarte y a usarlos menos. Si estás hablando por teléfono, hazlo más despacio para poder controlarte cuando estés a punto de decir un «uh».

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