• Las insolvencias que provocó la crisis del Covid-19 podría triplicar las pérdidas en el sector crediticio de 2020 a 2022.
  • Esto es equivalente a 1 billón de dólares o 2% del PIB mundial, de acuerdo con el Banco de Pagos Internacionales (BIS).
  • De no haberse implementado medidas de apoyo, este impacto podría haber sido 50% mayor, señaló la institución.

El Banco de Pagos Internacionales (BIS), que actualmente dirige el mexicano Agustín Carstens, advirtió que las pérdidas en el sector crediticio se triplicarían. Esto con respecto a los niveles observados previo a la pandemia. Este aumento se observará entre 2020 y 2022, al tomar en cuenta a las siete principales economías del planeta (G7).

El aumento de insolvencia en el sector corporativo ocasionaría que las pérdidas crediticias aumenten hasta el 1 billón de dólares. Este dato es equivalente a 2% de la producción económica global. Recientemente, el Instituto Internacional de Finanzas (IFF) señaló que la deuda global actualmente se ubica en 3.5 veces el Producto Interno Bruto (PIB) del planeta.

Según datos del IIF, la deuda corporativa no financiera, es decir, de compañías que no pertenecen al sistema financiero, fue equivalente al 100% de la economía global en el último trimestre de 2020. Este es un aumento anual de casi 8 puntos porcentuales.

El BIS indicó que las pérdidas podrían haberse disparado un 50% adicional sin las medidas de apoyo que implementaron las economías al sistema financiero y a las empresas. Esta institución reconoció la «inusual» y rápida recuperación en la actividad en la segunda mitad de 2020.

La crisis se ha concentrado en la deuda corporativa, no en los hogares

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Sin embargo, el BIS reconoció que el costo de la pandemia para el sector financiero global será menor que lo observado durante la Gran Crisis Financiera de 2008. Esto se debe a que la actual crisis se concentra en sectores corporativos.

Este representa una menor proporción de la actividad económica y la deuda que en ese entonces. En 2008, la crisis se concentró principalmente en la deuda de los hogares después de estallar la burbuja inmobiliaria.

Pero el BIS advirtió que su análisis es limitado. Su cálculo no considera otros factores como la creedibilidad de las compañías, su apalancamiento, estructura de su deuda o que sus activos estén sobrevaluados —factores que podrían aumentar el impacto.

«En contraste con la Gran Crisis Financiera, cuando la deuda de los hogares era el problema subyacente, en esta ocasión los signos de presión en las hojas de balance están en el sector corporativo, con un fuerte aumento en la deuda en este sector, en conjunto con una caída de la credibilidad crediticia», señaló el BIS en su informe de marzo.

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