• Los premios Oscar 2024 se celebrarán este domingo 10 de marzo.
  • Hay 10 cintas que se encuentran en la contienda por ganar la estatuilla más importante de la noche: mejor película.
  • Expertos en los temas que cada una de ellas trata comparten cuáles fueron las conclusiones que nos dejaron.
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La 96ª entrega de los premios Oscar se celebrará este domingo 10 de marzo en el Dolby Theatre de Los Ángeles, California.

Este año, hay 10 cintas que se encuentran en la contienda por la estatuilla más importante de la noche: mejor película.

The Conversation pidió a 10 expertos en los temas que trata cada una de las nominadas a este Oscar para hacer una breve reseña y compartir sus conclusiones.

Escribir sobre los estereotipos en American Fiction

La cuestión de la inclusión en los premios Oscar ha sido un debate polémico en los últimos años. Que este año esté American Fiction entre las 10 nominadas a mejor película parece una reflexión tan pertinente y, al mismo tiempo, irónica como lo es el propio film.

Basada en la novela Erasure de Percival Everett, la película plantea cuestiones como la inclusión real que existe detrás de la representación estereotipada de una comunidad (en este caso la afroamericana) en el arte si dicha representación deja fuera a parte de dicha comunidad e incluso puede resultar ofensiva para quienes no se sienten identificados con ella.

Es decir, ¿es una historia “negra” el relato de una familia afroamericana de clase media con una casa en la playa? ¿O solo lo es la de una banda violenta del gueto?

“Es primordial escuchar a las voces negras ahora”, se dice repetidamente en la película. Sin embargo, al mismo tiempo se cuestiona qué deben contar exactamente esas voces y quién tiene la autoridad moral para contar ciertas historias.

Esas son las preguntas que le surgen al protagonista, Thelonious Ellison, para las que la respuesta no puede ser blanco o negro.

El propio Ellison llega a esa conclusión tras escribir una novela con los estereotipos que él desprecia. Sí, dicha representación no es realmente inclusiva. Sí, esas historias pueden ser contadas y consumidas por personas ajenas a esa realidad. Pero también siguen siendo lo que la sociedad demanda.

American Fiction propone que quizá la pregunta pertinente no es tanto si la representación es necesaria. Tampoco si dicha inclusión es real o forzada. En lo que hay que enfocarnos es por qué existe esa demanda.

¿Podemos acallar nuestras conciencias mientras damos visibilidad a problemas reales, pero estereotipados? Cada uno que juzgue por sí mismo.

*Patricia San José Rico es profesora de Filología Inglesa especializada en el estudio del trauma en la literatura afroamericana contemporánea de la Universidad de Valladolid.

No es ser inocente, sino probarlo en Anatomy of a Fall

La directora Justine Triet pudo titular su obra Anatomy of a Process (Anatomía de un proceso, en español), ya que toda la cinta encierra una interesante reflexión sobre relevantes conceptos procesales: presunción de inocencia, garantías para entender el proceso y ser entendido en él, relevancia de la actividad probatoria, prueba indiciaria, acusación y defensa, principio in dubio pro reo (es decir, ante la duda, a favor del reo).

Prácticamente los 150 minutos de la película nominada al Oscar se centran en el juicio a Sandra, no solo juzgada por el hecho que se le imputa sino por todo: su forma de entender la pareja, su manera de vivir la maternidad, sus preferencias sexuales, su dedicación al trabajo, etc.

Sandra debe demostrar su inocencia en un ejercicio de activa defensa, aunque en los ordenamientos modernos corresponda a la acusación la carga de probar la culpabilidad más allá de toda duda.

El proceso contra Sandra se convierte en un lugar donde se analizan todos los aspectos de su vida y peculiar personalidad. Todo parece estar en su contra, porque la acusación sabe que, si no tiene éxito, no se producirá la condena.

Sin embargo, lo que queda probado en el juicio del largometraje no es su culpabilidad o inocencia, sino otra idea: no es lo que sabemos que somos, sino cómo aparecemos ante quién nos juzga.

*Rosa Rodríguez Bahamonde es profesora de derecho procesal en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

El feminismo neoliberal de Barbie

Como Millennial, crecí jugando con Barbie. Por eso, al igual que muchas mujeres de mi generación, acudí a la sala de cine con curiosidad por comprobar cómo se ingenió Greta Gerwig —directora y coguionista de la película— para no caer en la perpetuación de un discurso patriarcal a la hora de representar a la muñeca de Mattel.

La cinta nominada al Oscar sorprende por la capacidad de la directora para humanizar a Barbie. Ella deja de ser un objeto para convertirse en un sujeto que siente.

Gerwig acaba con el sueño ideal de Barbie, la despoja de su falsa alegría mostrando que los ideales de belleza y forma de vida que proyecta son inalcanzables.

