Durante 2022 se vivieron acontecimientos muy importantes que cambiaron el rumbo de la economía a nivel global, algunos de los cuales nadie esperaba que sucedieran, como el conflicto Rusia-Ucrania. A lo largo del año repetí muchas veces un consejo: “abróchate el cinturón, lo peor no ha pasado”, haciendo referencia a que la turbulencia financiera continuaría.
Aunque seguimos sin ver un final claro a la incertidumbre financiera, sobre todo si tomamos en cuenta que en la economía global las cosas pueden cambiar rápidamente, considero que 2023 bien podría ser el año donde comencemos a ver un equilibrio, que nos ayude a su vez a tomar mejores decisiones para nuestro dinero.
¿Por qué lo digo? Ahora te explico.
Llegó la temporada de ajustes
Luego de tener un boom histórico y que mucha gente tratase de subirse a la ola durante 2020 y 2021, las criptomonedas en general tuvieron un año decepcionante en 2022. El bitcoin, por ejemplo, prácticamente borró sus ganancias de los años anteriores, mientras que otras criptos tuvieron caídas menos pronunciadas.
Las caídas no se concentraron solo en las criptodivisas: el sistema financiero a nivel global en general tuvo diferentes bajas, en donde los mercados de capital conservadores, diferentes ETFs que replican a los índices más relevantes mundialmente y otros instrumentos, atravesaron pérdidas sustanciales. La explicación se encuentra en gran medida en el incremento de las tasas de interés, un movimiento de los bancos centrales que busca frenar la inflación.
Como señalé en una ocasión anterior, cuando las tasas suben el “dinero barato” se termina y esto provoca que las acciones se vuelven menos atractivas ya que el valor de los dividendos en el futuro se vuelven menos valiosos. El fin de esta acción de los bancos nacionales es desalentar el consumo; aunque esta medida se suele adoptar en situaciones de crecimiento económico para estabilizar la economía, ahora mismo si bien el mundo sigue creciendo, el crecimiento es cada vez menos acelerado por lo que las alzas en las tasas de referencia sin duda están impactando de una manera esperada.
El conflicto Rusia-Ucrania sigue golpeando a las economías globales, y dado que no pueden quedarse cruzados de brazos hasta esperar que la situación mejore, los incrementos en las tasas buscan traer un poco de “control” al caos financiero que ha provocado el corte en el suministro de energéticos desde Rusia. Los precios del petróleo y el gas natural han tenido ajustes que a su vez impactan en todas las cadenas de suministro y afectan el bolsillo de todas las personas.
Por esta razón es que se habla de un ajuste a nivel global para tratar de regresar “a la normalidad”, y los activos que habían tenido incrementos históricos están viviendo una “caída” que alarma a algunas personas, pero que era algo esperado dentro del mundo financiero.
El petróleo como ‘salvavidas’ financiero
México es un caso particular en donde la economía ha tenido un desempeño estable dentro de la región, e incluso a nivel internacional. Entre los factores clave que podemos mencionar para mantener las finanzas a flote se encuentran el manejo de la deuda y la producción de petróleo.
La posición de México como principal socio comercial de Estados Unidos y la extracción de crudo ayudaron a que la economía mexicana tuviera cierta protección contra el alza de precios que se ha vivido en todo el mundo. Esta relativa “solidez” fue un refugio para diferentes inversionistas que trajeron su capital al país, lo cual ha fortalecido el valor del peso y mantenido la inflación a un nivel relativamente bajo en comparación con otros países de la región.
Aunque en este momento el valor del petróleo ya ha presentado algunas pérdidas y es difícil asegurar que 2023 vaya a ser un gran año para éste y otros energéticos, lo más probable es que seguirá siendo una fortaleza para la economía mexicana. Y si tuviste la suerte de invertir en ello específicamente el año pasado, mi recomendación en este momento es que vayas buscando opciones para recolocar por lo menos una parte de este dinero y diversificar ante la incertidumbre.
¿Ya es momento de desabrocharse el cinturón?
Durante gran parte de 2022 compartí un consejo de forma recurrente en este espacio: abróchate el cinturón y aguanta, porque la turbulencia está lejos de terminar. Y ciertamente el año que recién terminó no fue el más sencillo para los inversionistas, y por el contrario, muchos podrían calificarlo de “tóxico” por todas las complicaciones que ha generado a nivel económico.
Que hayamos podido terminar el año sin tocar el fondo por completo no es un indicativo de que lo peor ya ha pasado, pero sí puede tomarse como una señal de que este año difícilmente será tan malo. Los bonos y CETES han comenzado a subir sus rendimientos a niveles históricos, siendo un buen momento para los perfiles conservadores, y una opción más atractiva para quienes buscan un instrumento seguro ante la escalada de precios.
Los activos que han perdido valor eventualmente volverán a subir, pero no recuperarán el valor que tenían, sino que entrarán en este proceso de equilibrarse. Lo mismo va a ocurrir con los activos que han ganado durante los últimos meses: habrá un periodo a la baja en donde podrían llegar a su mínimo histórico, pero la mayoría estarán en un punto medio.
Ha llegado el momento de replantear las inversiones que harás en los siguientes meses. No hay perspectivas optimistas en lo inmediato, pero me animo a decir que 2023 va a traer cambios significativos respecto al año que acabamos de cerrar en términos de políticas monetarias y rendimiento de las bolsas de valores. No pierdas de vista los movimientos en los mercados de los siguientes meses, pues aquí veremos las señales de cómo podremos estructurar una cartera segura para enfrentar los retos del camino.
Te deseo un gran año, de salud física y económica y que sigas caminando hacia la libertad financiera.
Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.