- Bianca Bustamante hizo historia al convertirse en la primera filipina en ganar una carrera de la F1 Academy.
- La piloto de 18 años enfrentó muchas barreras monetarias y de género a lo largo de su carrera.
- Bustamante habló con Insider sobre su camino en el automovilismo y lo que esta victoria significa para ella, sus padres y su país.
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Este es un ensayo basado en una conversación con Bianca Bustamante, una piloto de carreras de 18 años. En mayo, se convirtió en la primera filipina en ganar una carrera de la F1 Academy. Fue editado por su extensión y claridad.
No tuve un camino muy normal en el automovilismo. No es un deporte familiar en Filipinas, de donde soy, así que no había mucha gente que me ayudara a competir en carreras de autos.
Fue mi papá quien me introdujo a las carreras. Él es un expiloto de karts y tenía mucho amor y pasión por ello, pero desafortunadamente no pudo seguirlo por dificultades financieras. Cuando tuvo una hija, quiso mostrarle este mundo.
La primera vez es algo que nunca olvidas. La primera vez que conduje un kart fue cuando tenía tres años. Apenas podía caminar o decir mi nombre, pero ya tenía un volante en mis manos.
Recuerdo vívidamente lo feliz que estaba manejando y lo rápido que iba. Recuerdo la sonrisa que tenía en mi rostro.
Acelerando para el automovilismo
Viniendo de Filipinas, que no es un país muy rico, significa que valoro mucho el trabajo duro. Todo lo que me dieron en la vida, no fue en bandeja de plata. Tuve que trabajar el doble de duro para ello. Ese es especialmente el caso del automovilismo, un deporte generalmente reservado para personas con dinero.
Por ejemplo, teníamos que usar un automóvil más antiguo, un chasis más viejo, y eso a veces ralentizaba mi progreso. Al mismo tiempo, esto me empujó hacia adelante, porque sabía que si lo lograba, rompería barreras porque el dinero no te lleva tan lejos como el talento.
Otra barrera fue el género. En Asia, y especialmente en Filipinas, las mujeres no tienen tanto poder. Se les encasilla en un estereotipo en el que debe preocuparse por la familia, el hogar y que no seguir una carrera, mucho menos una en los deportes. No hay muchas mujeres pilotos de carrera.
A menudo, recibo críticas de personas que dicen: “Tal vez deberías soñar menos para poder avanzar más en la vida” o “Tal vez no deberías entrar en este mundo de hombres, donde puedes fallar en millones de maneras”.
Sin embargo, en mi cabeza sabía que si no perseguía lo que amaba, no sería una vida que valiera la pena. Así que tuve que apuntar a las estrellas.
Haciendo historia
Cuando compites en un auto de carreras, el deporte es tan físico como mental. Alcanzas velocidades increíbles: de 0 a 100 kilómetros por hora en 3.6 segundos. Tu cuerpo pasa por muchas cosas, como la fuerza G y la inercia.
Además de eso, estás inmersa en una batalla mental: cuando compites con otros autos, el que esté dispuesto a arriesgarse más será el que obtenga la mayor recompensa. La competencia no comienza cuando se apagan las luces. Comienza con semanas de anticipación.
Conseguir mi primera victoria en Valencia en la F1 Academy fue estimulante. Escuchar el himno nacional de Filipinas, que no se toca en el automovilismo desde hace mucho tiempo, fue un momento emotivo para mí.
Las carreras me han enseñado mucho fuera de la pista. Me enseñan muchas lecciones de vida, como aprender a lidiar con el fracaso, los obstáculos y los contratiempos.
Tuve que aprender a aceptar las derrotas. Al principio fue bastante duro, especialmente cuando era joven. Pierdes la carrera no porque haya sido necesariamente culpa tuya, sino porque el auto se descompone o el motor no arranca.
Hay un sentimiento de impotencia. Duele. No obstante, los mejores son los que no solo se enfocan en los resultados, sino en el crecimiento. Por eso es lo que más espero.
No solo ser la primera filipina en ganar una carrera de la F1 Academy, sino también la única filipina en ganar una carrera aprobada por la FIA, ha sido un gran honor.
Estoy representando a Filipinas y rompiendo barreras, y mis padres me están animando. Cuanto más lejos voy, más lejos va mi país.
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