• South Pole, consultora especializada en medioambiente, asegura que el consumo energético de bitcoin creció 80% desde 2020.
  • Utiliza una cantidad de energía similar a la de países como Holanda, Noruega o Alemania, señala su responsable de Desarrollo de Negocio.
  • Las criptomonedas llegaron para quedarse, pero se debe buscar reducir la huella de carbono de esta industria.

Mauro Accurso es el responsable de Desarrollo de Negocio de South Pole, una consultora suiza especializada en sostenibilidad. En pleno debate sobre el perjuicio que las criptomonedas causan en el medioambiente; este experto acepta que el bitcoin y las otras divisas digitales llegaron para quedarse. Pero “hay que trabajar muy seriamente en la descarbonización de la industria ‘cripto'».

En entrevista con Business Insider España, Accurso deja muy clara su posición: “En el largo plazo, no tengo duda de que descarbonizaremos la industria cripto; pero hay que acelerar ese proceso lo más posible para cumplir con el Acuerdo de París y que blockchain sea parte de la solución y no del problema”. 

De hecho, Accurso da algunas cifras preocupantes (que otros rebatirían): “Desde principios de 2020, el consumo energético solo de bitcoin aumentó 80%; y ya utiliza una cantidad de energía similar a la de países como Holanda, Noruega o Argentina. Minar criptomonedas como bitcoin significa poner a trabajar muchos ordenadores conectados a la red eléctrica para resolver problemas matemáticos y 98% de los que minan no tienen éxito; con lo cual se desperdicia una gran cantidad de energía. Entonces, la huella de carbono de una criptomoneda se calcula según la producción energética del país donde se mina. Y si pensamos que más de la mitad del minado sucede en China, eso significa que una gran parte proviene de la quema de carbón”.

“Es una buena señal que los grandes inversores estén presionando para que la tecnología sea cada vez menos dañina con el medioambiente”

Poco después de anunciar todo lo contrario, Elon Musk informó que su empresa, Tesla, ya no aceptaría el pago con bitcoin. Hace solo cuatro días, volvió a impulsar el precio de la criptomoneda al contestar a un tuit de Cointelegraph dejando la puerta abierta a que Tesla vuelva a aceptar bitcoin. Eso sí, “cuando se confirme que se utiliza alrededor del 50% de energía limpia en su minería”.

Al respecto, Accurso afirma que “la realidad es que al no aceptar el pago con esta criptodivisa, Tesla logra reducir el impacto ambiental de sus transacciones. Pero ese impacto de bitcoin no era algo que no se supiera antes, así que no está claro la motivación de dicha decisión. Al mismo tiempo, si Tesla sigue invirtiendo en bitcoin también es responsable de esas emisiones de CO₂ como inversor, aunque no la acepte para transacciones. Lo interesante es ver si esas decisiones sirven para que los mineros usen más renovables o las criptomonedas sean más eficientes en el futuro”.

Elon Musk es uno de los multimillonarios que entraron de lleno en el mundo cripto. Esto, según el responsable de South Pole, es positivo: “Es una buena señal que los grandes inversionistas estén presionando para que la tecnología sea cada vez menos dañina con el medioambiente. Eso puede impulsar mejoras e innovación en la industria. Por ejemplo, el nuevo Crypto Climate Accord es una iniciativa privada. Busca que todas las blockchain globales funcionen 100% con energías renovables para 2025 y desarrollar un estándar de código abierto que facilite contabilizar las emisiones de CO₂ de la industria criptográfica para llegar realmente a 0 emisiones netas en 2040”.

“Será interesante ver si el mercado premia a las criptomonedas más verdes”

Ante estadísticas y porcentajes como los que proporciona Accurso, aparecen otros estudios que restan enjundia al daño medioambiental de bitcoin. Uno de ellos lo presentó Galaxy Digital —la firma de criptomonedas de Mike Novogratz—, y aseguraba que el bitcoin usa la mitad de energía que el sistema bancario tradicional. 

Accurso no lo comparte, y lo expresa de manera suave: “Creo que el problema es tratar de comparar dos cuestiones que tienen dimensiones totalmente diferentes. Según Digiconomist, una transacción de esta criptodivisa genera la misma cantidad de emisiones de CO₂ que 1.2 millones de transacciones VISA. Y, aunque VISA no represente perfectamente el sistema financiero global, la misma fuente destaca que una transacción de bitcoin requiere miles de veces más energía que una transacción promedio en el sistema financiero general. No hay excusa para no buscar reducir la huella de carbono de bitcoin y de toda la industria”.

Seguro de que ese es el camino a seguir, y convencido de que será la linde que se andará, el experto en sostenibilidad y medioambiente se pregunta si el mercado premiará “a las criptomonedas más verdes, que utilizan los procesos más eficientes y menos intensivos en energía”. 

Mientras se vayan masificando las monedas digitales, sostiene, “mayor será su rol en el sistema financiero global y en el día a día de los ciudadanos. Al igual que con cualquier otro sector de la economía, es importante que la conversación público-privada contribuya para solucionar la crisis climática que atravesamos”.

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