- Dar un regalo produce más felicidad que recibir uno, de acuerdo con psicólogos.
- Sin embargo, hay cuatro errores que los consumidores cometen a la hora de pensar en qué obsequios dar.
- Si se acerca la Navidad o el cumpleaños de un ser querido, esto es lo que debes tomar en cuenta.
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Un buen regalo puede provocar una oleada de felicidad y gratitud en el destinatario. También se siente genial darlo, ya que los psicólogos descubrieron que la alegría de hacer un regalo es más pronunciada que el placer de recibirlo.
Desafortunadamente, hay ocasiones en las que recibes un regalo y tienes que forzar una sonrisa, fingir gratitud y poner cara de «uy, me encanta…».
Soy psicólogo del consumidor que se especializa en la investigación de regalos, especialmente, en los errores a la hora de entregarlos.
A continuación, te comparto los cuatro de los más comunes.
1. Priorizar la gran revelación
Una manera en la que puedes equivocarte es concentrándote demasiado en el momento en el que el destinatario abrirá el regalo.
Todas las personas quieren que su regalo sea deseable. Esperan sorprender al destinatario y ponerle una sonrisa en la cara.
Una fuente de fondue de chocolate podría cumplir con estos criterios: es peculiar y seguramente despertará la curiosidad y las sonrisas de los espectadores.
Sin embargo, cuando las personas reciben un regalo, les importa menos el momento en el que se abre, y más bien piensan en las próximas semanas y meses.
La gente quiere regalos útiles, confiables y que satisfagan sus necesidades. ¿Con qué frecuencia se usará, de manera realista, una fuente de fondue de chocolate? Está destinada a acumular polvo en el fondo de la alacena.
Compara este regalo con una cafeteranueva, que se puede utilizar todos los días. Claro, no es una novedad, y probablemente no provocará “oohs” y “ahhs” el día de Navidad, pero el destinatario estará muy feliz de tenerla a la mano cuando suene su alarma cada mañana.
2. Lo único y lo nuevo están sobrevalorados
Otro factor que puede llevar a que te equivoques tiene que ver con las reglas no escritas sobre lo que constituye una buena práctica de entrega de obsequios.
Algunas personas a menudo se enfocan en estas reglas más de lo que deberían. Por ejemplo, evitan dar el mismo regalo a alguien en años consecutivos porque esto va en contra de la norma de dar un regalo único cada año.
También suelen abstenerse de regalar productos usados porque esto viola la regla tácita de que un regalo debe ser nuevo.
No obstante, los destinatarios están abiertos a los obsequios que violan estas normas.
Si alguien ama cierto variedad de vino, estará más que feliz de recibirlo en los años siguientes. Y si una cámara digital se usa poco, pero posee varias funciones innovadoras —mientras que otra es nueva, pero tiene menos funciones—, la gente está feliz de recibir la usada.
3. Tener miedo al riesgo
Puedes dar pasos en falso cuando evitas los regalos que consideras demasiado arriesgados. No descartes regalos sentimentales como un álbum de recortes o un recuerdo nostálgico.
Hay estudios que demuestran que a muchas personas les encantan estos obsequios, ya que provocan felicidad durante largos periodos por su carga emotiva.
Sin embargo, mucha gente mejor evita los obsequios sentimentales para evitar riesgos. Claro, podrían ser un home run, pero también podrían ser un strike. Las dudas pueden colarse en la cabeza de los compradores cuando consideran regalos sentimentales: ¿qué pasa si parece cursi? ¿Qué pasa si piensan soy siendo tacaño?
Y así, la gente mejor opta por obsequios más seguros y superficiales que suponen que gustarán al menos un poco. O, para seguir con la analogía del beisbol, quien regala estará feliz de pegar un sencillo o recibir una base por bola.
Por otro lado, también está el debate entre regalar algo material o una experiencia. Lamayoría de las personas a menudo opta por objetos tangibles en lugar de experiencias.
Casi todos pueden usar una licuadora nueva, unos audífonos o una camisa, pero las experiencias son más complicadas. Requieren un poco más de comprensión de quién es realmente el destinatario: no a todos les encanta ir a ver una sinfonía, ir al teatro o un paseo en parapente.
Sin embargo, los destinatarios tienden a estar más abiertos a las experiencias, y es más probable que estos obsequios hagan a las personas más felices que los bienes materiales.
4. ¿Realmente cuenta el pensamiento?
También puedes equivocarte al querer que tu regalo refleje que te pasaste horas eligiendo cuidadosamente.
Por supuesto, los destinatarios aprecian la amabilidad y el detalle, pero no cuando eso implica recibir algo que no le sirve para nada.
Esto se hace aún más evidente cuando se compra para varias personas. Lo más fácil sería parle lo mismo a todos, pero con el afán de darle algo «único» a cada destinatario, seguramente alguién terminará con un gran regalo mientras que otro con una bobada indeseable.
Esto también pasa con las tarjetas de regalo. A menudo se eligen tarjetas de regalo específicas. Por ejemplo, para una tienda de ropa o un restaurante en particular, que reflejan los intereses o gustos del destinatario.
Pero a final de cuentas, los destinatarios están más abiertos a las tarjetas de regalo que les brindan más flexibilidad y libertad para elegir. Entonces en lugar de dar una tarjeta para todas las alitas y cerveza que puedas comer, piensa en una certificado de Amazon o Visa. De esa manera, ellos podrán decidir si gastar dinero en un suéter nuevo, un Funko de Namor o salir a cenar a su restaurante favorito.
Este artículo se publicó originalmente en inglés.
*The Conversation es una fuente independiente y sin fines de lucro de noticias, análisis y comentarios de expertos académicos.
*Julian Givi es profesor asistente de Marketing en la Universidad de West Virginia.
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