• Mujeres de la comunidad otomí en la CDMX están haciendo muñecas Lele para intercambiarlas por alimentos, pañales y productos de higiene.
  • Originalmente, las mujeres otomíes venden sus muñecas, pero el confinamiento por no han podido obtener ingresos.
  • Las muñecas Lele, hechas de trapo, fueron declaradas patrimonio cultural de Querétaro en 2018.
 

Mujeres de la comunidad otomí en México hacen muñecas Lele, hechas de trapo, para canjearlas a cambio de víveres necesarios para subsistir en medio de la pandemia del coronavirus.

Sobre dos mesas improvisadas como mostradores en la Avenida Chapultepec de Ciudad de México, decenas de muñecas Lele (bebé en otomí) aguardan a que alguien quiera adoptarlas.

El precio de cada una es algún alimento, pañales o cualquier producto de limpieza, los que se necesitan urgentemente por decenas de familias de esta comunidad.

“Nos juntamos varias familias para organizar esto y poder cambiar nuestro producto, las muñecas, por despensa. Ahora nuestros maridos se quedaron sin trabajar”, dice Marisela Pérez, artesana de 30 años y mamá de tres niños.

Con sus compañeras, Pérez salía a la calle a vender las Lele — una de las variantes de la tradicional muñeca originaria de Amealco, Querétaro — a precios que iban desde los 50 hasta los 1,500 pesos.

Sin embargo, el confinamiento para evitar la propagación del Covid-19 convirtió a la CDMX, la más afectada por la enfermedad, en un desierto, por lo que estas mujeres se han quedado sin ingresos.

CLAUDIO CRUZ / AFP

Las muñecas Lele se roban el corazón de la gente

Casi 60 familias originarias de Santiago Mexquititlán (parte del municipio de Amealco) viven en el edificio frente al lugar en donde montaron este bazar callejero.

El inmueble exhibe murales y frases como “Orgullo Otomí”. Según datos oficiales de 2015, existen 667,038 otomíes, asentados principalmente en Hidalgo, Estado de México, Puebla, Veracruz y Querétaro.

Una mujer de la comunidad otomí hace una muñeca artesanal para intercambiar por productos en medio de la pandemia del coronavirus, 22 de mayo de 2020.
CLAUDIO CRUZ / AFP

Conscientes de no ser las únicas que se quedaron sin ingresos por la crisis, las artesanas optaron por el trueque.

“Todos ahorita en el mundo estamos iguales y pues dijimos: la despensa es lo que tienen a su alcance”, afirmó Pérez.

La comunidad cuenta con una ventaja: las carismáticas muñecas, declaradas patrimonio cultural de Querétaro en 2018, cautivan a las personas que pasan por ahí.

muñeca otomí
Un cliente sostiene una muñeca hecha a mano de la comunidad étnica otomí en la Ciudad de México, el 22 de mayo de 2020.
CLAUDIO CRUZ / AFP

Las hay de todos los tamaños. Las más pequeñas son de aproximadamente 10 centímetros de altura, mientras que las más grandes alcanzan los 45 centímetros.

En menos de una hora, más de una docena de personas pasaron a recoger las suyas a cambio de provisiones.

Algunos traen bolsas pequeñas de legumbres, arroz o cajas de leche. Otros más generosos desembarcan cargamentos, donde además de comestibles hay pañales, gel antibacterial o papel higiénico.

La comunidad otomí vive de las muñecas

Marisela y su compañera Marisol González dejan que cada persona escoja la muñeca que más le guste, según su propia conciencia o el dinero invertido en la despensa.

“Para lo hermoso de estos trabajos, creo que es muy poco lo que damos a cambio del esfuerzo que ellos hacen”, dice Javier Saucedo, activista de 51 años, que acompañó a su esposa por una muñeca pequeña.

Por otro lado, tres chicas del sur de la CMDX llegaron al bazar con nueve bolsas repletas de provisiones con un valor mayor a los 5,500 pesos.

“Lo vi en Instagram y dije, bueno, vamos a ayudar, junté a mis amigas y ¡vámonos!”, contó Pamela Cordero, de 35 años, quien planea regalar una muñeca a su tía.

Las chicas intercambiaron los productos por ocho muñecas de distintos tamaños y por una camiseta con diseños tradicionales. Marisol reconoció que su generosidad amerita que elijan lo que más les guste.

CLAUDIO CRUZ / AFP

No obstante, no todos los otomíes consideran el trueque un trato justo, dado lo laboriosa que resulta cada pieza.

“Nos tardamos como tres horas en una muñeca. Todo lo hacemos a mano”, explicó Alejandra Macedonio, de 40 años, también de Santiago Mexquititlán.

“Es de lo que vivimos”, añadió Macedonio, que confía en volver pronto a las calles para venderlas.

Si te interesa apoyar a la comunidad otomí, puedes hacer tu trueque en AV. Chapultepec #342 col. Roma, Alcaldía Cuautémoc.

Con información de AFP.

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