¿Supone esta reconfiguración de Barbie la muerte del sueño americano? Quizás sí. No obstante, Gerwig no escapa a la reproducción de los ideales postfeministas y neoliberales centrados en la autosuperación y la creencia de que los problemas colectivos han de superarse individualmente.

Es una buena película para reír mientras vemos cómo el capitalismo avanza y se reapropia de los últimos reductos de lucha social, como el feminismo.

* María Medina-Vicent es profesora de Filosofía y estudiosa de la teoría política feminista en la Universitat Jaume I.

La banalidad del mal de The Zone of Interest

La cinta, que también está nominada al Oscar en la categoría mejor película internacional, refleja de forma diáfana el concepto “la banalidad del mal”. Este fue acuñado por Hannah Arendt en su libro sobre el nazi Adolf Eichmann.

Lo hace a través de la actitud que adoptan los integrantes de la familia del comandante de Auschwitz durante la Segunda Guerra Mundial. Ellos viven en un hogar idílico que prácticamente comparte pared con un campo de concentración.

El director, Jonathan Glazer, concede todo el protagonismo a la vida cotidiana que transcurre —serena y apacible— a este lado de la alambrada. Ignora los gritos y sonidos de un tren que se perciben (porque nunca se ven) al otro lado del muro.

La escena de la esposa probándose un vestido de una mujer judía y pintándose los labios con un labial que encontró en el bolsillo de un abrigo de piel, o la diversión de uno de sus hijos pequeños jugando con muelas de oro, dejan patente la indiferencia de la familia, su frialdad y falta de compasión.

La banalidad del mal cobra fuerza igualmente en el comportamiento del marido, Rudolf Hoss, quien, carente de sensibilidad y conciencia moral, abusa sexualmente de una prisionera y se despreocupa por las consecuencias de sus deseos.

Como si el exterminio y la incineración —que son sugeridos a través del humo incesante de la chimenea–—no tuvieran que ver nada con él.

*Francisco Javier Blázquez Ruiz es catedrático de Filosofía del Derecho, Bioética e Inteligencia Artificial en la Universidad Pública de Navarra.

La responsabilidad de conocer el pasado en Killers of the Flower Moon

En Killers of the Flower Moon, Martin Scorsese plantea un drama histórico ubicado en la Oklahoma de la década de 1920. La cinta cuenta la historia de un crimen invisibilizado que se cometió en la nación Osage.

La película nominada al Oscar muestra algo de lo que la historia de los Estados Unidos no se ha ocupado demasiado y que no se enseña de forma generalizada: la expoliación capitalista y el colonialismo histórico salvaje hacia los pueblos originarios americanos.

Dar voz a este tipo de historias en la actualidad es parte de un movimiento social y cultural en auge. Sin embargo, sería bueno considerar estos relatos desde una perspectiva decolonial y narrarlos desde las propias comunidades con la voz de sus integrantes. Ya existen ejemplos en otros países del mundo.

La producción de este tipo de películas genera un impacto importante. No obstante, lo es aún más la existencia de una reforma estructural en los currículos escolares de Historia. Allí sigue existiendo un ensordecedor silencio sobre el tema.

* Gonzalo Andrés García Fernández es historiador especializado en enseñanza de la historia en la Universidad de Alcalá.

La soledad en The Holdovers

Un profesor cascarrabias, un estudiante problemático y una jefa de cocina que perdió a su hijo en la guerra de Vietnam son “los que se quedan” durante la Navidad de 1970 en la Barton Academy. Este es un internado de élite en Nueva Inglaterra, Estados Unidos.

En película nominada al Oscar enseguida se evidencia la soledad de cada personaje, derivada de la carencia de relaciones interpersonales afectivas y significativas.

La convivencia obligada de los tres es inicialmente explosiva y está cargada de emociones negativas de rabia y amargura.

Sin embargo, con el paso de los días, en el trato cotidiano y, especialmente, durante el furtivo viaje a Boston del profesor y el estudiante, las personas de esta obligada familia navideña se van abriendo a la comunicación, la empatía, la ayuda, la complicidad y el disfrute conjunto.

La soledad va dejando paso al logro de, finalmente, tejer lazos afectivos de amistad, compromiso y preocupación por el bienestar del otro.

La película, hecha con gran sensibilidad, provoca la cercanía con los personajes y nos invita a pensar.

* Inés Monjas Casares es profesora de Psicología en la Universidad de Valladolid.

Ser director de orquesta en Maestro

Vivir con un genio no debe ser fácil, y sin duda Leonard Bernstein lo era. Su carismática personalidad y su enorme versatilidad dieron un merecido prestigio y una popularidad inusual en el universo de la música clásica.

Definido como un “hombre del Renacimiento”, destacó como director orquestal, dotado de una expresividad que, lamentablemente, en Maestro se torna en un histrionismo muy alejado de la elegancia natural del personaje.

Menos conocida es su obra, que combina lo popular con lo clásico, lo mundano con lo trascendente. Fue también un magnífico pioanista, docente y escritor.

