• Los eventos culturales no solo tienen un impacto positivo en la esfera social y recreativa de la población, sino que inciden en la economía.
  • El creciente acceso a la tecnología ha traído consigo oportunidades innovadoras para que los festivales amplíen su alcance y su grado de influencia en lo medioambiental.
  • Los festivales son también plataformas de comunicación, compromiso y desarrollo de las economías.
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Los festivales culturales y artísticos, conocidos por celebrar la creatividad y conectar a las comunidades, se enfrentan al reto de comprometerse también con el desarrollo sostenible en sus regiones y más allá.

Con el apoyo de algunas iniciativas, los organizadores de festivales de varios países de América Latina han tenido la oportunidad de transformar sus prácticas, reducir el impacto ambiental y crear un futuro más sostenible.

Históricamente los eventos culturales no solo tienen un impacto positivo en la esfera social y recreativa de la población, sino que inciden en la economía, no solo de aquellos que participan directamente, sino de las comunidades en las que se llevan a cabo. 

Por ejemplo Manaos, en Brasil, ilustra el poder transformador de los festivales. En el pasado, esta ciudad desarrollada por la explotación del caucho, se enfrentó a un declive económico cuando esa industria se debilitó.

Tras la revitalización del Festival de Ópera del Amazonas, el municipio recuperó su vitalidad cultural, atrajo turistas y generó más de 570 puestos de trabajo. Por eso es considerado un caso de éxito sobre cómo los festivales pueden revitalizar zonas urbanas, estimular al turismo y a la economía.

Es de destacar que la experiencia de los carnavales y festivales, también sufre una profunda transformación en la esfera digital.

Festivales y oportunidades innovadoras

El creciente acceso a la tecnología ha traído consigo oportunidades innovadoras para que estos eventos amplíen sus niveles de alcance y su grado de influencia, lo que debe explorarse positivamente en beneficio de la sociedad, implicando a millones de personas en torno a retos sin precedentes, tales como el que hoy enfrentamos a nivel medioambiental.

Para que el impacto positivo de los eventos culturales sea total, es necesaria la creación de nuevas prácticas para que se produzca de forma sostenible.

Dicha idea ha dejado de ser solo teórica, y por fortuna, la creación de diversos mecanismos sostenibles en varios eventos a nivel mundial demuestra la genuina preocupación por la situación ambiental y que la oportunidad de cambio es real. Veamos algunos buenos ejemplos.

En Estados Unidos, se llevó a cabo un estudio sobre el Festival de Música y Artes del Valle de Coachella, el cual reveló que 80% de las emisiones de carbono asociadas a los festivales de música proceden del desplazamiento del público, lo que permitirá tomar medidas al respecto.

En tanto en México, festivales como el Corona Capital lograron certificaciones de eventos sostenibles, mientras que en Brasil, la edición de 2023 de Lollapalooza supuso la eliminación correcta de más de 352.000 artículos de plástico, lo que demuestra un compromiso real con la reducción de residuos.

Desarrollo sostenible

Asimismo, una colaboración entre los festivales de música Bahidorá, en México, y Glastonbury, en el Reino Unido, dio lugar a la creación de Re:Set Gallery, una una plataforma virtual que ofrece la oportunidad de compartir experiencias y prácticas sostenibles, fomentando cambios positivos en todo el ecosistema cultural y artístico.

De esta manera observamos que, mucho más allá del aspecto cultural, los festivales son también plataformas de comunicación, compromiso y desarrollo de las economías.

El compromiso del público, así como el manejo adecuado del desplazamiento de personas y de residuos son aspectos centrales a considerar para que el segmento cultural también se fortalezca como un motor capaz de impulsar la adopción de soluciones sostenibles, convirtiendo a todos los implicados en pioneros de la promoción del desarrollo sostenible.

Al respecto de lo anterior, surge también como una interesante iniciativa del British Council, el programa Cultura Circular, el cual se define como un fondo global que cada año entrega entre $220 mil a $441 mil pesos mexicanos a desarrolladores de eventos culturales para lograr generar acciones que hagan de los eventos masivos actividades más sustentables.

Si bien es cierto que existen diversas áreas de oportunidad, hacer más sustentable a la cultura también es una gran manera de ayudar a la sociedad a avanzar hacia la transformación medioambiental.

Esto convierte a los eventos en agentes de cambio positivo, y le da la oportunidad a los organizadores de festivales de ser líderes en el tema de sostenibilidad, inspirando al público, influyendo en más sectores y desarrollando un movimiento cada vez más amplio hacia un mundo más ecológico y consciente.

* Isabel Gil es Directora de Artes del British Council para México. Con 13 años de experiencia ha trabajado en las industrias creativas, el emprendimiento, el urbanismo cultural, la educación, así como la gestión y producción de proyectos, tanto en el sector privado como en el público.

Las opiniones publicadas en esta columna son responsabilidad del autor y no representan ninguna posición por parte de Business Insider México.

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