• El proyecto #NoMoreMatildas explica el ‘Efecto Matilda’ a través de tres cuentos en los que se reflexiona con cómo hubiera sido la vida de Einstein, Fleming o Schrödinger si hubieran sido mujeres.
  • Han diseñado un anexo para los libros de texto de 5º de Primaria con varias mujeres que cayeron en el olvido.

¿Qué sabríamos de Einstein si en vez de Albert se hubiera llamado Matilda?

¿Se diría que Fleming descubrió la penicilina si su nombre fuera Matilda? ¿Se hablaría del ‘gato de Schrödinger’ si en lugar de Erwin este físico fuera Matilda?

Con motivo del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, se pone de manifiesto cómo el ‘Efecto Matilda’ privó a muchas científicas de aparecer en los libros de historia. 

El proyecto se llama #NoMoreMatildas y es una campaña de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas cuyo objetivo es denunciar la invisibilización de las mujeres.

Lo hacen reinventando el relato a través de tres cuentos en los que se narran las hipotéticas vidas de Matilda Einstein, Matilda Fleming y Matilda Schrödinger.

Actualmente, está agotada la primera edición, aunque vendrán otras. Sí se pueden, empero, descargar a través de la web oficial.

En todos ellos se dan dos cifras paradigmáticas: en las asignaturas de la Educación Secundaria Obligatoria, la media de apariciones de mujeres es del 7.5 %, y el porcentaje de matrículas femeninas en las carreras científicas se sitúa en el 28.5 %. 

Matilda Einstein existió: se llamaba Milena Maric y fue la primera esposa de Albert

El cuento sobre esa hipotética Einstein mujer comienza con un prólogo de la periodista y escritora Ángeles Caso.

En él, asegura que Matilda Einstein sí existió: “Se llamaba Milena Maric, fue compañera de estudios de Albert Einstein y su primera esposa. Y, quizá, su colaboradora en la Teoría de la Relatividad”.

Sobre eso versa el cuento: el hipotético matrimonio entre Matilda Einstein y Milo Maric.

“El profesor llama a los niños ‘colega’. Oye, colega, no te despistes. Y a las niñas, ‘cariño’. Venga, cariño, termina la multiplicación. Lo hace sin ni siquiera darse cuenta. Los chicos son del club. Las chicas son algo a lo que cuidar y proteger”.

Así comienza la también periodista y escritora Carme Chaparro el prólogo del relato sobre Matilda Fleming, que se refugia en la pintura después de que la comunidad científica dijera que descubrir el efecto de la penicilina “había sido un hallazgo accidental”. 

En el cuento sobre Schrödinger, Matilda no es más que “la loca de los gatos, que abandonó su carrera científica para retirarse a una tranquila casa en la campiña inglesa”.

La ciencia como otras actividades está llena de prejuicios

La autora del prólogo es Adela Muñoz Páez, catedrática de Química Inorgánica y presidenta de AMIT-Andalucía.

Recuerda que “hubo un tiempo en el que creímos que la ciencia era una actividad libre de los prejuicios que impregnan toda nuestra vida.

Pero a finales de los años noventa, unas investigadoras suecas pusieron de manifiesto de manera irrefutable que, como toda actividad humana, la ciencia no era inmune a los prejuicios, incluidos los que consideran a las mujeres menos inteligentes, tenaces y brillantes que los hombres”.

Entonces, describe Muñoz Páez, “se organizó un enorme revuelo y en la Comunidad Europea se crearon comités y se diseñaron acciones para erradicar los sesgos de género que decían que las mujeres estaban menos capacitadas que los hombres para la ciencia.

Han pasado más de veinte años y los prejuicios siguen ahí. El problema no sólo no se ha resuelto, sino que muchas personas, incluidos algunos científicos, siguen sin verlo”.

¿Por qué el ‘Efecto Matilda’?

La denominación, explican en #NoMoreMatildas, es en honor de Matilda Joslyn Gage, que fue la primera activista en denunciarlo.

Tal y como apuntan en National Geographic, Joslyn se implicó de forma activa en la cruzada abolicionista, denunció el abuso y la violencia sexual contra mujeres y niños por parte de la Iglesia y apoyó las reivindicaciones de los nativos americanos.

Esto antes de que llegara el siglo XX, lo que le valió que la periodista y activista feminista Gloria Steinem dijera de ella que era “la mujer avanzada a las mujeres avanzadas de la época”.

En #NoMoreMatildas ponen ejemplos de algunas de esas mujeres que cayeron en el olvido, como Lise Meitner, Inge Lehman, Rosalind Franklin o Grace Murray Hopper.

Y han ido un poco más allá, ya que han diseñado un encarte con la historia de estas personas para que se pueda añadir a los libros de 5º de Primaria. 

Mencionan —como motivos para unir este anexo a los libros— la investigación de las universidades de Nueva York, Illinois y Princeton, llamada Gender stereotypes about intellectual ability emerge early and influence children’s interests, en la que se estudió el comportamiento de 400 niñas y niños, y se demostró que, debido a los roles sociales, las niñas se consideran menos “brillantes” que sus compañeros. 

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