La película intenta retratar su ansia de no renunciar a nada en la vida, de explorar todas sus facetas, con el correspondiente impacto en su ámbito personal y en su matrimonio con Felicia Montealegre.

Desafortunadamente, este retrato se torna en una injusta caricatura del personaje que desdibuja sus logros. Compensémoslo aprendiendo de sus maravillosos conciertos para jóvenes, que consiguieron generar en el gran público el amor por la música clásica que fue el centro de su vida.

* Cristina Simón es musicóloga e investigadora de la organización de equipos en el mundo de las orquestas en la IE University.

El dilema de Oppenheimer

Oppenheimer —la película que este año tiene más nominaciones al Oscar, con un total de 13— narra la historia de J. Robert Oppenheimer. Él fue un físico teórico que tuvo un papel crucial en el desarrollo de la primera bomba atómica durante del Proyecto Manhattan, un acontecimiento que marcó el comienzo de la era atómica.

La película dirigida por Christopher Nolan se inspira en el libro biográfico sobre el físico, Prometeo americano (2005), escrito por Kai Bird y Martin J. Sherwin.

También aborda otro aspecto fundamental: la moralidad de los avances científicos. Oppenheimer se vio profundamente afectado por el poder destructivo de sus descubrimientos y comenzó a cuestionarse las implicaciones morales de su creación. 

Este dilema lo acompañó el resto de su vida: ¿acaso la bomba sería promotora de vida gracias a la energía nuclear, o se convertirá en el destructor del mundo?

Finalmente, Oppenheimer empleó su posición como asesor jefe en la creada Comisión de Energía Atómica para detener la expansión de armas nucleares.

* Víctor Javier Llorente Lázaro es investigador en Mecánica de Fluidos y Matemática Aplicada en la Universidad de Granada.

La mirada masculina en Poor Things

Muchas conversaciones sobre Poor Things giran alrededor de la pregunta de si el personaje de Bella Baxter es feminista. La película, desde luego, es muchas cosas: visualmente vibrante, entretenida y de una exquisitez estética que, efectivamente, acompaña a Bella en su viaje de asombro y autodescubrimiento.

También es verdad que toca varios temas que el movimiento feminista ha reivindicado siempre: poner en evidencia el patriarcado y sus mecanismos, la lucha por la autonomía, la liberación del escrutinio social, etc.

Sin embargo, Bella parece ser la enésima víctima de la mirada masculina, no solo de los personajes que la quieren poseer y controlar, sino también —y a pesar de todo— de los creadores de la película.

Es una mirada que no ve a Bella como una mujer de carne y hueso, sino que la pone en un pedestal, venerada inicialmente como virgen, más adelante como prostituta feliz y finalmente como femme fatale inalcanzable. Eso sí, siempre empoderada y con agencia.

Este “empoderamiento” recuerda a las representaciones posfeministas del girl power de finales de la década de 1990 y principios de 2000. En la retórica posfeminista, la libre elección, como la que ostenta Bella, es simplemente un discurso que oculta nuevas formas de sexualización y cosificación de las mujeres jóvenes (guapas, cis-hetero, blancas y de clase media).

Por esto, y muchas otras razones, Poor Things parece más una fantasía masculina, metida en un “maravilloso” embalaje de película de autor, en lugar de una película feminista.

* Cilia Willem es profesora e investigadora, dirige la Unidad de Igualdad de la Universitat Rovira i Virgili.

Sentirse extranjera en Past Lives

Past Lives es una película nominada al Oscar que contiene emoción, reflexión y también algo de tristeza. Es sobre el amor y los espejismos del “yo” en una situación de migración internacional, sobre las vidas que pudieron ser y no fueron cuando uno se traslada a otro a país y deja el propio atrás.

A través d la protagonista, Nora, la cinta habla de la experiencia de vivir entre dos mundos: el de origen, donde se creció, se aprendió el lenguaje y la cultura, y al que se perteneció; y el nuevo, al que los migrantes tienen que aprender a adaptarse, mientras, habitualmente, sufren rechazo y son representados de manera negativa, como extraños que no forman parte de la comunidad local y nacional.

No obstante, y a pesar de su belleza, Past Lives no habla de la experiencia colectiva de la migración, sino sencillamente de una manera concreta de migrar e integrarse en la nueva sociedad. Es una forma significativa, pero minoritaria: por elección y en buena situación económica.

A diferencia de los protagonistas, la mayoría de los inmigrantes en nuestros países son incorporados “en el fondo” de la estructura social, y deben vivir sus historias no solo entre dos mundos, sino desde condiciones de vida y trabajo tremendamente restrictivas y vulnerables.

* Juan Iglesias Martínez es investigador y profesor del Instituto Universitario de Estudios sobre Migraciones en la Universidad Pontificia Comillas.

Este artículo se publicó originalmente en inglés.

* The Conversation es una fuente independiente y sin fines de lucro de noticias, análisis y comentarios de expertos académicos.


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