• México es uno de los 25 países del mundo que enfrenta un mayor estrés hídrico.
  • Un desafío considerable es que una parte significativa del agua pluvial no se aprovecha adecuadamente.
  • Es indispensable que la suma de esfuerzos sea multidisciplinaria y multisectorial
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El Banco Mundial y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos (OCDE) estiman que alrededor de 68% de la población y el 71% del Producto Interno Bruto de México están altamente expuestos a los efectos negativos del cambio climático.

Este se manifiesta en diversos aspectos, uno de ellos es el agua, estando 9 de cada 10 desastres naturales relacionados con este elemento, según el Banco Mundial.

México es uno de los 25 países del mundo que enfrenta un mayor estrés hídrico, lo que significa que cada año se extrae una media del 40% del agua disponible para su uso.

Según la Red de Investigación en Agua de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), esto se debe inicialmente a la reducción de lluvias en las regiones altas de Michoacán y el Estado de México, áreas del país que abastecen las 12 presas que conforman el Sistema Lerma-Cutzamala, dos en el primer estado y cinco en el segundo, lo que resulta en bajos niveles.

Otro desafío considerable es que una parte significativa del agua pluvial, no se aprovecha adecuadamente y se mezcla con el agua de drenaje, resultando en una pérdida de este vital recurso sin su reutilización.

Si bien el 70% del agua del país se destina a la agricultura, existe un importante uso en el hogar y en las industrias por lo que hoy este sector requiere operar bajo un marco regulatorio estricto en términos del consumo del recurso hídrico.

La incorporación del uso de aguas tratadas en procesos productivos

Pero esto no es un problema, sino el hecho de que existe una gran oportunidad de actualizar la normatividad de este líquido para que se permita el uso de agua tratada en los procesos productivos de algunas industrias que actualmente no pueden hacerlo y se facilite la infiltración de agua en mantos acuíferos, por mencionar algunas acciones.

Sin duda alguna, el cuidado del agua debe ser corresponsabilidad tanto de la sociedad, las autoridades y de las empresas, ya que cada uno de estos actores juega un papel prioritario para su preservación.

En este sentido, no puede ni debe descartarse el poder de la educación y la concientización con campañas masivas de comunicación dirigidas a
la población donde se vea reflejada esa colaboración entre sector público y privado para promover y difundir a los consumidores mensajes que les ayuden a tomar acciones.

En el caso específico del agua, por poner un ejemplo, puede ser en los procesos de higiene y limpieza, promoviendo buenas prácticas
que generen ahorros en su consumo en la vida cotidiana, migración a productos que incluyan tecnología e innovación que apoyen la disminución en el uso de agua, energía e impactos al medio ambiente.

Cada vez mas empresas buscan sumarse a la economía circular

Lo cierto es que a nivel industria cada vez más compañías de distintos giros están migrando al modelo de economía circular y buscan implementar medidas para reducir el consumo hídrico en sus procesos, o bien, hacerlo de manera inteligente, sin dejar de lado mejorar su productividad, eficiencia y reducir costos.

Ejemplo de ello es el sector del cuidado personal y del hogar, el cual, al contribuir al desarrollo productivo y económico del país con la generación de 250,000 empleos –directos e indirectos–, enfoca parte de sus
esfuerzos en la gestión eficaz del agua. Lo hace a través de innovación en la cadena productiva como: uso de tecnología que permite reutilizar el 100% del agua en procesos industriales (logrando una reducción del 30% en el consumo); 20% del uso de dicho líquido con la creación de shampoos sólidos con empaques de cartón certificado; mejora en la eficiencia hídrica mediante la implementación de análisis de datos avanzados, por citar algunos.

Más participación en el diseño de políticas

Asimismo, las industrias requieren una mayor participación activa en el diseño de políticas públicas orientadas hacia la resiliencia climática enfocada a la gestión de cuencas, la infraestructura sostenible, instrumentos económicos que contribuyan a una mejor gestión
y protección del agua.

Es indispensable que la suma de esfuerzos sea multidisciplinaria, para que permita implementar proyectos diferenciados conforme a las principales necesidades del uso de este recurso en cada región y sector, entendiendo la
transversalidad de los retos que enfrentamos como país.

Solo mediante un compromiso conjunto y una labor colaborativa sostenida con acciones tangibles, viables e inmediatas por parte de la industria, los consumidores y los reguladores se podrá construir un futuro sostenible.

* Miguel Ángel Marín de la Parra es presidente del Consejo de CANIPEC.

Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

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