- Casi la mitad de las personas que acudían con regularidad a las salas de cine antes de la pandemia han dejado de ir a ellas.
- La distribución cinematográfica está en un lugar completamente diferente al que ocupaba en 2019.
- Este año no ha hecho más que evidenciar la imposibilidad de volver a la situación anterior.
49% de las personas que iban al cine con regularidad antes de la pandemia del Covid-19 dejó de acudir a las salas en 2021. Además, 8% de esos espectadores se perdió para siempre. Estas son las demoledoras conclusiones de un estudio publicado por la consultora QUORUM.
El descontento ante el aumento del precio de las entradas, el descenso en la percepción del valor de la experiencia de los cines o el cambio generacional hacia el entretenimiento digital eran tendencias que ya planeaban sobre el sector, pero la pandemia las consolidó con gran rapidez.
La preocupación por el contagio y el temor a la seguridad personal en espacios colectivos eran lo que hacía falta para impulsar un cambio profundo en los hábitos de asistencia al cine.
2021 no fue un año de pausa sino de transición, en el que quedó demostrada la imposibilidad de volver a la vida prepandemia.
La distribución cinematográfica, en concreto, está en un lugar completamente diferente al que ocupaba en 2019. Este está marcado por la incertidumbre en cuanto a su público, la presión del negocio digital y un modelo de explotación que recorta cada vez más los periodos de exclusividad comercial.
¿Qué pueden esperar los cines en 2022?
Los millennials seguirán siendo el salvavidas de las salas de cine
Como se desprende del estudio de QUORUM, aunque el regreso del público a las salas de cine ha sido irregular, hay una cosa clara: no han vuelto los que la industria esperaba. Muchos daban por garantizado al público más adulto y cinéfilo, confiando menos en los más jóvenes.
Sin embargo, la realidad constató que la tendencia fue justamente la inversa. Basta con echarle un vistazo a las cifras de recaudación para darse cuenta de que lo más parecido a las cifras de 2019 las consiguieron los blockbusters. Y no parece que esto vaya a cambiar.
Al contrario: con la amenaza de nuevas variantes del Covid-19 y la necesidad de completar la pauta de vacunación con nuevas dosis, no parece que el público más adulto tenga incentivos para volver.
Los blockbusters serán esencial para la taquilla
Este ha sido el resultado más visible de la nueva estrategia de las productoras, cuyas respectivas plataformas streaming devoraron muchos de los proyectos medios, que antes habrían ido a salas de cines. Tanto Disney como Warner decidieron derivar varios proyectos para su estreno directo en plataformas.
Esto deja a las salas unos estrenos muy polarizados: muy grandes o muy pequeños. Al margen del circuito de distribución más independiente, de impacto económico menos relevante, quedará por ver el efecto de los premios (como el Oscar) en el éxito comercial de otro tipo de títulos.
La ventana de exclusividad de los cines, aunque reducida de manera considerable, se mantendrá. No se descartan excepciones.
Al final el mayor temor de los cines —la generalización de los estrenos simultáneos en salas y en digital— no se ha hecho realidad.
La ventana de exclusividad se mantiene, aunque será mucho más corta, reduciendo considerablemente su potencial de ingresos. El plazo de 45 días toma cada vez más fuerza en el territorio clave (Estados Unidos), en donde Warner, Peacock y Paramount lo fijaron como norma.
También cabe esperar más experimentos day&date —cuando una película se estrena simultáneamente en cines y en servicios de streaming.
Peacock fue el último en anunciar un estreno de estas características. En Estados Unidos la comedia “Marry me” estrenará simultáneamente en salas de cine y en su plataforma.
Aumentará la presión del entretenimiento digital como alternativa sólida a la asistencia a las salas de cine
Durante la pandemia los cines criticaron la presión de los estrenos convencionales directos a plataformas streaming. Curiosamente, no parecieron darle importancia a otro tipo de entretenimiento que en la práctica también desincentiva la asistencia al cine.
Un estreno como el de “Alerta Roja”, una producción multimillonaria protagonizada por talento top de Hollywood, logró el impacto de un blockbuster sin pasar por taquilla.
Que el espectador tenga la percepción de que puede obtener un entretenimiento parecido al del cine en su casa y sin pagar una entrada comienza a ser una severa amenaza para los cines.
Se normalizará el estreno en servicio de suscripción como pay one (primera ventana digital de pago)
El SVOD comienza a ocupar el lugar antes reservado a la compra y alquiler digital. Que estudios como Warner o Universal den prioridad al estreno en sus propias plataformas manda un mensaje muy potente al mercado: quieren darle prioridad a su negocio digital, convirtiendo sus streamings en los beneficiarios directos de las campañas de marketing para su estreno en cines.
En la práctica, supone sacrificar el margen por producto (el costo de la compra o alquiler) a favor de asegurar un ingreso mensual constante (el costo de la suscripción). Pero es una inversión a medio plazo.
Los expertos coinciden que en un mercado saturado de plataformas la retención será el principal caballo de batalla entre compañías. El hecho de llevar a sus plataformas títulos de riguroso estreno ofrece un incentivo muy poderoso para quedarse.
Pero, al mismo tiempo, recortará su vida comercial y mirará el valor económico de las ventanas subsiguientes (televisión de pago y televisión abierta), a las que llegará el producto con una percepción de valor menor.
Desde sus orígenes el cine se ha visto obligado a adaptarse a los cambios que experimenta la sociedad, satisfaciendo necesidades y creando otras nuevas.
El Covid-19 ha impulsado a la industria a un terreno desconocido del que no parece que podamos aprovechar gran cosa del modelo precedente.
¿Matará internet a los cines? No lo parece. Como dijo Edward Vega en Voxdotcom, si los cines han sobrevivido a una pandemia tal vez son más fuertes de lo que pensábamos.
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