• Dos de las tres agencias más importantes han respaldado la calificación crediticia del país, en medio de la crisis económica.
  • Sin embargo, S&P aún percibe riesgos, sobre todo por la relativa baja recaudación a personas y empresas, así como la deuda de Pemex.
  • S&P indicó que si México aumenta la confianza de los inversionistas y propone una reforma fiscal, podría mejorar su perspectiva.

Los inversionistas pueden seguir confiando en que México cumplirá con sus deudas de largo plazo en moneda extranjera. La agencia S&P mantuvo sin cambios la calificación crediticia de México en BBB.

S&P es la segunda agencia que mantiene sin cambio la nota soberana del país en medio de la actual crisis económica, lo que fue tomado como un voto de confianza por la Secretaría de Hacienda.

Recientemente, Fitch confirmó la nota de México como «estable» en BBB- lo que confirma cierta confianza en la economía mexicana, al mantener un «acceso al financiamiento a los mercados nacionales e internacionales en condiciones favorables», señaló Hacienda.

Esto es benéfico ya que en medio de esta crisis económica, una rebaja en la calificación hubiera representado un escenario complicado para las finanzas del país. Una situación así podría aumentar el costo de financiamiento para el gobierno mexicano. Generalmente una nación con mayor riesgo económico, tiene que pagar más para obtener financiamiento, y eso tiene un impacto en la deuda pública.

La otra agencia más importante es Moody’s, pero todavía no ha determinado si bajará o no su nota. Actualmente mantiene una perspectiva negativa y se prevé que tome una decisión próximamente.

Pero a pesar de que S&P sostuvo la nota de México, todavía mantiene una «perspectiva negativa». Eso quiere decir que la calificación continúa en revisión y podría disminuir en los próximos 12 a 18 meses, dependiendo de cómo se comporte la economía mexicana.

Calificación estable, pero México aún enfrenta problemas

Algunos problemas que ve S&P es que el gobierno mexicano no ha logrado aumentar la cantidad de impuestos que recauda de forma significativa.

«Manejar la presión sobre las cuentas fiscales de México frente a los shocks económico y del precio del petróleo ha sido un desafío para los estrategas de políticas durante varias administraciones», consignó S&P.

Con la caída de los precios del petróleo, los ingresos del sector público cayeron de forma anual 43% durante los primeros diez meses del año. Y a pesar de que los ingresos por el pago de impuestos de personas y empresas aumentó 3% en el mismo lapso, los ingresos del sector público en su totalidad cayeron 5%, según datos de Hacienda.

Para S&P, México tiene «una estrecha base» de ingresos provenientes de los impuestos provenientes del sector privado. Esto a pesar de los esfuerzos que ha hecho en los últimos cinco años para aumentar su captación. A la agencia, también le preocupa que los ahorros que tenía México en sus fondos de estabilización se hayan utilizado en 2019 y «se espera que se agoten casi completamente en 2020».

Las finanzas de Pemex, un riesgo para la calificación de México

A pesar de que Pemex aporta con sus ingresos al presupuesto federal, las deudas de la petrolera mexicana es uno de los «riesgos fuera del presupuesto». Además, «podrían empeorar nuestra evaluación», advirtió S&P. Es decir, las deudas de Pemex son un riesgo para el país, debido a que están respaldadas por el gobierno mexicano.

En caso de que México tenga que asumir las deudas de Pemex —algo conocido como un pasivo contingente— empeoraría la situación financiera del país. Eso pondría en riesgo su calificación soberana.

«El perfil financiero de la estatal Petróleos Mexicanos (Pemex), se debilitó significativamente durante los últimos cinco años, y todavía más en 2020», advirtió Moody’s.

Si el gobierno mexicano alienta la confianza y la inversión hay esperanza

Por otro lado, si el gobierno mexicano «alienta la confianza de los inversionistas y la inversión privada, podría mitigar la debilidad estructural del panorama de crecimiento del PIB, lo que ayudaría a reforzar las finanzas públicas», indicó S&P.

La agencia también señaló que después de las elecciones intermedias que se celebrarán en México el próximo año, podría darse una reforma fiscal. Lo que podría aumentar los impuestos o cambiar su estructura. Esto «podría reforzar la flexibilidad presupuestaria y ampliar la base tributaria no petrolera».

Y si se cuidan las finanzas de Pemex, México podría incluso cambiar su perspectiva de negativa a estable en los próximos 12 a 18 meses.

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